Entrevista al Dr. Eugenio Zaffaroni – Reforma Constitucional

Esta nota la realizamos en junio de 2011 y la volvemos a publicar porque nos parece relevante por los temas que se están debatiendo acaloradamente en la sociedad, como la reforma constitucional o la reelección presidencial. El ministro nos recibió en su hermosa casa de la calle Boyacá al 1000, del barrio de Flores. La charla se desarrolló en la biblioteca, una enorme sala de pisos antiguos de madera muy bien conservada. De ánimo sereno comenzó hablando acerca de su propuesta de reforma política para crear un sistema parlamentario con la idea de generar un debate que considera muy importante para el futuro de nuestro país.

 

 

 

– ¿Cuáles son las causas, las ideas, para proponer de su parte un sistema parlamentario que suplante al presidencialista?

– Bueno, básicamente creo que la Argentina se ha caracterizado por el penelopismo, ¿no? Si uno teje durante el día otro desteje a la noche, lo cual nos ha traído una serie de dificultades y creo que es un mal que tenemos que tratar de conjurar en la actual coyuntura del mundo. En estos tiempos se está moviendo todo, no sabemos para donde va el mundo y cuanto más unidos estemos en algunas políticas de estado vamos a transitar con menores riesgos este tiempo turbulento. Esto requiere prever algunas cosas, que no las veo en el futuro inmediato, pero que son inevitables en una democracia. Toda democracia en algún momento tiene una crisis, pueden pasar cinco, diez, quince años, pero la dinámica de la política hace que eso suceda. No se, tal vez yo estoy todavía impactado por lo del 2001, pero creo que tenemos que desarrollar un sistema parlamentario que quizá a veces impida avanzar muy rápidamente, pero que por otro lado es un reaseguro frente a las crisis recurrentes. Si en algún momento tenemos un gobierno que no funcione, tenemos que tener un sistema que posibilite ante una crisis política dar paso a otro gobierno sin un trauma institucional.

– ¿La idea es cercana al modelo italiano?

– Modelo italiano, modelo alemán, modelo portugués, etc. No digo los modelos monárquicos pero las monarquías constitucionales son también parlamentarias, por supuesto, pero eso no es para nosotros, si lo es, un modelo parlamentario que es el modelo predominante en Europa Continental, la India, Israel.

– ¿Cuáles son los pasos para concretar esta propuesta?

– De llevarse a cabo este cambio debería haber un acuerdo entre las fuerzas políticas. Nuestra constitución, por suerte, es una constitución rígida, no se puede modificar fácilmente. Requiere el acuerdo de los dos tercios de las dos cámaras para habilitar una reforma y posteriormente la convocatoria a una asamblea constituyente. Yo no soy partidario de constituciones flexibles que se puedan ir modificando a cada rato, algunas hay. En nuestro caso por suerte, es bastante rígida. Creo que el mejor sistema es un sistema parlamentario. Lo propongo un poco de manera provocativa, porque estoy seguro que tenemos que discutir a fondo nuestro sistema institucional. En algún momento las fuerzas políticas se tienen que reunir y decir: haber ¿estas reglas políticas que tenemos son las mejores?

– Con el sistema parlamentario que propone, ¿no hay peligro de ir hacia un bipartidismo rígido al estilo americano?

– Lleva de alguna manera al bipartidismo, pero fuerza dos coaliciones y dentro de las dos puede haber varios partidos. Y bueno, parece que si se fuerzan dos coaliciones, una de centroizquierda y otra de centroderecha me parece sano que haya dos fuerzas de esa naturaleza. No importa cuantos partidos vayan a la elección porque después se tienen que poner de acuerdo, se tienen que coaligar. A la larga, en muchos años puede haber bipartidismo. A la larga si hay un electorado cautivo durante muchos años puede llegar a haber un inconveniente: que un tercer partido chiquito pueda decidir quien gobierna, cosa que pasó en Alemania, pero bueno, ese problema lo tendríamos en la Argentina dentro de treinta o cuarenta años (risas), en cuarenta años ¡qué piensen otra reforma! . Si uno lo mira en perspectiva esto podría pasar en la Argentina dentro de muchos años, en la situación política Argentina tardaría mucho en pasar una cosa así.

– Algunos medios lo acusan de promover la reelección eterna de la presidenta en su propuesta de reforma..

– Lo que yo estoy proponiendo no es nada coyuntural y por otra parte la presidenta dijo varias veces que no tiene esa intención. Una reforma de esa naturaleza (cambiar del sistema presidencialista al parlamentario) podría mantener las mismas inhabilitaciones reelectorales, no es ese el punto de ninguna manera. Bueno, en una campaña electoral todos tienen la picardía de leerlo en clave electoral, pero no pasa por ahí la cosa, después si, más adelante, en el desenvolvimiento normal del sistema parlamentario un gobierno se puede quedar todos los años que quiera por la vía parlamentaria, pero el día que perdió se tiene que ir.
No por eso son dictadores, nadie piensa que Churchil haya sido un dictador o que Felipe González haya sido un dictador.
Después se va a terminar esto de la re-re-elección porque el gobierno parlamentario tiene otros controles, tiene el control del propio parlamento, el gobierno nunca es todopoderoso.

– ¿Cómo funcionaría en la práctica ese control más profundo?

– En un sistema parlamentario hay un control constitucional concentrado, es un tribunal constitucional de integración más compleja, cumple una importante función política, puede declarar la inconstitucionalidad de una ley y le hace perder vigencia. Por otra parte ese tribunal es árbitro político en un conflicto de poderes. El control constitucional en Estados Unidos lo hace la corte suprema que tiene algo que se llama “el estar de crisis” y obliga a todos los tribunales a seguir su criterio, eso nosotros no lo tenemos. De modo que cada tribunal puede seguir decidiendo lo que quiere hasta llegar a la Corte. Si yo el día de mañana ejerciera la profesión y viene una persona y me dice: quiero invertir 100 millones en Argentina, ¿puedo hacer este contrato? Yo le tendría que decir: con esta corte si, pero si mañana cambia la corte tal vez no (risas). Lo cual da una seguridad jurídica bastante relativa.

– Como observa el hecho de que hay muchas provincias que fueron cambiando sus sistemas institucionales para promover la reelección permanente..

– Yo creo y consideré siempre que las provincias que tienen reelección indefinida tienen constituciones que contradicen la constitución nacional. Uno de los mandatos que establece la constitución nacional es un estándar republicano para las provincias. Me peleé en su momento con Kirchner por eso, creo que el estándar de dos mandatos es lo más apropiado, salvo que en alguna provincia se instaurara el sistema parlamentario.
Hay varias cosas, no solo hay que hacer una reforma constitucional para ponerse de acuerdo con respecto a la forma de gobierno, hay varias cosas que en nuestra constitución hacen ruido: ¿Qué es la Ciudad de Buenos Aires? ¿Una provincia? ¿Qué es? No está claro. El Consejo de la Magistratura no se dice ni como se integra. En la propiedad del subsuelo y los recursos naturales no está claro el límite entre el estado federal y los estados provinciales. La coparticipación federal quedó librada a una ley que es de imposible sanción porque requiere tantos acuerdos que es imposible. Son temas que quedan abiertos, algunos desde 1853 y otros que fueron surgiendo, claro.

– Existiendo esos huecos jurídicos ¿No hay posibilidades que el poder judicial intervenga? Como alguien que actúa de oficio..

– Si, esa es otra cuestión. La corte puede sentar jurisprudencia y marcar límites pero nuestro sistema de control constitucional es muy débil, es un sistema de control difuso, lo importante es en última instancia la Corte Suprema. Cuando nosotros declaramos una inconstitucionalidad en un caso concreto, la ley inconstitucional sigue vigente, cada uno que está afectado por la ley tiene que llegar a la corte para que establezcamos la inconstitucionalidad en cada caso en particular y esto se produce si la composición de la corte no cambia, porque si cambia puede cambiar de criterio. Entonces el sistema de control constitucional es complejo, es débil. Esto se da también en el tema de los recursos naturales, el estado establece una política determinada y la provincia la desconoce. Bueno, es algo que tiene que resolverse en la constitución, no quedó claro en la constitución. La constitución del ’49 lo tenía claro, la constitución del ’53 ya no.

– Un sistema parlamentario implica fortalecer a los partidos políticos y me parece que no es parte de las preocupaciones actuales de la gente. ¿Cómo ve esta situación?

– Creo que esto es el resultado de varias cosas, me parece que no superamos todavía el “que se vayan todos”. Yo no estoy convencido de que hace diez años había una indiferencia del pueblo hacia la política, sino que la política era indiferente al pueblo, creo que la política se había encerrado en un autismo, en un aislamiento y no miraba al pueblo. Me parece que el éxito de Néstor Kirchner y de Cristina Kirchner ha sido el generar apoyo, el resto nos ha dado una muestra de que siguen en un “internismo”, en lugar de hacer un programa, se pelearon entre ellos y esa incapacidad de generar un proyecto alternativo, es grave, a la gente no le gusta. El sistema parlamentario fuerza los dos proyectos: hay que hacer una mayoría para gobernar y también se tiene que formar un bloque para oponerse porque sino no existiría una alternativa, entonces cuando me dicen: si no tenemos partidos fuertes no podemos ir a un sistema parlamentario, yo digo: no, es al revés, creo que este sistema debilita a los partidos y promueve ese aislamiento, ese autismo político.

– ¿Qué criterios políticos podrían modificar negativamente el contexto social actual?
– Primero no volver a una tontería como eso de achicar el estado. La política de los 90´ fue achicar el estado y que solo se ocupe de la represión, fue un modelo del estado gendarme, el modelo de Reagan-Bush, que nos llevó al desastre del 2001. En Estados Unidos ya vemos donde está conduciendo ese modelo y a nosotros nos llevó al desastre antes porque somos más débiles y estamos sometidos a más presiones dentro del mapa internacional. Lo que está cambiado con este gobierno es la conciencia pública de que el estado tiene que ser fuerte. Por supuesto que tenemos que tener en cuenta que una cosa es tener el gobierno y otra cosa es tener el poder. El poder es mucho más complejo. Tenemos que tener un sistema que le permita al gobierno moverse entre los factores de poder.

– Bueno, este gobierno ha dado muestras de tener un sentido de poder…

– Si, el gobierno ha dado muestras, pero lo que tenemos que pensar es hacia el futuro. Yo estoy pensando en cinco, diez, quince años, tenemos que ir pensando que avanzamos en ese sentido pero no demos pasos atrás, que no nos caigamos, que no hagamos de Penélope, que lo que vamos consiguiendo no se pierda. Para eso necesitamos un sistema que tenga un oficialismo, una oposición y que sea más coherente, que se pongan de acuerdo sobre políticas de estado en aspectos básicos.

– No estoy seguro que los medios con el poder que tienen, avalarían un sistema como el que usted plantea…

– El poder de los medios hay que combatirlo con más medios, con más comunicación. Los medios crean realidades, son creadores de realidades, nosotros no tenemos un contacto directo con la realidad, la podemos ver a través de los medios. A la creación de realidad se responde con más creación de realidad, con más medios, no con censura sino con más comunicación. La pelea en este siglo es la pelea comunicacional.

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