El condón tiene su historia

Por Lic. Claudia Reynoso

En la actualidad se ve a los condones como un producto de la edad moderna, sin embargo, la literatura demuestra que tiene una larga historia, y que personas de diferentes culturas lo han utilizado como una forma de profiláctico o protección contra las infecciones de transmisión sexual.
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En la medida en que el hombre descubrió la relación entre sexo, concepción y transmisión de enfermedades, fue creando métodos para minimizar los riesgos y lograr hacer del sexo algo placentero y seguro.

La Organización Mundial de la Salud informa que cada año se producen alrededor de 448 millones de nuevas infecciones de transmisión sexual curables como sífilis, gonorrea, clamidiasis, tricomoniasis, etc. Más del 80% de las infecciones por VIH se transmite por vía sexual, y las prácticas sexuales de riesgo dan lugar al año a unos 80 millones de embarazos no deseados. ¿Cómo hacían en la antigüedad para protegerse de enfermedades y embarazos?

Más allá de las ideologías, creencias y religiones, el condón es una de las más antiguas formas de contracepción.

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Veamos un poco la historia:

Se cree que la forma más antigua de condones fue utilizada en tiempos tan remotos como el 1000 AC por lo egipcios. Consistían en fundas para cubrir el pene, pero no hay certezas sobre su uso, ya sea si eran utilizados en el acto sexual o como fundas a modo de protección contra la picadura de insectos.

Se considera también que los antiguos soldados romanos difundieron el uso del preservativo debido a que en el transcurso de sus prolongadas campañas militares estaban sin sus mujeres, entonces los usaban para protegerse de enfermedades cuando tenían sexo ocasional. Utilizaban las tripas de cordero o borrego a modo de funda protectora o condón.

En la cultura oriental, por su parte, los primeros condones fueron de papel de arroz o papel encerado, usados como protección para evitar infecciones y embarazos no deseados. También se consideraban el uso de caparazones de tortuga con estos fines.

Los Dyuka en Surinam habían inventado un método anticonceptivo que, por sus características, es muy similar al preservativo femenino actual. Este consistía en la introducción de la vaina de una semilla de 12 cm de profundidad en la vagina de la mujer antes de la penetración, de forma tal que el semen quede retenido allí, ya que el hombre introducía su miembro en la vaina de la semilla, sin tener contacto directo con la vagina.

Durante el siglo XVI Europa padeció epidemias de sífilis y gonorrea de enormes proporciones, que diezmaron tanto a ricos como a pobres. El Dr. Gabrielle Fallopius escribe por primera vez desde la ciencia médica en su obra “De morbo gallico” sobre el preservativo, como método profiláctico para prevenir el contagio de la sífilis. Lo describe como una cubierta elaborada con lienzo que cubre solo el glande del pene y es sujetado en su base por el lazo de una cinta. Previamente a utilizarlos los condones debían ser sumergidos en un líquido antiséptico de los esterilizaba y ablandaba.

Durante el correr de los siglos XVII y XVIII aparece la primera tienda especializada en condones de tripa de Londres, sus clientes eran lo mas selecto de la clase alta europea. Los condones de tripa, por ser elaborados, eran caros, se vendían en estuches de cristal adornado que contenían un condón de tripas prolijamente cosido en uno de los extremos y aromatizado. Podían lavarse y reutilizarse hasta que se rompieran por el desgaste de la frotación. No eran objetos populares, sino más bien dirigidos a hombres que eran asiduos a burdeles y poseían dinero para comprarlos.

Muchas personas famosas escribieron en contra del condón en aquellas épocas. En 1671, Marie de Rabutin-Chantal, mejor conocida como la Marquesa de Sevigné, en una de sus célebres cartas a su hija describió al condón como “…una armadura contra el placer y una telaraña contra el peligro…”

Giovanni Giacomo Casanova, en sus memorias Historie de Ma Vie, escribió en relación a los preservativos de ciego de oveja “…no esperes verme encerrado en una piel muerta para probarte que estoy vivo…” . Aunque hacia 1758 sostuvo que “…hace años hubiera considerado al condón como una invención del diablo, pero ahora reconozco que su inventor debe haber sido un hombre de bien…” En sus memorias se refiere al preservativo en sí como la “armadura” o el “implemento de seguridad” para protegerse de las enfermedades de transmisión sexual.

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El condón de látex

Se considera que en el siglo XVIII la fabricación de condones de intestino de carnero era algo bastante común, y es entonces cuando el Dr. Turner presenta un libro sobre sífilis utilizando la palabra condón tal como se la utiliza actualmente.

En el siglo XIX se implementó la vulcanización del caucho en la fabricación de los mismos

Hacia 1921 Alfred Trojan inventó el condón desechable. Se cuenta que mientras trabajaba en una fábrica introdujo su pene erecto en una tina con caucho en estado coloide, descubriendo de esta manera el sucedáneo del condón de látex tal cual hoy lo conocemos. Aún así los preservativos continuaron siendo reutilizables hasta la década del ’40, se los lavaba para utilizarlos nuevamente.

Desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX la percepción social del preservativo fue muy conflictiva y problemática, como todos los temas vinculados con la sexualidad humana. En 1861 apareció en EEUU la primera publicidad sobre un condón en el diario “The New York Times” que promocionaba los Condones Franceses del Dr. Power, sin embargo, después de un tiempo, un congresista logró que el Congreso norteamericano prohíba por ley toda publicidad que incentive el control natal y el uso del preservativo.

Durante la Primera Guerra Mundial las tropas norteamericanas fueron las únicas que tuvieron prohibido por reglamento hacer uso de condones, ya que para el entonces Secretario de la Armada el condón era un accesorio anticristiano e inmoral, como resultado de esta decisión las tropas estadounidenses fueron las más afectadas por enfermedades de transmisión sexual durante esta guerra.

El gobierno nazi por su parte, prohibía que los alemanes de “raza aria” utilizaran condón o cualquier método anticonceptivo y de control de natalidad que limitara la expansión de la raza superior.

Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis permitieron a sus soldados el uso del preservativo para prevenir la transmisión de la sífilis y la gonorrea. Estados Unidos por su parte también permitió y fomentó el uso de los mismos entre sus tropas.

En 1947 en Argentina se colocaron dispensers de condones en los espacios públicos, medida que fue rápidamente anulada por los gobiernos que llegaron. En esta época en Estados Unidos los condones solo podían comercializarse en farmacias y se vendían bajo solo a hombres y con prescripción médica.

Tiempo después la invención de la píldora anticonceptiva y el surgimiento de los antibióticos para tratar enfermedades como la sífilis hicieron que el preservativo pasase a segundo plano, si bien nunca había llegado a ser de uso masivo.

Durante la revolución sexual de los años ’60 el uso del condón no fue significativo en EEUU, algunos países de Europa y América Latina. Entre los ’80 y los ’90 comienza a confirmarse que en las relaciones sexuales el preservativo es el único método que impide en un gran porcentaje la infección con VIH. A partir de allí cada país, cada comunidad, destinó los recursos que consideró necesarios para hacer promoción de la salud, prevención, informando, educando, brindando herramientas para que las personas puedan ejercer su sexualidad con responsabilidad y libres de elegir.

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Aparece el condón femenino

En 1992 aparece en el mercado el condón femenino, fabricado con poliuretano que es un tipo de látex sintético, más resistente y delgado que el látex (que es un tipo de caucho). Al igual que el preservativo masculino crea una barrera para evitar que el espermatozoide llegue al óvulo. Se encaja dentro de la vagina. Posee un anillo en cada extremo. El anillo que se ubica en el interior de la vagina (extremo cerrado del profiláctico) se ajusta sobre el cuello uterino y lo cubre con el material de goma. El otro anillo, el que está abierto, permanece fuera de la vagina y cubre la vulva.

Si la mujer usa el preservativo todas las veces que tiene relaciones sexuales y lo utiliza siguiendo las instrucciones de uso su efectividad llega a un 95%. Puede colocarse hasta 8 horas antes del coito, facilitando no tener que interrumpir el acto para la colocación del mismo. Al estar realizados en poliuretano pueden ser utilizados sin inconvenientes por aquellas personas que tienen alergia al látex.

Desde 1994 salen a la venta los preservativos masculinos hechos con este mismo material.

Actualmente existen productos novedosos con los que se fabrican los condones, uno es el DURON, desarrollado exclusivamente a base de poliuretano más resistente y delgado, con el cual se aumenta la sensibilidad conservando la seguridad del mismo. Y otro es el NITRILO, material sintético más barato pero similar al poliuretano en prestaciones y características.

En los últimos años nos encontramos con una novedosa invención en cuanto a preservativos masculinos.

Se trata de un condón que viene en aerosol y se adapta perfectamente a la forma exacta de cada pene.

La aplicación consiste en introducir el pene en plena erección dentro de un dispositivo con boquillas que lo rocían con una fina capa de látex y a los pocos segundos está apto para ser usado. Está inspirado en los aerosoles que aplican yeso y se usan en fracturas óseas. Cada aerosol tendrá suficiente látex como para contemplar unos 20 condones, o unas 20 relaciones sexuales. Tardará unos 25 segundos aproximadamente en hacer efecto para poder comenzar con la relación.

La principal ventaja de este método según los desarrolladores consistiría en que se eliminan los riesgos de ruptura por defectos en la colocación.

Investigaciones y estudios a futuro nos dirán cuáles son las ventajas o las desventajas respecto de los materiales convencionales atendiendo a la función propiamente dicha para la que fue concebido.

Nos queda pensar cómo podemos acompasar la historia, la evolución de los materiales y las prácticas, con concientización, creación de sensibilidad, educación, información, fomento, difusión, orientación, para lograr que todas las personas podamos hacer ejercicio de nuestra sexualidad en un marco de salud, respeto y libertad.

Es tarea de todos.

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