Sustancial pérdida en los haberes jubilatorios, la mayoría de ciudad

Por Gabriel Luna. Un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) da cuenta de un desplome pronunciado en las partidas destinadas a jubilaciones, pensiones y transferencias a universidades durante los primeros ocho meses del año. Este contexto se ha agudizado por el severo ajuste implementado por el Gobierno nacional y su ministro de Economía, Luis Caputo.

Según el informe, se ha registrado una caída del 30,1% en los gastos primarios en términos reales, lo que impacta directamente en varios sectores sociales. Los jubilados y pensionados han sido particularmente afectados, sufriendo un ajuste del 20,8% en sus haberes. Esta reducción se suma a un contexto histórico de pérdida de poder adquisitivo: desde 2015 hasta 2024, los haberes máximos han perdido un 53% de su valor real, y los haberes mínimos han caído un 49% (sin bonos) y un 33% (con bonos).

La situación es aún más crítica cuando se compara la jubilación mínima con el costo de vida. En agosto, la jubilación mínima era de $295,000 (con bonos incluidos), mientras que la canasta básica de los jubilados, según la Defensoría de la Tercera Edad de Buenos Aires, se sitúa en alrededor de $850,000. Esto implica que la pensión mínima apenas cubre diez días de gastos, dejando a muchos jubilados en condiciones de vulnerabilidad extrema.

Además de los recortes en jubilaciones, las transferencias a universidades también han sufrido recortes sustanciales. El informe de la OPC señala que lo destinado a salarios para docentes y no docentes universitarios cayó un 30,4% y un 26,7% respectivamente, en términos reales. La asistencia financiera tanto para el funcionamiento universitario como para hospitales universitarios también se vio afectada, con descensos del 23,1% y 19,3%.

Ante este panorama, el Congreso aprobó el veto presidencial al aumento de jubilaciones y seguramente habrá veto para el financiamiento de la educación superior, que se tratara hoy en el Senado.

Es fundamental destacar que el ajuste no es algo nuevo; en realidad, los recortes han sido una constante en los últimos años, afectando desproporcionadamente a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Este panorama llama a la reflexión: es hora de cuestionar las políticas que perpetúan el saqueo de los derechos de los más necesitados. La lucha por una jubilación digna y por el financiamiento adecuado de la educación superior es una causa que nos involucra a todos como sociedad.

 

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