Ludopatía: El Juego en la Ciudad

Informe acerca de un flagelo que se incrementó en la ciudad de Buenos Aires en el último año.

Aumentaron fuertemente en el último año los casos de ludopatía, la enfermedad del juego. Una adicción similar a las drogas, pero sin sustancia.

¿Que es la ludopatía?

La Ludopatía o Ludomanía (Et: Del latín ludus, juego y del griego πάθεια, patheia, afección o padecimiento) es un impulso irreprimible de jugar a pesar de las consecuencias y del deseo de detenerse. En las áreas profesionales se considera un problema adictivo «sin sustancia».
En estudios estadísticos llevadas a cabo en los últimos 30 años, el juego patológico fue reconocido como trastorno psiquiátrico, tratándose de una enfermedad mental crónica y progresiva.
El juego patológico es una adicción similar a las químicas. Se ha visto que algunos jugadores patológicos tienen menores niveles de norepinefrina que los jugadores normales. La norepinefrina se secreta en condiciones de estrés o amenaza, de modo que los jugadores patológicos juegan para elevar sus niveles. La norepinefrina esta fuertemente asociada con la puesta en “alerta máxima” de nuestro sistema nervioso. Es prevalente en el sistema nervioso simpático, e incrementa la tasa cardiaca y la presión sanguínea. Las glándulas adrenales la liberan en el torrente sanguíneo, junto con su pariente la adrenalina (epinefrina). La adrenalina actúa principalmente sobre el músculo, el tejido adiposo y el hígado. Comienza a secretarse en cuestión de segundos, pero su punto más alto se produce al llegar al minuto de producción. Su efectividad se extiende entre uno y tres minutos y tiene la capacidad de aumentar el metabolismo normal del cuerpo hasta en un 100 por ciento. Otra de las sustancias neurotransmisoras que pueden estar alteradas o en cantidad deficiente es la serotonina, que es una sustancia relacionada con el bienestar.
Las deficiencias de serotonina también pueden contribuir a una conducta compulsiva, lo cual incluye una adicción al juego. Los niveles bajos de serotonina, se asocian a trastorno obsesivo compulsivo, hiperactividad, depresión, estados de agresividad, migrañas, estrés e insomnio.

Las características del jugador compulsivo

La psicología define las señales típicas del jugador compulsivo: «El juego patológico se caracteriza por tener un trastorno del control de los impulsos. Hay un fracaso en contener o resistir el deseo de apostar. Hay una experiencia de gratificación al consumar el acto del juego, aunque después surge la culpa..”.
Las Investigaciones apuntan que los factores que llevarían a una persona a convertirse en un jugador patológico serían diferentes. El jugador es silencioso y lentamente va entrando en un espiral, donde gana y pierde hasta entrar en una situación económica complicada que hasta llega a robar a su propia familia para satisfacer su impulso.

El juego en cifras

Cuando se observan las cifras que mueve el juego, se entiende porque se lo incentiva tanto a traves de los medios de comunicación masivos que van generando conductas de juego con las apuestas, los concursos y los llamados con celulares. Un análisis de las llamadas telefónicas a programas que incentivan el juego revelan alrededor de 50 000 en el lapso de dos horas y en otros de mayor audiencia, donde la incentivacion al juego esta disimulada por entrevistas o son mas “simpáticos”, el numero de llamadas ronda las 80.000 en dos horas.
Un trabajo hecho por el Instituto Nacional de Lotería y Casinos, y por la Asociación de Loterías, la cantidad de apuestas hechas se supera año tras año. De la gran variedad de alternativas, la mayor cantidad de jugadas está dada en la quiniela: 301.053.654. El negocio de los juegos de azar movió 32.980 millones de pesos en 2011 en todo el país. Esto es, casi 11 mil millones de dólares.
Son cifras totalmente disparatadas en relación a la cantidad de habitantes. En la Argentina existen 150 casinos, 80 bingos y 38.000 tragamonedas habilitados, con una tendencia en fuerte expansión y sin políticas de Estado para contener el flagelo.

El juego compulsivo es una enfermedad mental grave
La ludopatía es una adicción poco considerada como tal en el ámbito de la Salud Mental. Fue el Dr. Morán en 1975 quien denominó a la enfermedad como juego patológico y recordemos también que el diccionario de Ciencias Médicas de Stedman (Ed. Panamericana) que define Adicción “como el consentimiento de dependencia habitual psicofisiológico de una sustancia o práctica que está más allá del control voluntario” .
Si bien el juego patológico o ludopatía esta definida por la Organización Mundial de la Salud como adicción, dentro de las enfermedades mentales, pocos pacientes se reconocen como enfermos y no es investigada por los profesionales de la salud. Esto se evidencia con la existencia de un solo servicio para esta enfermedad, que está funcionando en el Hospital Teodoro Álvarez, del barrio de Flores, en todo el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

Los juegos televisivos no son un concurso y la participación está controlada
Es importante entender que los juegos de azar televisivos no son un concurso, no hace falta ninguna habilidad para resolver los juegos y paradójicamente la dificultad consiste en poder participar y hacerlo es una cuestión de puro azar.
Las respuestas a las preguntas son sencillas y repetitivas, pero en ningún caso, el acceso del que llama es directo, sino que pasa por unos filtros que hacen muy improbable la participación.
Se trata de un negocio legal que suscita, cuanto menos, desconfianza, y desde el plano ético o moral, tan sólo es reprochable su capacidad para despertar el impulso y aprovecharse de un tipo de público fácilmente manipulable. Por ejemplo, Los ‘call TV’ no son un fraude en sí, aunque parezca que, en muchos casos, abusan de la buena fe o de la situación de ciertos espectadores, de lo que no hay duda es que constituyen un filón que reporta importantes beneficios económicos para todas las partes implicadas (prestadores del servicio, operadores de acceso y red, y cadenas de televisión). A la hora de hablar de las cifras que se mueven en la industria de los call TV’ hay ganancias que oscilan entre los 50 y los 70 millones de pesos anuales.

Adicción implica dependencia-esclavitud

El sujeto adicto que depende de una sustancia o práctica, es un esclavo. Sacrifica su libertad, deja de controlar su vida. El amo es la sustancia o la práctica adictiva que maneja toda la conducta del adicto-esclavo. Podemos observar que generalmente se pone el acento en que la adicción presenta mayor peligrosidad cuando nos referimos a drogas ilegales y se sigue admitiendo la aprobación de las socialmente aceptadas como ser el alcohol, tabaco, la ludopatía o juego patológico, Internet, comprar compulsivamente entre otras, sin tener en cuenta los riesgos y las consecuencias emocionales, familiares y socio-económicas que éstas generan.

La importancia del juego sano

El juego en si mismo no es productor de patología. Todo niño requiere la realización de un programa de juego suficiente y adecuado a su edad. En el juego tanto el niño como el adulto pueden crear y desarrollar la comunicación. Sin embargo el juego puede convertirse en patológico cuando la persona concurre a los lugares de juegos de azar. En estos lugares jugar el juego no cumple una función elaborativa sino que se produce una compulsión a la repetición, convirtiéndolo en un placer que engaña, atrapa y atrae. Los premios, jugadas y sorteos, con un marketing adecuadamente estudiado, hacen que el potencial jugador reciba la cantidad de estímulos más que suficientes para encontrar el lugar donde concurrir para sentirse en el “mejor de los mundos”. Los estímulos son motivadores de conductas y al igual que frente a las drogas, donde el adicto dice “yo la controlo, la dejo cuando quiero”, también el jugador dice que “controla el juego, que sabe cuando parar o cuando dejar de ir”. Como todo adicto, perdió su libertad y es esclavo del juego como el drogadependiente lo es de las drogas, el fumador de la nicotina y el alcohólico del alcohol.

Conclusión

Las adicciones no se curan, los pacientes se recuperan. En el caso de la enfermedad del juego, la recuperación dependerá de las patologías previas del paciente y fundamentalmente del apoyo del medio familiar. Debería haber políticas de Estado para tratar esta epidemia que destruye la vida del jugador y la de su entorno. Debería haber mayor control y en algunos casos prohibir la emisión de los programas televisivos que generan tendencia o apuntalan y alientan conductas de juego compulsivas. Pero lejos se esta de esta intención en la clase política, pues muchas provincias y ciudades que tenían legislación prohibitiva o restrictiva acerca de la actividad de juego por dinero, la han levantado en los últimos años, ya que es un negocio muy importante. La falta de políticas de prevención, de prohibición y sanitarias, ha llevado este problema a niveles indeseados para la salud pública.
Por Marcela Carmona.

Fuentes: Estadísticas y estudios del Hospital Álvarez. Susana Elena Calero, Especialista en Psiquiatra. Médica Legista. Médica Sanitarista. Datos de la Organización Mundial de la Salud.

Caso clínico tratados en el Hospital Alvarez.

Paciente de sexo masculino 56 años, casado, vive con la esposa. Tiene 2 hijos casados y 2 nietos. Refiere jugar desde los 16 años, antes participaba del juego porque su padre “levantaba quiniela en un bar donde tenía su oficina nunca trabajo de otra cosa y vivían muy bien”. Sus padres estan fallecidos y tiene un hermano varón de 54 años que dejó de jugar hace 5 años después de un ACV del que quedó cuadripléjico. El paciente trabajaba en el ramo de carnicerías, era distribuidor además de tener un negocio de carnicería, tenia 3 camiones que distribuían a los minoristas y le traían recaudación en efectivo que debía pagar a los frigoríficos pero que por supuesto utilizaba para jugar. Así perdió camiones, negocio y se empleo hace 15 años en la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires como administrativo, donde continúa. En sus épocas de dinero iba a Mar del Plata con la familia a pasar un mes en su auto, en 3 oportunidades a los 4 días de estar, había vendido el auto y jugado todo el dinero en el casino, además tenían que volver con plata prestada viajando en tren. Una vez refiere haberse parado con el auto en las vías del tren y no sabe que lo hizo arrancar, no quería seguir viviendo, este pensamiento lo torturó mucho tiempo. Al llegar al tratamiento tenía la casa con fecha de remate por el Banco Hipotecario, esto se pudo revertir y negociar nuevo plan de pago. Su conclusión es que “resucitó después de 40 años de haber esta muerto y de matar a los suyos a disgustos”. Hoy con más de 16 meses sin recaídas no quiere dejar de concurrir a los grupos terapéuticos porque se siente más seguro y además quiere participar y dar confianza a los que pasaron lo mismo que él.

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