La textil Globito es cooperativa y el juez otorgó el control de la empresa a los trabajadores

Luego de varios meses de maltratos, falta de pago de sueldos, maniobras para vaciar la empresa llevándose ropa y maquinarias de parte de su anterior dueño, Martin Adamovsky, la situación de las 19 familias que decidieron conformarse en cooperativa y defender sus puestos de trabajo, tuvo un final muy feliz para ellos.

Adamovsky intento de todo para perjudicar a sus empleados. Cuando le descubrieron su intención de vaciar la fábrica, jugo una perversa carta judicial pidiendo concurso de acreedores y su propia quiebra con la intención de no pagar a los trabajadores, la mayoría con muchos años en la empresa y dejarlos sin nada.

Fue entonces que “esos negros de mierda” como catalogaba repetidamente a sus empleados, decidieron hacer valer sus derechos y buscar la continuidad de sus puestos de trabajo.

Trabajadores y trabajadoras de la ahora ex – empresa textil Línea Globito permanecieron en su lugar de trabajo ubicado en Remedios de Escalada de San Martin 2239 en el barrio de Villa Gral. Mitre, desde el 3 de marzo luego de que se enteraron del pedido  quiebra y luego de comprobar faltantes importantes de  máquinas y materia prima que el ex –dueño sacaba los fines de semana.

Gustavo que se ocupa de la parte de depósito y venta, trabaja en Globito hace 26 años y nos cuenta sobre la situación: “éramos cuatro en el sector de depósito, pero por la situación del país quede solo. Cuando pidieron la quiebra sentí mucha tristeza, desazón, tengo 56 años, después de tantos años acá te desgarra irte, quedarte en la calle, sin nada, es feo. Decidimos defender nuestro trabajo cuando el dueño Martin aparte de llevarse tela, maquinarias, también nos usó cuando nos mudamos desde Urquiza hasta acá,  porque apenas termino la mudanza  echo a cinco compañeros sin pagarles nada, dos eran matrimonio…“

 

En Noviembre de 2015  la familia dueña de la empresa realizó una venta de características poco claras del espacio donde funcionaba la misma en Urquiza.

Vendieron la propiedad y  a partir del alquiler  en Villa Mitre los problemas comenzaron a aparecer como si estuvieran pensados: destrato, despidos, falta de pago de sueldos, de vacaciones, aportes jubilatorios, de obra social y cargas sociales, quita de derechos laborales básicos como ART, fueron algunos de los atropellos que los empleados comenzaron a padecer.

 

Sandra que es encargada de los talleres externos donde va la ropa una vez diseñada y cortada, hace 20 años que trabaja en Globito y le llamó la atención la situación que sucedía en la fábrica: “veíamos cosas muy extrañas, pensábamos que buscaban cerrar, que nos quedábamos sin trabajo y eso sucedió, al poco tiempo se decretó la quiebra.

Tengo 52 años, la vida más o menos organizada, con los chicos, los horarios, los gastos, todo se vino a pique. Consultamos varios abogados, y todos te decían, “no se puede hacer nada, no hay forma” entonces te llenas de bronca porque te están cagando en la cara y no podes hacer nada. Yo dejaba a mi hija con fiebre para venir a trabajar, deje muchas cosas de lado para tener trabajo, tanto para nada”

Mientras sucedía el proceso interno de los empleados lidiando con la realidad de quedar sin trabajo, el dueño de la empresa continuaba su plan de vaciamiento realizando ventas por internet, en negro, de prendas confeccionadas con telas retiradas ilegalmente de la empresa, bajo la marca “Devil.

Al tener en claro esta situación, los trabajadores decidieron  permanecer en sus puestos de trabajo recibiendo el apoyo de vecinos, cooperativas, agrupaciones políticas y el sindicato Unión Cortadores de la Indumentaria que se comprometieron en la cobertura médica de los empleados.

 

María Eugenia Parrilli, es del sector de ensobrado, hace 8 años que trabaja en la empresa y nos cuenta que se enteramos lo que pasaba por un anuncio de un diario que la empresa había entrado en convocatoria: “el dueño  nunca nos dijo nada, nada de nada, en una oportunidad antes de irnos de vacaciones dijo que se quedaría a trabajar para recaudar plata y pagarnos nuestros sueldos atrasados, pero en realidad se quedó a vaciar la empresa.

Cuando volvimos no pago nada, por eso decidimos el 3 de marzo junto a cinco compañeros más, quedarnos  y le dijimos que queríamos hablar de los sueldos. Nos dio una respuesta terrible,  a los gritos, “no tengo nada que hablar con ustedes, salgan ya de la empresa”.

Bueno, nos quedamos, entonces cerró la puerta y llamó a la policía. A la 1,30 de la madrugada trajo una parte de la plata y nos dijo que había pedido su propia quiebra. Ahí fue cuando nos unimos y empezamos a defender nuestros puestos de trabajo”.

Cuando empezó la idea de continuar como cooperativa, Gustavo nos cuenta que los clientes se solidarizaron y los proveedores  ofrecieron  seguir entregando materia prima, pero la Sindicatura no estaba de acuerdo y no  daba el visto bueno.

“Pablo Godoy fue el abogado que se puso nuestro problema al hombro, fuimos al ministerio y empezamos el trámite en el INAES y con la asistencia del Ministerio de Trabajo logramos en muy poco tempo la matrícula de cooperativa.

Martin Adamosky el dueño se equivocó porque  pidió la quiebra mientras tramitaba el concurso de acreedores.  La ley dice que antes de la quiebra está el salvataje, es decir,  la empresa la puede comprar un empresario y seguir trabajando como SA o los trabajadores se pueden juntar y formar una cooperativa.

La opinión de la Sindicatura por orden del juez cambio a raíz de peritajes que realizaron en la fábrica  la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Tecnológica y otras organizaciones. Ellos vinieron acá, se armó un proyecto de producción , uno de venta, uno de sustentabilidad y  así logramos la aprobación del juez.

Con los créditos laborales nuestros que son las indemnizaciones y las deudas de sueldos y previsionales, siendo cooperativa podemos tener las maquinas, a través del fallo judicial y recuperar la fuente de trabajo.

 

Gustavo nos cuenta que que no van a seguir en el mismo lugar, sino que con ayuda de otras cooperativas alquilaron otro lugar a ocho cuadras: “es un galpón mucho más barato y además, porque queremos demostrarle al juez que somos sustentables, que podemos pagar el alquiles, vamos a un lugar más chico,  que nos alcanza bien. De 80 mil pesos vamos a una cifra mucho menor”.

Sandra nos cuenta que con la idea de la cooperativa tenían bastantes dudas, porque los abogados decían que con la convocatoria de acreedores y la quiebra personal no íbamos a sacar nada: “Si te quedas sin trabajo pero y te indemnizan veo que hago, pero no había  nada. Así que era la cooperativa o la nada misma. Empezamos a recorrer,  primero a Dulce Carola que nos orientaron y así hasta este resultado”.

“Nos dimos cuenta que cada uno de nosotros hace 20 años que hace lo mismo, formamos entre 19  la cooperativa, logramos unirnos, estábamos desconectados, nos reencontramos con la parte humana, y esa unión es nuestra fuerza, lo contrario hacía el dueño anterior, buscaba desunirnos todo el tiempo, hacia correr rumores, creaba cizaña”.

Maria Eugenia agrega que las familias la están pasando mal también: “Hicimos un pozo para los viáticos, nos mantenemos con la comida que nos traen los vecinos y otras cooperativas. Me quede porque sé que va a funcionar, tenemos todo el grupo armado, pero además, esta Pablo el abogado que se puso al hombro nuestra causa”.

 

 Final de esperanza

La empresa tiene premios internacionales por la calidad de sus productos. Tienen buen trato con proveedores, talleristas, clientes y quieren trabajar.

Atrás quedó el maltrato del anterior dueño que les decía que eran unos negros de mierda, una lacra.

En la anécdota quedara aquel día que había entrado un artículo que no estaba bien terminado y les decía “son unos hijos de puta, lo hacen a propósito,  un día de estos vengo y  cierro las puertas cuando se me cante el forro de las pelotas, cierro, bajo la persiana y se van todos a la mierda”.

Ellos permitieron el maltrato por necesidad y son conscientes de la situación que deben afrontar con la nueva política nacional de importaciones: “Nunca pudimos pelear contra la importación, que produce en  mercados que tienen personas como esclavos, les pagan dos mangos. Nosotros tenemos calidad, en lo importado hay de todo y mucho muy malo, nosotros en ropa de bebe no hay quien nos gane en calidad, diseño, asi que la vamos a pelear.

Tenemos la idea de habilitar un negocio de venta directa al público, y no repetir lo que hacen los argentinos, querer ganar cualquier  cosa de manera desmesurada y en poco tiempo.

Se puede cobrar menos, con ganancias razonables y mantener el negocio, porque el costo te da para sacar buena ganancia sin exagerar los precios.”

Que necesitan  

Para comunicarse por donaciones de comida, elementos de limpieza e higiene y pintura que necesitaran durante un tiempo hasta que comiencen la producción, se puede llamar a Gustavo al 15-4085-8724.

La parte de mudanza y reacondicionamiento del nuevo lugar tendrá una ayuda extra muy buena: el legislador Gustavo Vera donará a la cooperativa 30 mil pesos de su sueldo.

Los trabajadores a través de El Adán agradecen todos estos gestos solidarios de vecinos, partidos políticos, cooperativas, legisladores, comuneros que  apoyan esta lucha por defender la fuente de trabajo.

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