La boca y la salud

Por Dr. Sergio Eduardo Bowerman

La boca es la puerta de entrada a dos aparatos del organismo: el digestivo y el respiratorio, siendo única para el primero y compartida con las fosas nasales en el segundo.

La multiplicidad de estructuras que la componen determinan que sean el campo de estudio y trabajo de varias especialidades: odontología, clínica médica, estomatología, gastroenterología, otorrinolaringología, toxicología, muchas veces superponiéndose unas con otras. Es necesario destacar que su buen funcionamiento es imprescindible para iniciar, saludablemente, el proceso digestivo.

A nadie escapa que es preciso conservar en perfecto estado la dentadura. Ella permite triturar, cortar y desmenuzar los alimentos para su óptima asimilación por los otros órganos del aparato digestivo. Asimismo las caries son una importante fuente de infecciones, algunas graves.

La consulta periódica al odontólogo permitirá mantener en buen estado todas las piezas, tan necesarias para una buena masticación.

En la boca comienza el proceso digestivo y es allí donde se empiezan a absorber los hidratos de carbono, gracias a la acción de la saliva.

La saliva, compuesta por las secreciones de las glándulas salivares y parótida, hace que el bolo alimentario tome características alcalinas, lo que será útil para no irritar al esófago y para desencadenar la secreción de ácidos gástricos, que continuarán el proceso.

Estas glándulas pueden ser asiento de numerosas enfermedades, algunas ampliamente conocidas como la parotiditis o «paperas» y la litiasis o «calculitos».

Lengua y mucosa

La mucosa oral es una capa húmeda que protege a los dientes. Se sitúa en la cara interna de las mejillas, el labio, paladar blando y en la parte inferior de la lengua. Sirve para proteger las estructuras dentales

La mucosa de la boca puede presentar alteraciones, algunas muy molestas como las aftas o la inflamación de las encías (gingivitis).

El examen de esta mucosa permite, también, orientar la investigación para evaluar una posible intoxicación (por ejemplo plomo o arsénico). Asimismo patologías que asientan en otros órganos dan manifestaciones en esta zona.

La lengua es un órgano muy importante que interviene tanto en la fonación como en la deglución. Es común escuchar que alguien habla mal o no puede pronunciar la erre, por problemas en el frenillo, siendo esta patología de fácil diagnóstico y resolución.

Asimismo su examen permite inferir que existen alteraciones en otros órganos, como por ejemplo la «lengua sucia» en los trastornos gastrointestinales.

El paladar es el límite entre la cavidad craneal y la boca. Comprende dos porciones: el paladar duro y el blando, que es posterior y donde asienta la úvula o «campanilla». Como se observa, en tan poco espacio existen estructuras y órganos muy diversos, que requieren cuidado y atención adecuados para su buen funcionamiento.

 Simplemente pensemos que una pequeña caries es pasible de un tratamiento simple y efectivo, mientras que una pieza dental destruida, amén de la infección que trae aparejada, requerirá su extracción, obligando a utilizar una prótesis para no modificar ni alterar el mecanismo de la masticación.

En un principio no es necesario acudir al especialista que corresponda según la enfermedad que se presente, pues a veces el paciente no está en condiciones de determinarlo, pero sí consultar a un médico que efectuará la derivación  que sea necesaria.

¿Sabías que los dientes sirven para hablar? Los dientes están implicados directamente en la articulación del lenguaje, al servir de punto de apoyo contra el que la lengua presiona para emitir determinados sonidos y además, la dentadura influye en las dimensiones y la expresión del rostro.

 ¿Qué es la placa bacteriana?

En nuestra boca se van acumulando desde que nacemos diversos microorganismos y nuestros dientes están cubiertos por una capa invisible, llamada película adquirida, que se forma a partir de las proteínas que contiene la saliva. En esta capa se van depositando, además, las diferentes bacterias y desechos de comida que se denomina placa bacteriana o dental.

Las bacterias que la componen están unidas entre sí por un mecanismo formado por componentes proteicos e hidratos de carbono –azúcares procedentes de los alimentos que ingerimos en nuestra dieta-, que además sirven de alimento a las bacterias. En función del tipo de bacterias que predominan en ella, la placa puede ser ácida o alcalina.

La placa comienza a acumularse en los dientes veinte minutos después de comer y permanece adherida a ellos. Si no se elimina todos los días de una manera adecuada, acaba engrosándose y, al entrar en contacto con las sales cálcicas que contienen los alimentos y la saliva, se transforma en un depósito duro llamado sarro.

¿Cuáles son las enfermedades bucales más frecuentes?

Las dolencias bucodentales comparten factores de riesgo con cuatro enfermedades crónicas: –enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas y diabetes-,ya que situaciones como las dietas poco saludables, el tabaquismo y el consumo nocivo de alcohol las favorecen. Sin higiene bucodental correcta, pueden producirse los siguientes problemas en nuestra boca:

  • Caries dentales. Una caries implica la destrucción progresiva del diente, que se va desmineralizando y en el que se forman agujeros o cavidades. La caries comienza con la destrucción del esmalte por parte de las bacterias presentes en la placa, que metabolizan los azúcares y producen ácidos capaces de dañar ese esmalte. Si la caries progresa, dañará otras capas del diente, hasta destruirlo por completo.
  • Gingivitis. La acumulación de placa dental inflama las encías, que se hinchan y sangran. Se puede curar sin ningún tipo de secuelas porque afecta solo a la encía.
  • Periodontitis. Es una forma más severa de la gingivitis, que tiene carácter infeccioso, por lo que puede extenderse progresivamente y afectar a los ligamentos y el hueso que soportan el diente. Estos se destruyen, lo que con frecuencia lleva a la pérdida de la pieza dental.

¿Cuáles son los síntomas de las enfermedades gingivales y periodontales?

  • Sangrado de la encía. Este es el principal signo de alerta de un problema en los tejidos de soporte del diente. Una encía sangrante es una encía enferma que requiere tratamiento.
  • Inflamación. También puede ser un signo a tener en cuenta. Lo que ocurre es que muchas veces esta inflamación se enmascara por el hábito tabáquico o el uso de enjuagues antisépticos y no se detecta.
  • Halitosis o mal aliento constante. Algunos estudios han demostrado que el mal olor es el resultado del metabolismo de las bacterias, que produce compuestos sulfurados. La movilidad de algún diente debido a la pérdida de parte del hueso, o la aparición de espacios entre los dientes pueden ser señal de una enfermedad periodontal muy avanzada.

¿Cómo debo cuidar mi boca todos los días?

  • Cepillarse los dientes cuidadosamente. Debe hacerse tres veces al día -después de cada comida y es fundamental realizar un cepillado profundo antes de irse a dormir, cuando baja la producción de saliva y los movimientos de la lengua, ya que estos contribuyen a remover la placa bacteriana.
  • Cepillarse las encías. Tras los dientes, también debe cepillarse con suavidad la dentadura a lo largo de la línea de las encías.
  • Usar un dentífrico con flúor. El dentífrico debe incluir flúor en su fórmula, porque ayuda a prevenir las caries.
  • Limpiarse los espacios interdentales. Si existe espacio suficiente, debe usarse un cepillo interproximal o, si no, hilo o seda dental. Ambos deben usarse al menos una vez al día, preferiblemente por la noche, con el fin de asegurar la limpieza de las caras laterales de los dientes y que no queden restos de comida entre ellos.
  • Limpiarse la lengua. Debe frotarse suavemente hacia adelante usando el cepillo de dientes o un limpiador lingual, ya que en ella se acumulan un gran número de bacterias.
    Se recomienda un examen rutinario de los dientes al menos una vez al año y una limpieza profesional cada seis o doce meses.

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