Homenaje a un ángel de la Luz
A sus 95 años de edad, Nelson Mandela, «Madiba», para su pueblo, se retiró de este mundo para seguir su servicio en otros espacios. El hecho se convirtió en noticia e interrumpió la agenda de la mayoría de los presidentes del planeta.
Al mejor estilo de los luchadores de la luz se trasformaba en un león para defender su idea de la paz. Por ese ideal de luz abandonó la universidad de Fort Hare, en los años 40, fundò la Liga Juvenil del partido Congreso Nacional Africano junto a Oliver Tambo y Walter Sisulu y fue uno de los inspiradores de la resistencia armada al apartheid. Estuvo en la clandestinidad y luego detenido fue a la cárcel, acusado de delitos capitales en el Juicio de Rivonia en 1963.
«Esto es una lucha del pueblo africano, inspirada por el sufrimiento y la experiencia. Es una lucha por el derecho a vivir. Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades (…) Es un ideario por el cual vivo y espero conseguir. Pero, en caso de necesidad, señoría, es un ideario por el cual estoy preparado para morir». (Declaración frente al juez que lo condenó)
En 1964 le dieron cadena perpetua y lo enviadon a morir a la prisión de Robben Island, una pequeña isla, rodeada de tiburones. Luego de muchos años, resistiendo esa adversidad, en la década de 1980 se convirtió en la cara del movimiento internacional contra el apartheid.
Klerk, el último presidente blanco de Sudáfrica levantó la prohibición contra los movimientos de liberación y el 2 de febrero de 1990 Mandela salió de la cárcel.
En 1994 se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica.
Había nacido en Mvezo, Sudáfrica, el 18 de Julio de 1918 y escribió tres libros: Un largo camino hacia la libertad, ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos! y Sudáfrica y Cuba en el mundo de hoy.
