Por Mariana González
La tala de árboles en la ciudad de Buenos Aires es una práctica muy habitual y bastante cruel, porque se eliminan la mayoría de las veces, arboles adultos sanos, en buen estado, con la idea de reemplazarlos por árboles nativos y se sospecha, (no hay datos fehacientes), que también resulta una actividad muy rentable para las empresas tercerizadas que hacen ese trabajo en toda la ciudad.
De esta práctica de eliminar especies adultas, el árbol elegido para ser liquidado, por lejos, es el Paraíso. Se lo acusa de ser una especie foránea, aunque desde hace 80 o 90 años llena de perfume nuestras calles al florecer, no rompe en la mayoría de las veces las veredas de la ciudad y en general son árboles que exhiben un porte majestuoso, muy queridos por los vecinos.
Por esa sola condición de ser foráneos, el gobierno de la ciudad y cada comuna, en especial la comuna 11, decretaron que deben ser eliminados, sin atender la Ley de Arbolado de la ciudad, que determina que los árboles son un patrimonio cultural, natural a histórico de la comunidad, que deben ser protegidos, preservados y la norma, naturalmente, no hace distinciones entre “extranjeros” y “nativos”.
Sin embargo, el negocio de la tala, el arreglo de veredas, la plantación de otro arbolito, es más fuerte que la ley y más importante que aquello que piensen los vecinos. Por lo tanto, si tenes un paraíso en la puerta de tu casa, ya sabes, en cualquier momento aparecen tres o cuatro operarios con un papelito en la mano y te lo liquidan de una.
Características del Paraíso
El árbol del paraíso (Melia azedarach) es un árbol de porte medio, hoja caduca y flores ornamentales que pertenece a la familia Meliaceae. Conocido comúnmente como árbol santo, cinamomo o paraíso sombrilla y es una planta del sureste asiático que lleva más de 100 años en el país. Es una especie ornamental de hojas compuestas de color verde oscuro, su copa es densa y tiene flores muy aromáticas de tonos azul-violáceo.
Es una planta rústica resistente al frío y a períodos prolongados de sequía y ambientes contaminados y se adapta a cualquier tipo de suelo, incluso crece sobre suelos de baja fertilidad. Se utiliza en jardinería por su follaje denso, su exuberante floración y es un árbol que proporciona una sombra amplia y fresca.
La floración que se da entre abril y mayo, es muy copiosa y aromática, a tal punto, que un solo Paraíso puede perfumar una cuadra entera de la ciudad por el lapso que dure la floración.
Composición química
El análisis fitoquímico de hojas y frutos ha permitido determinar la presencia en las hojas del compuesto orgánico paraisina y en los frutos el aceite esencial conocido como azadirina de efecto pesticida. En la corteza se encuentran trazas de catecol o pirocatecol, utilizados como antioxidante en la industria química o como pesticida.
Las hojas, flores y frutos son utilizan como remedio casero por su efecto desparasitante para curar infecciones ocasionadas por parásitos intestinales, entre otras aplicaciones. De las semillas se extrae un aceite de aroma y sabor desagradable debido a la presencia de triterpenoides que tiene acción antiinflamatoria. Este aceite es efectivo pasa sanar afecciones de la piel y curar heridas. Además funciona como tónico capilar y tiene efecto antihelmíntico.
Las semillas molidas actúan como desinfectante y cicatrizante para evitar que se ulceren las heridas ocasionadas por mordeduras de serpientes. El cocimiento de las hojas tiene efecto antipirético para bajar la calentura del cuerpo, mientras el cocimiento de las raíces tiene propiedades antihelmínticas.
Con sus frutos se elabora un biopreparado natural para el manejo sostenible de plagas en plantas ornamentales y cultivos comerciales. Este producto es usado con resultados efectivos para controlar plagas de granos almacenados o insectos domésticos, como las polillas de la madera.
Las podas de mantenimiento, saneamiento y regeneración son recomendables al inicio de la primavera y deben cubrirse las heridas con pasta cicatrizante para evitar pudriciones.
Es interesante la etimología del Paraíso: se lo denomina Melia: el nombre del género deriva del griego antiguo «μελία» que significa «frassino», debido a que sus hojas son similares a las del fresno y tambien azedarach, adjetivo que proviene del persa «azaddhirakt», término utilizado por los árabes que se traduce como «árbol que libera».
Fuentes: 1) Bissanti, G. (2018) Melia azedarach. Un Mundo Ecosostenible. 2) García Giménez, M. D., Sáenz Rodríguez, M. T., & Silvestre Domingo, S. (2005).