La Comisión Nacional de Monumentos aprobó sin modificaciones y en tiempo récord el proyecto que busca demoler el histórico estadio para ampliar su capacidad en un 53% y sumar un estacionamiento.
El Arzobispado de Buenos Aires y el empresario Diego Finkelstein presentaron el proyecto de demolición del histórico estadio Luna Park, que fue aprobado en tiempo récord y sin modificaciones por la Comisión Nacional de Monumentos.
El estadio es muy importante para la historia deportiva y cultural de la Argentina es Monumento Histórico Nacional desde 2007 y es Área de Protección Histórica.
El proyecto aprobado plantea que la capacidad del estadio se extienda de 8.400 a 13.000 espectadores. La empresa de Finkelstein tiene la concesión del estadio por 40 años y le pagara al Arzobispado local un millón de dólares y el mismo monto todos los años mientras dure la concesión.
La resolución fue impulsada por su presidenta, Mónica Capano, Secretaría de Cultura de la Nación y por Juan Vacas, actual subsecretario de Paisaje Urbano de la Ciudad de Buenos Aires.
La decisión final la deben tomar el Gobierno porteño y el Papa Francisco, que debe autorizar toda la operación.
Organizaciones que defienden las estructuras edilicias históricas de la ciudad como la Fundación Ciudad y Basta de Demoler sostienen que el estadio puede ser remodelado sin incumplir las normas de protección patrimonial ni comprometer su valor histórico. Pero siempre el negocio está por encima de cualquier valoración cultural aun avalada por una ley.