Por Lic Claudia Reynoso*
Nuestra sociedad fomenta el culto al cuerpo permanentemente. Desde los medios de comunicación y la publicidad se enarbola este culto como valor máximo. Mantenerse jóvenes, no aparentar la edad que realmente se tiene, sería el objetivo anhelado por muchas personas. La utopía de la “eterna juventud”.
Para esto se realizan distintas prácticas y se emplean diferentes técnicas: alimentarse bien, cuidar el cuerpo y mantenerlo en forma haciendo deporte, gimnasia, danza, etc, además de los métodos cosméticos y quirúrgicos.
Si bien es muy importante mantener un estilo de vida activo en este sentido, no deberíamos olvidarnos de nuestra mente. Es fundamental cuidar aspectos tales como mantener una memoria activa, estimular las funciones intelectuales superiores como el lenguaje, la percepción, las praxias, la atención y las gnosias.
Disciplinas como la Neuróbica o Gimnasia Mental se desarrollan en pos de provocar la activación de zonas cerebrales poco usadas o dormidas. Estas técnicas, diseñadas por neurobiólogos, se basan en la necesidad de la mente de ser ejercitada mediante entrenamiento y estimulación de la atención, la memoria, la concentración, la agilidad mental, etc; para desarrollarse y mantenerse en forma plena y en equilibrio.
Todas las edades necesitan
Existe el prejuicio de que la gimnasia mental sería solo necesaria en los adultos mayores, con el objetivo de prevenir los efectos de envejecimiento y deterioro intelectual, y enfermedades tales como el Alzheimer y la demencia. Sin embargo, está demostrado que en todas las edades esta técnica permite integrar partes del cerebro que permiten resolver cuestiones de déficit de atención, hiperactividad, mejora la concentración, la organización, la lectura, la escritura; facilitando el aprendizaje.
Desde el origen de nuestra vida, nuestras células nerviosas se encuentran desordenadas y son la experiencia, las sensaciones y los estímulos los que hacen que se categoricen y agrupen. Esto es debido a la plasticidad que nuestro sistema nervioso posee.
El desarrollo de nuevas tecnologías ha hecho que nuestra mente se vuelva perezosa y cómoda. Ya no recordamos los números de teléfono, armamos rutinas que hacen que automáticamente realicemos algunas actividades en la vida cotidiana.
Nuestro cerebro asigna tareas rutinarias a un hemisferio específico que actuará unilateralmente, recibiendo datos pero sin procesarlos.
La alteración, aunque mínima, de estas actividades que mecánicamente llevamos a cabo, implican una activación en el cerebro. Nos impulsan a salir de nuestra zona de confort y romper con lo previsible, generando nuevas conexiones neuronales, mejorando así el aprendizaje y el equilibrio usando los dos hemisferios cerebrales.
Es decir que esta neuroplasticidad de nuestro cerebro puede formatearse, modificarse, con la experiencia. En este sentido es que decimos que la gimnasia cerebral activa “zonas cerebrales dormidas o poco usadas”. Se crean nuevos esquemas de pensamiento estimulando las funciones intelectuales superiores.
Técnicas para activar el cerebro
En la práctica el entrenamiento de las técnicas de habilidades mentales y de pensamiento se realiza de varias maneras. Se consideran más efectivas aquellas que tienen un abordaje desde lo lúdico, lo recreativo, ya que el sentido del humor y la diversión mejoran los resultados, fomentan la actitud positiva y la emocionalidad.
Los talleres de gimnasia para la mente son espacios donde a través de juegos de palabras, de memoria, situaciones propuestas que apuntan a desarrollar el pensamiento lateral, se logra estimular y desarrollar nuevas conexiones neuronales, facilitando nuevos aprendizajes. Pero no son los únicos espacios posibles para ello, ya que cotidianamente podemos proponernos desafíos a nosotros mismos.
Podemos cambiar nuestro itinerario cuando salimos a realizar compras, o nos dirigimos a nuestro trabajo, memorizar algunos de los números telefónicos a los que más llamamos, hacer cuentas sin utilizar calculadora, aprender a tocar un instrumento o a hablar un nuevo idioma.
También es efectivo utilizar una mano distinta para realizar tareas cotidianas tales como cepillarnos los dientes, utilizar el mouse de la computadora con la mano no hábil, escribir a mano, concentrarnos solo en el sonido del TV cerrando los ojos mientras escuchamos el audio, mirar la hora en un reloj de pared a través de un espejo, tratar de memorizar la lista del supermercado, vestirnos con los ojos cerrados, aprender una palabra nueva cada día tratando de incluirla en nuestras conversaciones, etc.
La posibilidad de prevenir deterioros intelectuales, ampliar la capacidad de construir conocimiento a través del ejercicio mental está confirmada. Debemos proponernos dedicar tiempo a ejercitar nuestra mente y aceptar el desafío de adoptar hábitos saludables de salud mental y emocional.
*claureynos@hotmail.com