Obstetricia: Cicatrices en el vientre

Por Nicole Martin

“A la mujer dijo: En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”
Génesis 3, 16.

Miles de años han pasado desde la represión de Dios a Eva, pero aún hoy las mujeres están oprimidas a parir con dolor y miedo. Los estigmas herederos del parto, que han sido reproducidos de generación en generación, son popularmente reconocidos. Desde pequeñas, las mujeres han recibido información sobre la maternidad con frases como “sufrí como una madre” o “es peor que un parto”, o frente a la desobediencia, como una amenaza: “Ya vas a ver cuando tengas hijos”.

Pero la condena de las mujeres, históricamente, no ha sido únicamente por el dolor físico sentido durante el parto, sino también frente a la violencia moral de ser oprimida, sometida y subestimada a un sujeto sin capacidad de decisión. El Dr. Luis Papagno, titular de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires, comenta que los progresos médicos han traído efectos secundarios tan importantes como los mismos problemas que se intentaban solucionar. “Las técnicas excesivamente quirúrgicas en los partos normales, la ruptura del vínculo madre-hijo y la separación de la pareja son solo algunas de las manifestaciones indeseables en la atención de un parto”, afirma.

“La humanidad ha hecho del «parirás tus hijos con dolor» una sentencia pero, ¿es realmente un castigo el tener dolor en el parto?”,  el Dr Papagno cuestiona, y se responde: “El dolor es un aviso para que el cuerpo ponga en marcha sus defensas”.

Hernan Hesse dice en su libro “El lobo estepario” que el dolor y el placer tienen la misma cara. Y, en efecto, la experiencia comprueba que el dolor de la madre se convierte en placer cuando ve a su hijo/a.

Tal como expone Puja, la Organización Mundial de la Salud clasifica la violencia obstétrica en cinco categorías:
1- Procedimientos de rutina sin razones valederas: exceso de cesáreas, rasurado en el pubis, enemas evacuantes, cortes quirúrgicos para agrandar la vagina, revisiones de la cavidad uterina.
2- Humillación y maltratos por parte del personal de la salud.
3- Ejercicios obstétricos para aprendizaje de estudiantes y residentes sin autorización de las mujeres.
4-Lugares de atención reducidos o en lugares de hacinamiento.
5-Xenogobia o discriminación étnica.

A la vez, surge el fenómeno de la violencia contra el bebé, que es separado de su madre recién llegado al mundo. Michel Odent afirma: “Las ciencias biológicas nos enseñan que la primera hora que sigue al nacimiento es la que conforma todo un período crítico en nuestro desarrollo de la capacidad de amar”. Raquel Schallman sostiene en Puja: “Cuando nace el bebé, que es una página en blanco, es sometido a una serie de prácticas innecesarias y cruentas. Lo único que necesita es a su madre, porque todavía forma parte de su cuerpo y es este el único lugar conocido. Rápidamente cortan el cordón, que es como quitarle el oxígeno a un buzo, pero si se esperase, el bebé comenzaría a respirar lentamente. Sólo cuando ha sido pinchado, bañado y peinado termina en una incubadora en observación, solo, dolorido y asustado”.

En 1990, se realizó un estudio en Suecia que observó durante dos horas a 72 neonatos. A 38 de ellos se los dejó encima de la madre, piel con piel, ininterrumpidamente. A los 34 restantes, se los separó de la madre a los 20 minutos de vida durante 20 minutos, para luego ser colocados nuevamente piel con piel. Los resultados indicaron que un 70% del primer grupo consiguió mamar correctamente, mientras que del segundo grupo sólo lo consiguió un 20%. Las conclusiones de los investigadores fueron que todos los recién nacidos deberían poder ser colocados piel con piel al nacer. Los bebés que, en lugar de ello, son separados de sus madres, lloran hasta colmar sus fuerzas, tal es así que los separados durante  el estudio manifestaron el doble de las hormonas del estrés en comparación con los que permanecieron con su madre.

“Cuando el nacimiento se vea como un periodo de suma importancia para aprender a amar, ocurrirá la revolución en nuestra visión de la violencia”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *