Maíz ceroso Genéticamente Modificado: el Caballo de Troya de la edición genómica se abre puertas

Cartel del ensayo de campo del maíz ceroso transgénico de Corteva en Johnston, Indiana, Estados Unidos.

Al menos cinco países —Argentina, Brasil, Canadá, Chile y Estados Unidos— aprobaron la variedad de maíz genéticamente modificado con una técnica de edición genómica llamada CRISPR, sin someterlo a una evaluación de riesgos y a las regulaciones de los cultivos genéticamente modificados. Otros países podrían hacer lo mismo pronto.

El maíz GM es producido por Corteva, compañía de origen estadounidense, la segunda compañía de semillas más grande del mundo y la cuarta productora de pesticidas. Corteva describe a la variedad como “maíz ceroso” que, como las variedades de maíz ceroso convencionales, produce un almidón con un elevado contenido de amilopectina y bajo en amilosa. En este caso, Corteva usó ingeniería genética para reprimir los genes productores de amilosa responsables de producir amilosa en sus variedades híbridas de maíz no cerosas.

Una descripción detallada del maíz ceroso transgénico de Corteva, fue publicado esta semana por la Canadian Biotechnology Action Network (Red Canadiense de Acción en Biotecnología, CBAN).

No obstante que Corteva usa transgenes y bombardeo de partículas para desarrollar su maíz ceroso GM, afirma que el cultivo no debiera estar regulado como organismo genéticamente modificado, debido a que el material transgénico, de acuerdo a la compañía, ya no está presente en las semillas que se comercializan. Hasta ahora, las autoridades pertinentes de Argentina, Brasil, Canadá, Chile y Estados Unidos autorizaron el cultivo para su liberación comercial teniendo esta afirmación como base y sin someterlo a una evaluación de seguridad exigida para otros cultivos genéticamente modificados. 

Por otro lado, como lo hizo notar CBAN, “Corteva parece no haber solicitado una aprobación en la Unión Europea donde, en 2018, un dictamen de la Corte de Justicia de la Unión Europea exigió que los cultivos con edición genómica sean sometidos a las mismas estrictas regulaciones que todos los organismos modificados genéticamente”.

Corteva, que fue creada a partir de la fusión de las divisiones agrícolas de Dow y DuPont, ha declarado abiertamente que está usando el maíz ceroso GM para despejar el camino a la introducción de otros cultivos GM producidos con técnicas de edición de genoma (también conocida como “edición genética” o “de genes”). 

La descripción de CBAN muestra múltiples documentos y citas de los ejecutivos de la compañía que muestran que, deliberadamente, se eligió un cultivo que puede ser llevado al mercado sin llamar mucho la atención o sin riesgos de demandas por responsabilidad.

“La razón por la cual estamos trabajando con el maíz ceroso es para tener esta conversación, porque [necesitábamos] avanzar con algo que tuviera como atributo una larga historia de uso seguro, [que] tuviera importantes usos industriales tanto en alimentos […], y en [otras] aplicaciones industriales, como también con el etanol”, señaló Robert Meeley, investigador científico principal en Corteva, a los delegados de la Conferencia Sobre Edición Genómica de la OCDE en 2018. “Necesitábamos hacer algo rápido y tener esta conversación ahora, de manera de sacarlo a los mercados”.

En Estados Unidos, donde se pretende que Corteva inicie su cultivo comercial, el maíz ceroso es un cultivo menor, cultivado casi totalmente para usar su almidón en alimentos y algunos productos industriales atados por contratos que mantienen en secreto de identidad con los compradores. Para la compañía, por lo tanto, existe un mínimo riesgo de que la introducción de su maíz ceroso genéticamente modificado vaya a generar una reacción pública o resulte en demandas legales por contaminación.

 Una introducción exitosa en Estados Unidos preparará el escenario para el cultivo comercial y la importación en otros países donde las regulaciones, sobre los cultivos transgénicos y los nuevos cultivos genéticamente modificados con edición genómica, todavía no están definidas. Esto incluye a sus vecinos de México, donde no está claro si el ambiguo decreto del gobierno sobre glifosato y maíz genéticamente modificado pondrá alguna restricción a las variedades de maíz con edición genómica. Actualmente, Corteva vende en México maíz híbrido ceroso convencional a través de su subsidiaria Pioneer Hi-Bred.

Otra importante razón por la cual Corteva eligió comenzar el desarrollo de sus cultivos de edición genómica con el “maíz ceroso” es porque es un maíz, y el maíz es, por mucho, el más lucrativo de los cultivos para venta de semillas en el mundo. 

Incluso el mercado de las semillas del maíz ceroso es importante y está creciendo, especialmente en China y otras partes de Asia del Este y Sudeste donde el maíz ceroso, también conocido como maíz pegajoso, es un importante cultivo para alimento y el principal tipo de maíz que las personas consumen directamente. El año pasado, investigadores chinos usaron una técnica similar para desarrollar sus propios híbridos de maíz ceroso CRISPR.

Los campesinos en China desarrollaron el maíz ceroso hace cientos de años y todavía hay miles de variedades de semillas campesinas de maíz ceroso en todo Asia. Pero las compañías de semillas como Corteva no están interesadas en estas variedades campesinas de polinización abierta. 

Su único interés está en vender semillas de maíz híbrido que no puedan ser guardadas por los campesinos y agricultores. El problema para las compañías de semillas, sin embargo, es que el maíz ceroso no es fácil de mejorar genéticamente como híbrido. El proceso es complicado, toma tiempo y tiende a presentar “efecto lastre” en su rendimiento (disminución de rendimiento) cuando se compara con sus contrapartes no cerosas.

La única innovación de Corteva con su maíz ceroso genéticamente modificado, es que usó la edición genómica para evitar el “efecto lastre” y acortar en un año el tiempo que les habría tomado lograr los mismos resultados mediante un mejoramiento convencional de híbridos. Para los agricultores, esto es un cambio poco notorio. Pero es enorme para las compañías de semillas, particularmente para aquellas que controlan los derechos de patentes sobre la tecnología. 

Esto significa que pueden producir nuevas variedades híbridas de maíz y de otros cultivos con mayor rapidez y a un menor costo que su competidores, sobre todo si pueden evitar las exigencias regulatorias y de segregación que existen para la primera oleada de cultivos genéticamente modificados. 

De esta manera, Corteva y otras corporaciones invierten fuertemente en la edición genómica están apostando por otra fase de consolidación, similar a la que ocurrió con la primera oleada de cultivos transgénicos, lo que les proporcionará un control aún mayor sobre el mercado global de semillas.

Pero es poco probable que el maíz ceroso convenza al público escéptico sobre los beneficios de la edición genómica. Para esto, Corteva tiene otra carta de relaciones públicas bajo la manga. Durante los últimos cinco años ha estado asociado con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en México buscando desarrollar variedades híbridas de maíz para África mediante edición genómica. El programa es financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates y hay una suerte de puerta giratoria que integra estrechamente las tres instituciones.1 Corteva y CIMMYT afirman que la edición genómica puede acortar a la mitad el tiempo necesario para desarrollar híbridos y que tienen planes de liberar en Kenia, para 2025, el primer lote de híbridos genéticamente modificados resistentes a la mortal necrosis del maíz. Actualmente, Kenia está redactando las leyes para regular los cultivos de edición genómica “usando como modelo los procedimientos de Argentina”.

Para ser una tecnología que está siendo promocionada como no-transgénica por los gigantes de las semillas, es difícil ver alguna diferencia con su antiguo libreto de los transgénicos.

 Fuente: Agencia biodiversidad en Latinoamérica


1 Neal Gutterson, Director Jefe de Tecnología de Corteva hasta el año pasado, estuvo en el directorio de CIMMYT desde el año 2013 hasta 2019, momento en el que pasó a ser miembro del Sistema CGIAR System, la estructura internacional de CIMMYT. Otro de los investigadores importantes de Crispr en Corteva, Renee Lafitte, acostumbraba a trabajar en CIMMYT y en International Rice Research Institute (IRRI), ahora es Director Adjunto de investigación y desarrollo en el progama de Desarrollo Agrícola en la Fundación Bill & Melinda Gates.

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