Por Marina Rodríguez
Si usted es diabético sepa que en los últimos años la ciencia médica ha logrado importantes avances que pueden ayudar a disfrutar de una vida activa y productiva. Sin embargo, no tome a la ligera su estado de salud, porque la diabetes es una enfermedad compleja.
A diferencia de muchos padecimientos, la diabetes es incurable. Si usted es diabético, busque estar lo mejor informado posible para tomar decisiones atinadas con respecto a su salud.
Las estadísticas son bastante desalentadoras. La diabetes es la tercera enfermedad mortal en los Estados Unidos, después de los pacientes cardíacos y el cáncer y es la primera causa de insuficiencia renal terminal más un importante factor de riesgo de enfermedades cardíacas.
Además, el costo emocional que la enfermedad representa para el paciente, su familia y amigos no puede cuantificarse.
También hay buenas noticias. Estudios realizados a escala nacional a lo largo de 10 años demostraron que las personas con diabetes Tipo I podían reducir un 50% o más el riesgo de desarrollar complicaciones graves a largo plazo manteniendo los niveles de azúcar sanguíneo cercanos a lo normal.
Cualquier diabético puede eliminar el riesgo de presentar complicaciones manteniendo los niveles de azúcar sanguíneo dentro de los límites normales en la medida de lo posible.
La finalidad de esta información es servir como fuente de consulta a los pacientes cuyo cuidado está en manos de un médico y de otros profesionales de la salud.
¿Qué es la diabetes?
Es un trastorno de la forma en que el organismo transforma el alimento en energía. El problema se centra en una sustancia llamada insulina y en su producción y utilización en el organismo. La insulina ayuda a transformar en energía el alimento que usted come.
Veamos el proceso completo. La comida digerida entra al torrente sanguíneo en forma de azúcares. Una de las fuentes de azúcar más obvia es el azúcar de mesa. Los alimentos como el pan o la pasta también contienen almidón que se convierte en azúcares en el organismo. Incluso la carne y la margarina que usted le unta al pan contribuyen a la produccióndel azúcar sanguíneo.
Sin embargo, si el azúcar sólo circula por el torrente sanguíneo no le sirve a las células del organismo. Algo hace falta para que las células reciban el mensaje y asimilen el azúcar. Es entonces cuando la insulina aparece en escena; es la “llave” que abre la cerradura de las células para que entre el azúcar. Una vez que el azúcar pasa del torrente sanguíneo, a las células, éstas la aprovechan para obtener la energía necesaria para un funcionamiento normal.
Ahora veamos el escenario sin la estrella principal: la insulina. Sin ella, las células no pueden aprovechar el azúcar en forma normal y, por lo tanto, no obtienen suficiencia energía. Por otro lado, el azúcar “regresa” a la sangre; el nivel de azúcar se eleva demasiado y permanece demasiado alto casi todo el tiempo. Esta condición se conoce como diabetes.
Tipos de diabetes
Se distinguen dos tipos de diabetes, Tipo I y Tipo II, y la diferencia principal entre ambos depende de la capacidad del organismo para producir insulina. Las personas que padecen la diabetes Tipo I, también denominada diabetes insulinodependiente o “diabetes juvenil”, producen muy poca insulina o nada en absoluto. Si usted padece este tipo de diabetes, su organismo depende para sobrevivir de inyecciones diarias de insulina.
En cambio, las personas que padecen la diabetes Tipo II, también conocida con diabetes no insulinodependiente, producen por lo menos algo de insulina en su organismo. El problema de esas personas es que la insulina no trabaja adecuadamente y, por lo tanto, no son capaces de aprovechar el azúcar como es debido. No requieren inyectarse insulina todos los días para sobrevivir y, en muchos casos, pueden controlar la diabetes mediante el ejercicio y la alimentación apropiados.
También pueden tomar medicamentos o píldoras para incrementar la cantidad de insulina que produce el organismo o para mejorar su aprovechamiento. Sin embargo algunas personas con diabetes Tipo II necesitan inyectarse insulina a diario para conservar una buena salud, incrementando la pequeña cantidad de insulina natural que produce su organismo. Quizá no precisen insulina para sobrevivir, pero sí para mantenerse saludables.
Como descubrir que tiene diabetes
En el caso de la diabetes Tipo I o insulinodependiente, los síntomas son sed excesiva, micción frecuente, pérdida de peso y hambre constante. Es probable que se sintiera muy cansado y perezoso. También pudo haber tenido otros trastornos físicos como náuseas, vómito, dolor abdominal, debilidad y respiración rápida. Algunas personas incluso llegan a experimentar un coma diabético, cuando son excesivos los niveles de cetonas en la sangre, sustancias que produce el organismo cuando sólo puede quemar grasa para generar energía.
Quien padece diabetes Tipo II, o no insulinodependiente, tal vez lo descubrió mientras se sometía a algún estudio de rutina. Por ejemplo, en un análisis de laboratorio pueden detectarse altas concentraciones de azúcar en la sangre.
Algunas personas con diabetes Tipo II descubren que padecen la enfermedad porque presentan síntomas similares a los de los pacientes con diabetes Tipo I, como hambre y sed excesivas, micción frecuente y, en ocasiones, pérdida de peso inexplicable. De vez en cuando, la diabetes Tipo II se diagnostica cuando las personas contraen otra enfermedad, como un resfriado severo.
Las personas que ignoran que tienen altas concentraciones de azúcar sanguíneo pueden presentar un aumento excesivo, repentino y quizá experimenten muchos de los síntomas propios de la diabetes Tipo I. De no corregirse este trastorno, puede agravarse y terminar en coma diabético.
El conocimiento que usted tenga sobre la enfermedad representa mucho más que una parte del tratamiento, ES EL TRATAMIENTO.
No olvide que… cada uno es responsable de su salud.
