Fondos Buitre: ¿Se repite la historia?

Por Maricel Cioce

Las aves carroñeras nunca cazan una presa viva, se alimentan de sus botines en descomposición, la motivación del crimen de los llamados fondos buitre es bastante diferente, no lo hacen para subsistir, sino que accionan por el encarecimiento producido de una deuda que entró en cesación de pagos.

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La aparición de estos fondos en el mundo de los bonos se dio a fines de los ’80 y principios de los años ’90, cuando a través del Consenso de Washington el sistema financiero mundial sufrió profundas reestructuraciones. El Consenso de Washington promovía entre otros puntos, la apertura a inversiones extranjeras directas, la privatización de empresas públicas y el libre comercio a través de la desregulación de los mercados.

Durante el gobierno de Menem, ya se habían iniciado negociaciones con el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Nicolás Brady (Plan Brady, cambio de bonos por activos del estado) para reestructurar la deuda, y entre las modificaciones que introdujo la gestión del ministro Domingo Cavallo sobre todo se destacan dos: la deuda que estaba en moneda nacional se convirtió a dólares y la jurisdicción para el pago se pautò en New York, (antes estaba situada en Buenos Aires).

Desde la última dictadura militar hasta la crisis de 2001, el predominio del sector financiero por sobre los sectores de la producción (industria), soportado sobre un andamiaje llamado “Reforma del Estado” fue el teatro de un nuevo modelo basado en genocidio, políticas de privatización, desregulación estatal y desocupación masiva.

Según los investigadores BASUALDO, NAHÓN, NOCHTEFF,  el incremento del endeudamiento combinado con la fuga de capitales, provocó una nueva estructura de dominación integradas por sectores de poder local y por los acreedores externos, que impulsaron las políticas del Consenso de Washington.

Los grupos económicos locales (Pérez Companc, Techint, Grupo Bemberg, Bunge &Born, Macri y Roggio) y el capital financiero internacional, abrieron un proceso de concentración de la economía enmarcada en la contracción de deuda externa -no para la expansión industrial, sino para favorecer la renta financiera de estos grupos- que a su vez insertaron localmente activos financieros (bonos, títulos, etc.) y luego los fugaron para obtener “valorización” a partir de la diferencia entre la tasa de interés local y la externa (fuga de capitales).

En el 2005, nuestro país comenzó una operación para regularizar el tema de la deuda que se hallaba en default, de esta manera abrió un canje que ofreció quitas, mayores plazos y tasas más bajas, que fue aceptada casi por el 80% de los acreedores. En 2010 el ofrecimiento se repitió y contó con una nueva aceptación que llegó al 93%. El otro 7% decidió no aceptar el acuerdo e inició un juicio en los EEUU con el objetivo de cobrar el 100%.

En este sentido, se dice que los fondos buitre son especulativos porque compran títulos de deuda externa de países con economías débiles o empresas en quiebra a precios muy bajos, para luego reclamar su reventa al valor total de esos bonos sumando los intereses vencidos. Por otro lado, proceden en tribunales externos a los del país que les debe, situación que favorece a dejar de lado la situación local.  Hay que discriminarlos de los holdouts, quienes son tenedores de deuda que no aceptan las reestructuraciones pero tampoco especulan con acciones legales.

El miércoles 17 de marzo, mientras miles de personas se movilizaron al Congreso de la Nación en contra de los Fondos Buitre,  el gobierno logró el voto afirmativo de los Diputados y se especula que tendrá también, la aprobación del Senado.

Dicho acuerdo incluye un proyecto  que establece la derogación de la «Ley Cerrojo», la «Ley de Pago Soberano»,  y provee una DNU que permite la emisión de nueva deuda (entre 12 y 15 mil millones de dólares) para abonar a los acreedores, principalmente constituidos por un grupo de bancos internacionales.

Uno de los aspectos favorables de la ley de pago soberano, establecía la creación de una Comisión Bicameral para investigar el origen, evolución y estado actual de la deuda externa argentina desde la última dictadura militar de 1976 hasta la fecha. Por otra parte, la oferta judicial ya está en manos de la Corte de Apelaciones de Nueva York, que debe decidir qué hacer con las cautelares  que impiden los pagos a los bonistas de los canjes de 2005 y 2010 y ponen como último plazo el 14 de abril.

“Estas son las reglas del juego para integrarnos” dice el poder empresario en consonancia con el gabinete macrista,  pero remontándonos a los hechos que se arrastran desde la última década y sobre todo en la Argentina desde 2008 en adelante por el llamado “conflicto con el campo”, expresa una  tensión entre grupos: Houldouts, especuladores contra  el establishment financiero internacional, FMI y gobierno de EEUU que quieren ponerle límites a aquellos que están en contra de los fondos buitre.

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¿Quiénes ganan, quiénes pierden?

Muchos de los discursos de apoyo al pago desconciertan a la población: primero se denuncia la extorsión de los fondos buitres y después que vamos a pagar el 100% y muchos legisladores dijeron que votan a favor, “tapándose la nariz”. El consenso de los sectores de derecha y el gobierno es que hay que pagar. Las divergencias son más bien de matices (depósito o no) pero la idea es que hay un fallo y que no se puede hacer nada, hay que aceptarlo.

La postura del  núcleo exportador  tiene que ver con los lineamientos de un modelo de acumulación que permita liberalizar el mercado, pero los intereses tácticos de cada sector del bloque tiene diferencias: mientras que el agro busca sobre todo evadir las retenciones para expandir sus excedentes, el sector industrial requiere un mercado sin intervención por el problema de la falta de dólares para adquirir importaciones necesarias para desarrollar la industria, sus objetivos bregan por la apertura hacia capitales privados extranjeros que “financien” el “desarrollo”, tal como en los 90’.

A fines de marzo se realizó en la Rural un encuentro de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en la Argentina (AmCham)  en la cual se convocó a los empresarios a “cerrar brechas, abrirnos, integrarnos, actuar con transparencia y crear fuentes de confianza” para la entrada de inversiones que supuestamente incrementará la entrada de dólares.

Sin embargo,  muchos economistas plantean que cuando se entregan más bonos al sector privado (o sea endeudarse más con bancos internacionales para poder pagar la deuda) se abre un proceso de re-endeudamiento que concluye, a través del FMI, con políticas de ajuste para poder cobrar. Por eso se prevé un fuerte ajuste fiscal con caída de la actividad económica, reducción del gasto público y desempleo, (se anunció el tarifazo del gas, agua, trasporte y telefonía).

La historia consolidó a la deuda externa como uno de los mecanismos fundamentales de dominación sobre Latinoamérica y en la particular en Argentina, la población ya experimentó el avance del capital sobre el trabajo y  con ello el estallido de una crisis muy profunda como la del 2001.

Al final parece

-Para consultar el trabajo de BASUALDO, NAHÓN, NOCHTEFF: “Trayectoria y naturaleza de la deuda externa privada en la Argentina. La década del 90’ antes y después. Documento de trabajo 14. Área económica de FLACSO http://legacy.flacso.org.ar/uploaded_files/Publicaciones/dt_nro14_EB_CN_HN_Dic2005.pdf

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