Por Arq. Osvaldo Guerrica Echevarría
A pesar que la Ciudad de Buenos Aires cuenta ya con más de 40 Km2 de rellenos sobre “el más ancho del mundo”, las actuales autoridades siguen insistiendo en un tema tan polémico como peligroso (cambio climático mediante).
Recientemente, los medio de prensa recogieron el mensaje llegado desde la Jefatura de Gobierno que comunica el plan de rescate de la Costanera Porteña con la construcción de varios parques y espacios públicos -“desde Vicente López hasta el Riachuelo“- destinados al solaz de la población de la ciudad y sus visitantes.
Varios de ellos se desarrollan sobre nuevos rellenos y otros consolidan los actuales. Pocos medios han publicado opiniones o mencionado siquiera la verdadera dimensión del proyecto puesto en marcha. Los comunicados del GCBA solamente hablan de los espacios públicos que se inaugurarán (casualmente) a lo largo de 2023, año electoral. Nada dicen de los negocios previamente establecidos (comerciales, inmobiliarios y de todo tipo) pergeñados en paralelo:
En 2018 se le otorgó al concesionario del Aeroparque Jorge Newbery (con destino a su ampliación) la cesión gratuita y a perpetuidad de 12 ha de tierra pública más la explotación de otras varias de un relleno sobre el río para una nueva playa de estacionamiento. Así se desplazó la Avenida Costanera y desapareció el histórico Espigón Dorrego.
También en 2018 se sancionó la creación del “Distrito Joven” en el que los empresarios de la noche tendrán su zona exclusiva en los nuevos predios a concesionar en la Costanera Norte donde, seguramente, podrán desarrollarse a gusto y construir según sus preferencias.
En 2021, la urbanización de los rellenos costeros de Costa Salguero y Punta Carrasco despertó el repudio unánime de vastos sectores de la población que la cuestionan y piden (públicamente, en la justicia y con aval constitucional) un 100 % de parque público en esos predios.
Igualmente en 2021 a la empresa IRSA se le permitió la creación de un barrio exclusivo (una urbanización que incluye 16 torres de 100 m de altura sin Evaluación de Impacto Ambiental) frente a la Reserva Ecológica Costanera Sur, pero que aparece “cediendo” como parque público el importante humedal ribereño contiguo y el camino de sirga.
Por otra parte, la instalación ilegal desde hace décadas de locales comerciales gastronómicos sobre la costa, en las inmediaciones del Espigón Abanico, se blanquearía con nuevos rellenos (“playa de arena” junto a las aguas hipercontaminadas del estuario) que los convertiría en mediterráneos y con mayores comodidades para sus clientes.
Esta nominación no es exhaustiva, marca sólo las más notables y conocidas operaciones que vive la costa porteña en lo que va de este siglo XXI y que son la verificación de lo expuesto certeramente por Della Paolera a principios del siglo XX.
NOTA:
El 5 de junio de 1933 el Ing. Carlos María Della Paolera, en una Conferencia ofrecida en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, entre otros conceptos, expresaba: “…Otro asunto estrechamente vinculado con los espacios libres es el que se refiere al destino de los terrenos creados por la construcción de la avenida Costanera. Los terrenos que se van ganando al río, por medio del dique perimetral que contiene las aguas del Plata, están resultando el lugar común de todas las iniciativas de desplazamiento o de creación de toda clase de instituciones públicas y privadas. A tal punto que si se diera cabida a todo lo que se quiere construir allí, sería necesario iniciar desde ya la construcción de una nueva costanera que ganase otra vez al río una nueva faja de expansión para la ciudad. A este procedimiento de avances sucesivos seguidos por la edificación podrá llamárselo con propiedad en el futuro: El loteo del Río de la Plata”.