“EL CAMPO” y los “OTROS CAMPOS” en Argentina ¿Qué quieren y para qué?

Por Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria-Calisa
Facultad de Agronomía-uba

Lo agrario y lo rural  es mucho más que  la producción y exportación de algunos granos, como nos quieren hacer creer los grandes medios de comunicación y sus anunciantes;   tiene que ver con la tierra,  el agua y  el trabajo, con nuestros alimentos y salud, con nuestra vida presente y futura. Por eso consideramos una obligación de la Universidad Pública contribuir a una mejor comprensión de lo que sucede en el agro, sus consecuencias, sus causas y los temas a enfrentar.

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A  ello  buscamos aportar  desde la “Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria”- CaLiSA  de la Facultad de Agronomía de Bs. Aires,  comprometidos con un proceso de desarrollo más justo, ligado a la “Patria Grande” Latinoamericana y a la superación de la “crisis civilizatoria” planetaria  a la que nos condujo la ambición  de los grandes capitales.

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La lógica del crecimiento de Argentina y América Latina en las últimas décadas se asentó en la sobreexplotación de los  recursos naturales –minerales, combustibles, fibras y alimentos – demandados desde los países centrales, en un mundo globalizado donde el capital financiero y las grandes corporaciones intensifican relaciones de dependencia económicas, políticas y culturales. El impacto en Argentina profundizó:

-La concentración de la producción, de la propiedad y/o posesión de los bienes naturales, de la provisión de insumos, del acceso a la tecnología y a los mercados, que se hace más evidente aún en las agroindustrias, con la hegemonía del capital transnacional;

-La acelerada urbanización y despoblamiento de áreas rurales cada vez más degradadas, con persistencia de situaciones de aguda  pobreza; más del 90 % de la población es urbana y mal alimentada; más de las dos terceras partes de los productores agrarios trabajan básicamente con su familia y luchan para sobrevivir, con menos del 15 % de la tierra.

Sin embargo se insiste en hablar de un solo “CAMPO”, homogéneo,  donde no existe diversidad cultural ni ecológica, ni   en el capital, la tierra y el agua que se maneja,   ni en la tecnología,  ni  en la comercialización; todo pasa por la disminución de los “derechos de exportación” (“reintegros” que le dicen) para un conjunto de productos que manejan muy pocas empresas,   devaluación,  menos  controles al comercio  y menos impuestos.¿Será que todo anda bien en este “CAMPO”?  ¿Qué pasa los “OTROS CAMPOS”  que alimentan y pueblan los territorios y  son parte de nuestra historia, nuestra cultura y nuestro futuro?

¿Algo nuevo o distinto a lo que proponían los grandes grupos económicos?  NO;  los reclamos, en lo fundamental,  son “más de lo mismo”, “lo de siempre”,   a pesar de las profundas transformaciones que se produjeron en el Sistema Agroalimentario Mundial y el de nuestro país en los últimos 20 años y  de las evidencias de que el modelo basado en grandes empresas agroindustriales  no puede alimentar al mundo y menos contribuir a un desarrollo más equitativo.

Empresarios,  gerentes y  académicos siguen  preocupados por  la “competitividad” y la “rentabilidad” de los “agro” grandes negocios,  vinculados a la  creciente demanda de los sectores medios del mundo. La sustentabilidad sólo se relaciona con la “sustentabilidad económica”  a  corto plazo,  una razón más para que sea  distante y ajena la última Encíclica del Papa Francisco (Laudate Sí) y la problemática del bienestar de nuestro pueblo.

Sin embargo, se manifiestan preocupaciones que reconocen culpas, aunque no se acepten responsabilidades:  la  generalizada ausencia de “buenas prácticas” en el manejo de agroquímicos, del suelo y de los recursos naturales, como es  el caso del “monocultivo”  que deteriora millones de hectáreas; estas son decisiones en las que  cabe una clara responsabilidad   a quienes impulsan este modelo productivo, sus obedientes ejecutores y asesores, lo que no implica desconocer   la pasividad  o complicidad del Estado.

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El “CAMPO” QUE NECESITA TODO EL PUEBLO ARGENTINO PARA SU DESARROLLO. Algunos temas urgentes para la agenda a construir y las políticas a impulsar.

La  democratización de la  tierra, el capital, el acceso a  la tecnología y a la  asistencia técnica; el apoyo estatal  a los productores primarios  para negociar con agroindustrias y empresas comercializadoras cada vez más poderosas; el riguroso control del comercio exterior y de los precios y calidad de los alimentos básicos de nuestra mesa;

 El gravísimo  deterioro del suelo y del ambiente y la falta de cumplimiento de las normas vigentes (Ley de Bosques, de Seguridad Alimentaria, de Trabajo Agrario, etc.); la falta,  incumplimiento o falta de presupuesto  de normativas que permitan:   superar la pobreza rural  y alcanzar  una vida  con bienestar y  trabajo  digno (Ley de Agric. Familiar);

-El “agregado de valores” que incorporaría  relaciones más solidarias en la producción, comercialización y consumo,  un mayor cuidado del ambiente, del trabajo  y de la vida.  “Otra economía” –la economía social-   es  posible y necesaria para avanzar hacia el desarrollo sustentable, para lo que se debe apoyar la producción agroecológica y las redes de producción y consumo responsable.

-Hacer cumplir las responsabilidades privadas y públicas para que toda la población pueda acceder a una alimentación Sana, Segura y  Soberana.

Tanto el Diagnóstico como la Agenda resultan del debate  de muchos y deben ser mejorados con el trabajo participativo y democrático  de la comunidad de la FAUBA, actores sociales, políticos y técnicos. A ello, humildemente convocamos  a partir de marzo 2016. Versión completa de este Documento,  en catedralibredesoberaniaalimentaria.blogspot.com.ar

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