La historia de la recuperación de la textil ubicada en el barrio de Villa Mitre.
Cómo es defender la fuente de sustento de 43 familias.
Me llamo Estela Monserrat y hace 33 años que estoy en la empresa, fue muy fulero lo que pasó con los patrones, se me derrumbó mi vida, mi familia me dice que no saben qué tengo acá ni por qué sigo y les digo “esto es parte de mi vida”… estoy acompañando a mis compañeros en una lucha, y a través de nosotros muchas personas van a defender sus puestos de trabajo si los patrones los quieren dejan en la calle… recuperamos la fábrica pero no tengo apoyo de mi familia… tengo dos hijos y mi esposo que no quiere saber nada con que siga, todo lo que hice en mi vida lo hice por este trabajo…
De todas las cosas, lo más duro son las guardias para cuidar la empresa, cuando me toca, siento que abandono a mi familia, la casa, es estar sábado, domingo, fiestas, navidad… mi marido se la tiene que bancar, porque esto es mi vida y tengo fe que vamos a salir adelante…
Hacía varios años que venían peleando con atrasos en los sueldos. En el 2011 los empleadores les debían noviembre y diciembre completos, el aguinaldo que se los pagaron con un cheque a 90 días y nada de las vacaciones. La única plata que recibían era con vales semanales de poco valor, a cuenta de los sueldos.
A pesar de las dificultades económicas, la relación con los empleadores era buena y esperaban la recuperación de la empresa a la que le habían dado muchos años de sus vidas.
La mañana del 17 de marzo de 2011, sin mediar ningún aviso previo, ni siquiera una sospecha lejana de los empleados, los dueños de la empresa, Saúl Hozman y Víctor Rueda, junto a la apoderada Noemí Romero, llamaron a todos los trabajadores y les presentan a dos personas como los compradores de la firma, “estos son los nuevos dueños”, “ellos se harán cargo de todo a partir de este momento”, y en un brevísimo discurso les explican que recuperarían la empresa rápidamente, pagarían todas las deudas, los sueldos atrasados, las deudas con la AFIP, con el sindicato y con las obras sociales.
Soy Susana Beatriz Vallejos, hace veinte años que estoy. Que los patrones se vayan me cayó como un balde de agua fría, me temblaban los pies, no sabía que pasaba, recuerdo que una vez le dije a mi hija, cuando nos daban los vales para ir haciendo los gastos, “el día que pare esta fábrica nos vamos a derrumbar… Me voy a derrumbar…
Tengo cuatro nenas, yo casi no aporto nada, mi marido no me apoya en nada para que siga y banca la casa, no le cuento nada de lo que pasa, lo único que me dice “¿qué espera el juez para firmar?” .
Nosotros solos sabemos lo que significa esta fábrica para nuestra vida.
Cuando la tomamos, la verdad me temblaron los pies, siempre me acuerdo la expresión de mi hija cuando le conté: ‘mirá hija, tomamos la fábrica’ y me respondió, ¡¡qué hiciste mami!! como si fuera un delito.
Los trabajadores recuerdan la escena con los nuevos dueños como si les hubieran presentado a Batman y Robín, los superhéroes que solucionarían todas las dificultades en un abrir y cerrar de ojos.
Pero lo que pasó, más allá del relato rosa fue que en los dos meses y medio que estuvieron a cargo, los supuestos superhéroes redentores solo se dedicaron a vender, vender y vender todo lo que había.
Los gigantescos depósitos del imponente edificio de cinco pisos de la empresa, que en su techo conserva el helipuerto, ubicada en Remedios Escalada de San Martin 2454, a metros de Artigas, en el barrio de Villa Mitre, se vaciaban a un ritmo sostenido.
Recordamos que Virtus, luego Dulce Carola, llegó a producir 150.000 prendas mensuales.
Lejanas ya esas épocas de gloria, los trabajadores veían que no se compraba nueva materia prima y además, seguían cobrando con vales de subsistencia.
Era tan claro el vaciamiento que decidieron tomar la fábrica para defender la fuente de trabajo.
Los trabajadores nunca habían creído del todo el relato sobre los nuevos dueños, pero al mismo tiempo deseaban que ese relato dulce, lleno de augurios se cumpliera.
La realidad, cuando se muestra con toda crudeza, es una modificadora muy eficiente de las visiones ancladas en fantasías que no tienen sustento.
A partir de la toma pasaron cosas. Hubo contactos entre las partes con el Ministerio de Trabajo para llegar a un acuerdo y los nuevos dueños firmaron un convenio de regularización de las deudas y a la vez, le enviaron a cada trabajador una carta documento donde los acusaban de cometer delitos dentro de la empresa para generar miedo.
Estela cuenta que pensaron primero que el traslado de la empresa había salido mal, “luego nos dimos cuenta y vimos que los nuevos dueños no hacían las cosas bien, algunos decían que querían vaciarla y dejarnos en la calle, porque apenas en un mes y medio liquidaron meses de mercadería acumulada, y no entraban insumos, a veces nos dábamos cuenta que habían retirado mercadería durante la noche.
Nosotros queríamos a nuestros anteriores patrones, pero también sentimos un abandono, veíamos que estos nuevos se llevaban cosas y cosas, entonces tomamos la empresa antes que la vaciaran del todo y evitar que al venir a trabajar encontráramos la puerta cerrada”.
A solo dos días del vencimiento del plazo que tenía la empresa para saldar su deuda con los empleados, en la soleada mañana del domingo 29 de julio de 2011 una patota de veinte personas comandada por directivos de la empresa irrumpió en la fábrica. Se encontraban allí 4 de los 43 trabajadores que desde el 7 de junio hacían guardia en la planta.
Néstor Ponce, del área de corte y Alicia Echeverri del área de producción dieron sus testimonios:
“El domingo vinieron tres personas, dos mujeres y un varón que dijeron venían del juzgado, que nos tenían que entregar un escrito, como no se veía nada en la calle, corrimos la traba y apenas empecé a abrir se metieron como veinte tipos adentro, a mí me mataron a palos y a mi compañero lo sangraron todo, nos llevaron para el fondo y nos sentaron en una silla, pensé que nos mataban”.
Interviene Alicia en el relato: “estaba Romero la contadora, rompieron la puerta de su oficina, abrieron la caja fuerte pero no les dejamos llevarse nada. Las chicas que estaban en el primer piso escucharon ruidos y empezaron a gritar, una empezó a llamar a los compañeros. Rodolfo y otra compañera fueron a hacer la denuncia. Vinieron a nombre de los dueños, uno era jefe de producción, Oscar Sánchez, que estaba en la patota y es amigo de ellos”.
Los agredidos quedaron con mucho miedo y los compañeros no sabían hasta donde llegarían estas agresiones.
Entre los violentos estaba el abogado de la empresa, de apellido Corvalán, el jefe de producción, Oscar Sánchez y la contadora, Liliana Noemí Romero. Al llegar la policía la patota ya había huido.
Luego de la agresión, los dueños tenían que presentarse en el Ministerio por el acuerdo de pago de las deudas salariales, pero fue sólo el abogado con una propuesta de pagar en un plazo de un año y pidieron al sindicato que intercedieran para que acepten ese plazo, pero tenían deudas por todos lados y se habían comportados como mafiosos, el mismo abogado Corvalán que los representaba, estuvo preso en La Plata 20 años.
El Ministerio de Trabajo de Nación, diputados, legisladores y miembros de la Junta Comunal 11 ante la falta de soluciones (nunca más se presentaron a una requisitoria del Ministerio) apoyaron la creación de una cooperativa y los trabajadores recuperaron para uso comercial, la histórica marca de lencería fina “Dulce Carola”
“Soy Marcela Delgado, hace 20 años estoy en la empresa. Actualmente no retiramos casi nada de sueldo, la comida la traemos de la casa; a los que les trabajamos, pagan en cheques a 30, 60 días, Estamos con mucho trabajo pero haciendo confección de prendas para otras empresas… somos como talleristas y la verdad, estamos enriqueciendo a otros con nuestro trabajo, porque si haríamos la producción, suponte, de bombachas, te la vendo a 30 pesos; pero la confección, ellos te dan el material y el trabajo vale, 2 o 3 pesos, es muy poquito…
Por ejemplo a Malamía la enriquecimos, nos traía telas para hacer 3 mil, cinco mil prendas y nos pagaban dos o tres pesos y ellos vendían la prenda a treinta o cuarenta pesos, trabajamos para otro patrón sin tener sueldos dignos…”
“Me llamo Rodolfo Cardozo, 47 años, hacía 22 que trabajo acá, todo esto me cambió un poco la vida, a partir de que decidimos quedarnos a cuidar nuestra fuente de trabajo, fue muy difícil todo, teníamos la esperanza que los antiguos patrones vuelvan, que se hagan cargo de todo lo que nos debían…
Soy casado, estoy en pareja, (su esposa está a su lado) y resistir en esta situación donde no se produce nada de dinero es muy difícil porque los dos estamos en la misma situación, en nuestro hogar no hay otra entrada de dinero, somos los únicos que somos pareja en la fábrica y es muy complicado, hay momentos que pensamos que uno de los dos tiene que buscar otra cosa, si mejora bienvenido, pero sino es pesado seguir…
Entre los trabajadores cambió totalmente la relación humana desde la toma, somos más unidos, nos conocemos más, aprendimos a convivir, te interesás por el otro, dialogamos, antes cada uno hacia su trabajo y chau… es una experiencia muy positiva…”
Estela comenta algo que todos comparten: “con 56 años, ¿quién me va a tomar en otro trabajo? Creo que para ir a otra empresa soy vieja, aunque se trabajar muy bien…
Todos nosotros somos grandes, pero hacemos un trabajo de excelencia, tenemos mucha fe, nos conocemos, confiamos en lo que trabaja cada uno… Ahora apenas retiramos 200 o 300 pesos, lo demás son gastos de la fábrica, tenemos 2000 de luz, igual de agua, el seguro, somos monotributistas, es un sacrificio muy importante.
Al principio me hubiese gustado que mis patrones vengan y me dijeran lo que pasaba, no nos importaba ser dueños de nada de esto, nosotros queríamos el trabajo, porque en la empresa estuvimos siempre bien, nos respetaban como personas, como operarias..’por favor, me podes hacer esto o aquello’ siempre con mucho respeto, con educación, entonces a nuestro patrón lo queríamos, no es como otros empleados que odian a su empleador, o le desean algún mal…”.
La situación actual
Con el apoyo de legisladores de la ciudad, se votó la ley 4864 que declaraba el inmueble donde funciona la cooperativa “de utilidad pública y sujeto a ocupación temporaria”. La norma fue aprobada en diciembre del año pasado y después vetada por el ejecutivo de la ciudad. La legislatura insistió en esta ley y el ejecutivo no pudo volver a vetarla. La norma dispone que el inmueble ubicado en la calle Remedios de Escalada 2454, ubicado en el barrio de Villa Gral. Mitre, será explotado por los trabajadores por un plazo de 2 años y quedan sujetos a expropiación los bienes muebles existentes en el predio, los cuales “deben ser destinados al funcionamiento de la Cooperativa”.
Además, la norma estipula que una vez concluido ese plazo, se autorice a la cooperativa a “expropiar el inmueble”.
Los trabajadores recuperaron la marca Dulce Carola como “Marca Colectiva”, trámite que hicieron en el Ministerio de Desarrollo Social. La marca era de los dueños, pero pasados los cinco años de vigencia no renovaron la propiedad intelectual, por lo tanto ahora les pertenece a los trabajadores.
Los trabajadores que son socios en la cooperativa tienen dos nuevos proyectos: la creación de un centro de formación gratuito en oficios vinculados con la industria textil, destinado a vecinos del barrio y la apertura de un local de venta directa de los futuros productos propios que produzcan cuando cuenten con dinero para comprar insumos.
El Ministerio de Trabajo está por aprobar un subsidio para la compra de mercadería, luego de un año y medio de que los trabajadores solicitaran esa ayuda que está regulada por ley. Mientras tanto, la cartera de Desarrollo Social está próxima a concederles un beneficio similar, que se les otorga a todas las empresas recuperadas.
“Fue y sigue siendo difícil mantener esta fuente de trabajo…a veces me bajoneo mucho, tengo dos hijas, el dinero que no alcanza, las cosas suben mucho, una tiene 19 que es la que me escucha y la otra 6 años.
La chiquita a veces nos dice ‘¿por qué no se buscan otro trabajo?’ pero siempre pregunta cómo está la cooperativa.
Nosotros pedimos para estar acá, para no ser usurpadores y conseguimos el permiso por dos años más la expropiación. Tenemos una esperanza muy grande de salir adelante. Hay un pedido de subsidio que no sale, estamos esperando eso para empezar a trabajar con nuestra propia marca, no tenemos material y estamos obligados a trabajar a precios muy bajos, tenemos capacidad de mano de obra y calidad, para subsistir hicimos de todo, muñecas, bolsitas, prendas, pero no queda nada de ganancia. Vamos a seguir porque tenemos mucha fe y confiamos en nosotros…”
Por Ricardo Guaglianone
Dejen de mentir a la gente y digan la verdad! Tanta hipocresía no puede ser aguantada. Q se cuente el otro lado de la historia, no su pantomima acordada. Q se haga justicia si! Pero no mientan. Iniciadores del cierre solo ustedes los que están en esa cooperativa
bamos conpañeros grasias por trasmitirnos esa fuersa de fe y esperanza ustedes tienen la mejor reconpensa los admiro mucho mi nonbre es martina soy una chica trans tengo casi 20 años como costurera y tengo mucha fe q algun dia tendre mi propio taller dios los bendiga