Por Ricardo Guaglianon
La estrategia de Estados Unidos para denunciar a la FIFA y posicionarse en el negocio inmenso del futbol mundial, parece una maniobra inspirada en los mejores textos de Miyamoto Musashi, el gran samurái japonés, autor de El libro de los Cinco Anillos, donde analiza las técnicas apropiadas para vencer a un oponente de gran magnitud, sin despeinarse en el intento.
La investigación por corrupción de los jefes del futbol mundial, a cargo de la Fiscal estadounidense Loretta Lynch, hija de un reverendo bautista que luchó en los 60 y 70 a favor de los derechos civiles en Estados Unidos, parece copiar a la perfección las técnicas guerreras de este famoso samurái, para esclarecer un entramado mafioso que trabajo con sobornos desde 1991, a cambio de ceder entre otras cosas, derechos televisivos, vender derechos publicitarios en los torneos mundiales y determinar las sedes donde se jugarìan los distintos torneos internacionales, incluida la Copa de América.
Para decirlo simple y desde otra perspectiva, el accionar de la fiscal en esta investigación, con las agencias federales desayunando con ella, tiene mucho olor a Ley del Taliòn, -ojo por ojo, diente por diente-, porque cuando Qatar fue elegido por los popes de la FIFA, en diciembre de 2010, como sede del Mundial de 2022 en Zurich, estaba presente el ex presidente Bill Clinton en representación de Estados Unidos, muy seguro de que sería su país el organizador de ese evento, luego de perder la anterior votación que designó a Rusia como sede del mundial de 2018.
Esa votación en contra fue un trago amargo, pero el consuelo era que en la otra elección –se hicieron las dos en el mismo dìa- favorecería al país imperial.
Según la investigación, corrió mucho dinero negro para otorgar a Qatar la sede y dejar a los americanos desairados, aunque los ancianos corruptos no midieron bien con quien se metían, cegados seguramente por la histórica impunidad de sus actos.
Se podrá decir que es la justicia americana quien está interviniendo en el asunto, que la política no tiene nada que ver con este noble deporte, pero sabemos, con la estampita de juez Griesa pegada en la puerta del tesoro del City Banck y figura repetida en la vidriera del bazar mediàtico, que el sistema judicial del norte es una prolongación del poder político – empresario y su servidor más fiel, cobre todo cuando hay millones de dólares en juego.
Y además, más o menos se sabe qué pasa, cuando le tocan el traste a un grandote que es el jefe de una tribu poderosa.
La venganza y los negocios
La venganza es un impulso que ha fascinado siempre al ser humano y la historia, la literatura y el arte muestran que el ser humano está sediento de venganza por diversos motivos, incluidos los económicos.
Ernst Fehr, investigador de la Universidad de Zúrich, afirma en un trabajo académico que analiza el instinto de revancha entre los humanos- entre otras consideraciones-, que las ansias de venganza han echado raíces muy sólidas en el mundo empresarial, especialmente el anglosajón: el 35% de las decisiones que se toman en el àmbito de los negocios están motivadas por el deseo de vengarse de un competidor, de destruirlo o al menos, tratar de causarle el mayor daño posible.
Joseph Blatter y su banda de ancianos corruptos creyó que podía mojarles la oreja a representantes del mundo anglosajón, que tienen quinientos años de historia masacrando y expoliando pueblos para llevar adelante sus negocios y dejarlos afuera de uno multimillonario, como un mundial de futbol, sin que nadie de esa tribu de asesinos seriales se levantara de su asiento.
Fue sin dudas, una falta de perspectiva imperdonable en el mundo de la mafia.
El famoso samurai Miyamoto, cuya filosofía es una guía para los negocios anglosajones, decía en sus reflexiones que “la sociedad piensa que un ladrón dentro de una casa es un enemigo fortificado. Pero si imaginamos ser ese ladrón, entonces sentimos que todos los que están afuera son nuestros enemigos.
El que está encerrado se siente como un faisán y el que entra para atraparlo, se siente un halcón” y le concedía mucha importancia antes de un ataque letal al enemigo, el conocimiento previo de sus fuerzas, su disposición en el terreno, todo regado con un minucioso trabajo de inteligencia anterior a la batalla.
Todas estas estrategias fueron llevadas a cabo a la perfección por la justicia norteamericana y los secuaces a los que responde, basándose en estrategias guerreras de antigua tradición, que ellos perfeccionaron con un aporte más salvaje que las fuentes originales.
Miyamoto decía que era conveniente no destruir completamente al enemigo, pero los anglosajones son capaces de borrar a un pueblo de la faz de la tierra para dominar un área de negocios que les apetece.
Esta historia, desde sus comienzos hasta la detención de los ancianos mafiosos en un hotel en los Alpes Suizos, es digna de un film de la más pura acción remozando la historia del Caballo de Troya.
El topo de Troya
El Caballo de Troya del FBI para acceder al corazón de la FIFA para empezar la venganza por haber perdido el mundial del 22 y pisar fuerte en el negocio del futbol, comenzó con la detención de Chuck Blazer, llamado despectivamente por los medios, el «soplón» de los Estados Unidos.
Este personaje es apresado a partir del llamativo crecimiento de su patrimonio, desarrollado en pocos años, que coincidían con su ascenso en el manejo del futbol como secretario general de la Concacaf, entidad presidida por el ahora detenido ex presidente Jack Warner, oriundo de Trinidad y Tobago. La Concacaf nuclea al fútbol norteamericano, al de Centroamérica y el Caribe.
Los dineros disponibles de Blazer y sus negocios, empezaron apenas tuvo poder en esa entidad afiliada a la FIFA: según las probadas acusaciones en su contra, por cada dólar ingresado a la entidad de la que era secretario general, él se quedaba con el 10% de todo lo que por ahí circulaba, sea una entrada a un partido, la venta de un llavero o un voto para algún evento.
Blazer pronto empezó a tener dividendos importantes y en escasos años de actividad reñidas con la ley, tenìa cuentas bancarias por 22 millones de dólares, mientras había gastado en propiedades, coches y negocios 29 millones desde 1991 al 2011, sin pagar un solo dólar por impuestos.
En el país del norte, no cualquiera comete así nomás ilícitos de esta envergadura y es intocable. Esa impunidad está reservada a los pro-hombres del sistema, como el ex presidente Bush, quien tenía negocios multimillonarios con Bin Laden mientras era perseguido como el peor terrorista mundial.
Pero Blazer no es Bush ni un pro hombre del sistema imperial, entonces, por esos excesos y cuentas sin declarar, más las sospechas de porque se había perdido la sede del mundial del 22, es detenido e interrogado en el 2011 y dos años después, admite que él y otros dirigentes recibieron sobornos durante la concesión de los mundiales de 1998 y 2010, dando a entender con claridad meridiana, que los otros mundiales también estaban otorgados a cambio de favores monetarios.
Ante las pruebas en su contra, se declara culpable de 13 cargos, entre los que están los de asociación delictiva, sobornos, lavado de dinero y evasión fiscal.
Entre la espada y la cárcel, negocia la baja de la condena a cambio de hablar y se convierte en el moderno Caballo de Troya en la FIFA al servicio del FBI y de los empresarios norteamericanos que miraban como invitados el negocio del futbol mundial.
Blatter y Grondona
Este arrepentido por conveniencia, convertido de dirigente mundial a topo, comenzó a grabar todas las reuniones de la FIFA a partir del acuerdo con la fiscalía de Nueva York y en base a los datos aportados, la Fiscal General Loretta Lynch acusò a varios dirigentes de FIFA y empresarios de “crimen organizado” y de montar un esquema por el que se pagaron “más de 150 millones de dólares en sobornos para obtener multimillonarios derechos mediáticos y de marketing en torneos de fútbol internacional”.
En esta acusación están involucrados directamente tres empresarios argentinos más el fallecido Grondona, ex mandamás de FIFA, AFA y protector de Blatter.
“Yo y otros miembros del Comité Ejecutivo de FIFA acordamos aceptar sobornos para la elección de Sudáfrica como sede del Mundial de 2010”, confesó el topo involucrando a Grondona directamente.
La mayoría de las acusaciones son por coimas pagadas para obtener derechos sobre partidos y torneos de la zona Concacaf (norte y Caribe) y Conmebol (sudamérica) y sobornos para adjudicar sedes de torneos internacionales. Estos incluyen los partidos de eliminatorias para el Mundial, la Copa América, la Copa Centenario 2016, la Copa Libertadores y la Copa de Brasil.
“Se esperaba que cumplieran las reglas que mantienen el fútbol honesto y protegieran la integridad del juego. En vez de eso, corrompieron el negocio del fútbol mundial por sus propios intereses y para enriquecerse”, dijo implacable la fiscal acusadora, designada directamente por el Presidente Barack Obama, un mes antes de que estallara este escándalo.
Por su parte, James Comey, director del FBI, afirmó que “nadie está por encima de la ley. Estos casos han requerido mucho trabajo por parte de fiscales muy talentosos”.
Por supuesto, que estas expresiones legalistas no abarcan los asesinatos recientes de ciudadanos negros a manos de policías estatales que quedaron libres de culpa y cargo a pesar de estar probados sus crímenes. Cuando se trata de negocios de alta gama la cosa judicial va en serio, en casos menores como los mencionados, el sistema tiene pequeñas grietas de donde sale algún olor algo nauseabundo.
El ventilador
La denuncia y los involucrados, hizò surgir sonrisas y suspiros por todos lados en las multitudes futboleras, porque las asociaciones de todos los países están sospechadas de corrupción, aun las europeas que quieren mostrar sus calzoncillos limpios aunque el olor a excremento es agobiador: a fines de noviembre de 2009, más de 50 allanamientos en el Reino Unido, Alemania, Suiza y Austria dejaron 17 detenidos por arreglar los resultados de unos 200 partidos de la liga europea para favorecer a las mafias de apostadores. En el escandalo estaban involucrados dirigentes, jugadores y clubes.
Y en nuestro querido país, el rebote fue instantáneo ya que la situación del futbol argentino y sus instituciones están socavadas luego de décadas de conducción de Grondona que manejaba los contratos con la televisión en FIFA copiando el sistema que implemento en AFA y que fundió a la mayoría de los clubes a quienes dominò con aire mafioso que nadie pudo revertir.
Pensar en una red de corrupción y fraudes que obtuvo beneficios en el último tiempo por 150 millones de dólares afecta directamente al anciano Blatter, pero también al fallecido jefe de la AFA y de la mafia ahora denunciada.
El suizo Joseph Blatter con sus 79 años a cuestas y 17 años al frente de FIFA, no está ya en la lista de las mejores personas del mundo, quiso permanecer en el cargo por otro periodo, pero la cacería desatada por la ira y la apetencia anglosajona, lo hirió de muerte y ahora, muchos de estos viejos corruptos, -se especula- van a seguir el camino del topo Blazer para bajar sus penas, por lo tanto, esta película será de larga duración y con acción asegurada por un largo período.
¿Habrá algún topo que trabaje para la justicia argentina? Porque por estos parajes también existe hace muchos años, una banda de ancianos sospechadas de corrupción que han destruido el futbol argentino.
En nuestro país, todos los años hay rumores de arreglos de partidos, cuestionamientos arbitrajes, violencia de los barras que se ha apoderado de los clubes mientras las cuentas de casi todas las instituciones están al rojo. Esta situación, como resultado de muchos años de la conducción de Grondona y su banda de mediocres ancianos locales.
Si la situación local no cambia en la próxima elección de la conducción de la AFA en octubre, si no se va el aparato grondonista que sigue enquistado en el poder del futbol nacional, si los dirigentes de los clubes no dejan de acceder a que los compren para silenciarlos, no tendremos los futboleros de alma ningún fundamento real competitivo para soñar con un cambio alentado aunque sea, como rebote del escándalo FIFA.
Sepamos que este circo corrupto actual en nuestro fútbol, se come la dignidad de los aficionados y solo piensa en negocios, como hacía Blatter y sus secuaces.
Gritemos los goles, pero sabiendo que la mentira está presente, que el arreglo de partidos es una sospecha con entidad, que la debacle económica de los clubes tiene responsables y que la violencia es imparable, resultado de la mediocre dirigencia actual, que a pesar del escándalo mundial de la FIFA –donde Grondona tuvo durante décadas la voz de mando- todavía sostiene su inocencia, a pesar del olor a podrido que tiene todo lo que lo que toco en estos 50 años.
¿Habrá algún topo nacional?
