A 32 de años de democracia: BALOTAJE

Una elección crucial  para el futuro del país

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El  10 de diciembre se cumplirán 32 años ininterrumpidos de la vuelta a la democracia en nuestro país y es la primera vez que habrá un balotaje para definir quien conducirá al país en los próximos cuatro años, con un aditamento especial, los contrincantes defienden  proyectos totalmente enfrentados.

Los partidarios del gobierno nacional dicen que si gana Macri habrá una rápida vuelta a la situación que condujo al país a la crisis del 2001 y si gana Scioli,  mantendrá un modelo de inclusión y desarrollo que hace que nuestro paìs tenga una situación muy buena desde el punto de vista de la ampliación de derechos laborales y sociales.

Pero entender cómo llegamos a estas elecciones tan importantes, reflexionamos sobre estos 32 años, porque la democracia como sistema para organizar la vida comunitaria de la Nación, tuvo y tiene logros muy precisos en la conquista de derechos civiles y sociales pero también, episodios gravemente ultrajantes para la soberanía de nuestro país y la vida de sus habitantes.

Lo sabido es que viene precedida por la dictadura más trágica que sufrió la Argentina en toda su historia. Viene de una guerra de Malvinas que tenia como objetivo perpetuar esa dictadura militar, donde murieron centenares de jóvenes.

La democracia viene de un extendido miedo al compromiso político, fruto del accionar de los militares que aplastaron toda forma de participación comunitaria y de la acción de una clase política muy mediocre.

Desde esa profunda oscuridad de la muerte y el odio, de ese atropello sistemático de los derechos civiles y sociales, lo peor de los años democráticos se vivieron, simplemente, como un mal menor y cuando en el primer episodio de la vuelta al sistema, allá por 1983,  el presidente Raúl Alfonsín con sus aciertos y errores, pero con su temple de estadista,  generó valores y acciones que no concordaban con la ideología de las corporaciones mediáticas y económicas, fue literalmente arrasado y tuvo que dejar su cargo seis meses antes de finalizar el mandato constitucional.

Así de débil era la vuelta a la democracia, existía una expectativa de reconstruir lo destruido en la larga noche del horror, pero los poderes destituyentes estaban intactos.

Alfonsín y el poder

El sistema de poder dominante, en las manos de las elites económicas locales, las fuerzas armadas, la gran prensa concentrada, no perdonaron a quienes quisieron ir más allá de lo permitido al reiniciar el sistema. En el comienzo de su mandato, en 1983, Alfonsín y el ministro de economía Bernardo Grinspun intentaron dividir la deuda externa entre  legítima e ilegítima y el no reconocimiento de la parte ilegal.

También en esos días Grinspun había rechazado el Plan Braydi norteamericano, que planteaba cambiar bonos incobrables de la deuda externa por empresas estratégicas del estado, un plan nefasto luego concretado por Menem.

Por estas ideas sufrió operaciones de prensa difamatorias tan intensas, que el ministro tuvo que renunciar.

Aùn asì, Alfonsín desarrolló, en este clima de severa adversidad política, el castigo a los militares genocidas con un juicio histórico pocas veces reconocido por sus pares. Intento democratizar a la policía federal con Pirker como jefe de la fuerza y a las fuerzas armadas con el ministro Carranza. A los dos los encontraron muertos en sus casas y las crónicas periodísticas calcaron las circunstancias de los hechos, contando en ambos casos, que habían estado de fiesta con jóvenes, dejando entrever que sus muertes fueron por excesos indebidos.

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Nunca se investigaron estas muertes dudosas que para nosotros fueron asesinatos políticos.

Alfonsìn también quiso una Ley de Medios que no concretó,  mucho más restrictiva que la aprobada, donde el número de licencias permitidas eran cuatro, lejos de las 24 de la ley actual. Los poderes que dominaban la República no le perdonaron su osadía y con campañas de prensa, con la aceleración inflacionaria y los disturbios sociales que le armaron, lo echaron del poder.

Luego de Alfonsín, en nombre de la democracia vino el profeta riojano, quien produjo el mayor desastre jamás recordado en el plano económico, político y social, completando las exigencias de los factores de poder que ni los militares, con todo el poder de fuego, pudieron concretar.

Entre otras calamidades, remató las empresas del estado, destruyó las fuentes de trabajo nacional abriendo la importación, entregó los recursos naturales a empresas extranjeras, destrozó el desarrollo científico, desfinanciando programas o anulándolos y abrió instancias judiciales extrajeras para dirimir los conflictos económicos locales en tribunales estadounidenses, el CIADI, que aún está vigente.

Sin atender estas circunstancias históricas, no se puede entender como se desarrollaron estos 32 años de construcción democrática, más allá de las simpatías políticas circunstanciales y que sucederá a partir del balotaje, si gana uno u otro candidato.

La última estocada

A pesar de todo lo narrado, fue  necesario un paso más para quebrar a la República y  la autoestima de los argentinos.

En el gobierno del radical De La Rua, sucesor de Menem, se llegó a  niveles de tanta  indignidad que hiere recordarlo. Fue él,  junto a su ministro de economía Cavallo, quienes triplicaron la deuda externa, permitieron el robo a través de los bancos del ahorro de la población y destruyeron la economía nacional a niveles nunca imaginados. En esta tarea estuvo acompañado por quienes conforman ahora el equipo económico de Macri.

Esa debacle moral, económica y política tuvo una fortísima reacción social y el mandatario huyó en helicóptero luego de reprimir las manifestaciones del 19 y 20 de diciembre del 2001, que dejaron 21 muertos.

Lo que siguió a la pérdida de millones de puestos de trabajo, fue esa reacción popular que con la consigna “que se vayan todos” produjo una fuerte movilización contra la clase política: todo el pueblo ocupo calles y plazas en repudio a la situación.

En cuestión de semanas, pasaron por la Rosada cinco presidentes y se quedó Eduardo Duhalde para hacer una transición hasta las elecciones del 2003, en la que benefició por decreto (otra vez) a las grandes empresas y a los bancos. El mecanismo: dicto la pesificación asimétrica, devaluó el dólar, pero convirtió las deudas de las empresas y bancos a una relación 1 a 1, lo que produjo una “licuación” equivalente a 30.000 millones de dólares. La pesificación asimétrica fue una “estafa de guante blanco” donde los grandes deudores  licuaron ferozmente sus deudas.

En esa situación se vio claramente la hipocresía de los grandes medios de comunicación que habiendo hecho lobby a favor de la pesificación asimétrica, no decían nada de la falta de seguridad jurídica de depositantes y bonistas, los grandes perdedores de la crisis. Clarín, para dar un ejemplo, se benefició con la evaporación de 3000 millones de pesos de su deuda y por supuesto, aún con el pueblo en las calles, hablaba maravillas de Duhalde.

Sin embargo, el 26 de junio de 2002, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, referentes de movimientos sociales morían baleados por la Policía bonaerense y el gobierno cayó.

Desde el 2003 con sus pro y sus contras

Con la democracia habíamos llegado como país al fondo de todo. Se hablaba incluso, de desguazar a la Argentina y dividirla en cinco regiones independientes.

En el 2003 asume, apadrinado por Duhalde, Néstor Kirchner quien gana las elecciones con un 22% de voto popular y junto a Cristina Fernández, gobiernan el país durante 12 años.

Contra toda esperanza, este período produjo cambios muy significativos que contrastan con la negra historia de los años anteriores, salvo la de Alfonsìn.

Entre algunas de las acciones de estos 12 años,  mencionamos la anulación de las leyes que impedían impartir justicia por el genocidio de la dictadura cívico – militar; la generación de un espacio de pertenencia latinoamericana que ayudó a no depender de circunstancias externas para lograr mejoras en la población; el cambió de hipótesis de guerra con Brasil y Chile a una acción de confraternización e intercambio; la recuperación de seìs millones de puestos de trabajo desarrollando industria nacional; la generación de políticas educativas activas aumentando al doble las partidas presupuestarias, así se abrieron 17 nuevas universidades nacionales públicas y gratuitas en el país.

Otro capítulo destacado es que se terminó el nefasto negocio de las jubilaciones privadas, (se quedaban con el 30% de los depósitos como comisión), y tres millones de personas que habían sido expulsados del sistema, pudieron acceder a una jubilación. Además se usaron los fondos previsionales para autofinanciar políticas de desarrollo y de vivienda sin costos adicionales.

De esta manera nacieron innumerables obras de infraestructura, se creó el Ministerio de Ciencias y Tecnologías, dos mil doscientos científicos argentinos, altamente calificados regresaron al paìs y los científicos jóvenes comenzaron a encuentrar motivos no solo económicos para quedarse.

Logros cientìficos a la vista: radarizacion de todo el país con industria nacional, dos satélites en órbita, e innumerables premios a nivel internacional en varias disciplinas.

Otro país, otra perspectiva de vida, otra democracia muy distinta a la que sufríamos en los períodos anteriores. La trama social fue cambiando de a poco y se diluyò el olor a rancio de las políticas antinacionales que se había implementado y que destruyeron el país.

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Derechos y políticas deplorables

La presidenta Cristina Fernández está a dos meses de la finalización de su segundo mandato. Tiene una imagen positiva del 52%, la más alta en la historia de la democracia. Pero sustenta otro mérito no menor: termina su mandato en forma exitosa luego de múltiples intentos de destituirla con operaciones mediáticas, políticas y jurídicas de todo pelaje, ocultando logros trascendentes: la deuda externa se redujo a niveles ínfimos en relación al PBI, se generó el Nuevo Código Civil y Comercial luego de 100 años, incorporando los nuevos derechos que son centenares, desde paritarias hasta el ajuste automático de jubilaciones.  

Sin embargo, este periodo tiene aspectos muy cuestionables y es el desarrollo de sistemas de explotación de recursos muy gravosos para el medio ambiente y las poblaciones afectadas, como la minería a cielo abierto y la agricultura industrial basada en los transgénicos y el monocultivo, que producen mucho dinero, pero a un costo social que es nefasto.

Además, en estas áreas, la concentración de poder y la incidencia de las compañías extranjeras es total.

También hay una fuerte concentración extranjera en la comercialización de alimentos que se traduce en niveles de precios que no tienen justificación alguna. Otro tema cuestionable es no haber intervenido a favor de las comunidades indígenas y campesinas por la disputa de territorios en la ampliación de la frontera agropecuaria por parte de los sojeros, que además, destruyeron sistemáticamente bosques y selvas en aras de expandir el negocio de la soja transgénica.

En el mismo sentido, son los emprendimientos mineros que vuelan montañas enteras, contaminan ríos y ambientes, para llenar de oro a las compañías extranjeras.

Tampoco hubo decisión sobre los yacimientos de minerales estratégicos como el litio, que deberían ser declarados de interés nacional y ser explotados por el estado.

Las protestas contra el gobierno actual estarían bien justificadas si fueran por estos temas, pero de esto no habla casi nadie. Pero hay que decir que la perspectiva de una presidencia de Macri, plantea agravar estas políticas.

Otro de los aspectos deficientes fue el control de las corrientes migratorias que están fuera de control. Hay más de mil cuatrocientos detenidos en el último año, principalmente peruanos y colombianos relacionados con delitos de drogas y bandas diversas.

32 años no son nada

Cumplimos dentro de dos meses, 32 años de esta democracia que hemos transitado con sus luces y sus sombras y existen especulaciones políticas de toda índole acerca del futuro luego del próximo balotaje, donde se define  si se mantienen y amplían estas políticas sociales positivas con el candidato Scioli o si vuelve  la idea del libre mercado con Macri.

El macrismo ya ha dicho que abrirá las importaciones y no habrá aranceles aduaneros. Esto pone en riesgo las fuentes de trabajo de miles de familias y el desarrollo de la industria nacional. El votante debe pensar que significa esta medida para la estabilidad  de su vida personal y su familia. También tendría que saber que significa “libre mercado” ya que es la filosofía que destruyò al país en los periodos más nefastos de nuestra historia reciente, que hemos comentado en esta editorial.

A la actual mandataria, los poderes concentrados con sus juegos diabólicos, no la pudieron echar del poder como a Alfonsín. Pero han conseguido colocar a un referente de su riñón con posibilidades de gobernar la República, por lo tanto, todas las políticas a las cuales se opusieron, trataran de bajarlas, entre ellas: la estatización de YPF,  de Aerolíneas y el servicio de agua potable, intentarán volver al régimen de jubilación privada, modificaran la carta orgánica del Banco Central entre otras medidas, esenciales para ser Nación.

Sacarán Tecnopolis?, habrá futbol gratis? habrá Procrear? Malvinas? Precios cuidados?. Seguirán las paritarias? Canal Encuentro? Satelites?

Demasiadas preguntas y dudas involucradas en el voto a Macri.

El voto que decide el futuro de la Patria no se trata de buenos gestos, se trata de políticas públicas incluyentes o expulsivas.

Con toda seguridad podemos especular que el voto a Scioli mantendrá todas estas políticas que le dieron luz a nuestra Patria y dignidad a millones de trabajadores.

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