lunes 12 de mayo de 2025
Entre gallos y medianoche, el Servicio Penitenciario Federal (SPF), que depende del Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich, trasladó a Alfredo Astiz y a otros 18 represores, que cumplían su sentencia por crímenes de lesa humanidad en el penal de Ezeiza, a una cárcel VIP en Campo de Mayo.
Se trata de la Unidad 34, donde hay canchas de tenis, clases de teatro, talleres de stretching, pistas de caminata, celdas individuales con televisor y hasta una heladera cada dos internos. Condiciones que no existen en ninguna otra cárcel.
La misma había sido clausurada en 2013 después de la fuga de dos represores que fueron a atenderse al Hospital Militar.
La cárcel tiene una capacidad para 115 personas y solo había 52 internos. Todos ellos, represores de la última dictadura.
Ahora se trasladó a los represores a una unidad especial, bajo el argumento de que había sobrepoblación en la cárcel federal de Ezeiza y que se necesitaban las plazas que ocupaban los condenados por crímenes de lesa humanidad.
Los organismos de derechos humanos denunciaron que el traslado de los represores a una cárcel VIP es una maniobra de Casa Rosada para privilegiar a los criminales de la última dictadura.