19 de junio de 2025
Este problemita, marcado en rojo, que ha desestabilizado la zona del Medio Oriente por tantos años, no surgió por iniciativa divina, sino por la voluntad del hombre, por una acción geopolítica impulsada por potencias occidentales: Estados Unidos y Gran Bretaña, en 1948, con el propósito de la colonización sionista de Palestina para la creación de un Estado judío, aun sabiendo que era un territorio habitado por no judíos y controlado por el Imperio Otomano.
Palestina ya estaba habitada por musulmanes y cristianos. La tarea se tornó difícil, dado que estos representaban el 95 por ciento de la población. El plan inicial de los sionistas consistía en comprar tierras hasta lograr que los habitantes no judíos emigraran. Al no conseguirlo, recurrieron a la violencia para expulsarlos por la fuerza.
Lo más vergonzoso es que los sionistas lograron fabricar el apoyo cristiano. ¿Cómo? ¡Sí, el apoyo cristiano! Se publicó una versión anotada de la Biblia, conocida como la Biblia de Referencia Scofield, que promovía una teología “dispensacionalista bastante marginal, la cual llamaba al retorno de los judíos a Palestina.
Además, AZEC (American Zionist Emergency Council) formó un grupo entre clérigos, congresistas, gobernadores, funcionarios, alcaldes, juristas, educadores, escritores, editores y líderes industriales, con el objetivo de ganar la simpatía de los cristianos estadounidenses para la causa sionista.
¿Qué logró todo esto? Al negarse los palestinos a vender sus tierras o abandonarlas, las fuerzas sionistas atacaron núcleos cristianos, mataron y hirieron a cientos de personas, entre ellas niños, refugiados y clérigos, incluso dentro de iglesias e instituciones humanitarias. Niños fueron asesinados por granadas judías en el convento de los Coptos Ortodoxos.
El sacerdote Pierre Somi fue asesinado en la iglesia siria ortodoxa de San Marcos, y se bombardearon iglesias cristianas sin discriminación. Millar Burrows, erudito bíblico estadounidense, autoridad destacada en los rollos del Mar Muerto y profesor de la Universidad de Yale, relata en su libro Palestine Is Our Business que un amigo suyo, residente en Jerusalén, le dijo: “Cuando tengamos el control, ya podrán coger a su Cristo muerto y largarse a su casa.”
Israel ha servido como el brazo de Occidente para mantener presencia en Medio Oriente, con el propósito de derrocar regímenes, como buscan hacer ahora con Irán, y como ya lo han hecho anteriormente con otros países.
¿Y qué decir de aquellos que nos llaman “antisemitas” por criticar a Israel (Estado político) y al sionismo (ideología política)?
Les recuerdo que muchos judíos religiosos son antisionistas. No están de acuerdo con el Estado moderno de Israel, creado por la voluntad del hombre, pues creen que el único que puede reunir al pueblo judío es el Mesías, no Estados Unidos ni Gran Bretaña. También les recuerdo que los árabes, incluidos los palestinos, son semitas.
