Ronroneo literario de nuestros vecinos

Ronroneo literario de nuestros vecinos

La condición del alma
En aquellos días de Septiembre de 2002, la energía del “Ion Kipur” o día del perdón, rondaba la atmósfera de nuestra ciudad. Me surgió entonces una pregunta-necesidad y quisiera volver a reflexionar ahora acerca de ello. Desearía entender con qué nivel de cada uno de nosotros nos contactamos los seres humanos. En el cotidiano ir y venir por la ciudad y por la vida, el hecho de estar atentos nos lleva a percibir la primavera con deseos de florecer. A través de los ruidos fuertes del tránsito puedo descubrir los cantos de los pájaros, que persisten a pesar de todo en su antiguo sonido anunciando el fin y comienzo de un ciclo. Los brotes testarudos, traspasan la crisis y el corazón siempre dispuesto a acordar su ritmo con el del cosmos.
Al mismo tiempo el clima que emiten las radios y la televisión procuran dificultar estas percepciones. Elijo priorizar ante todo el amor.
Esto fue lo que sucedió a propósito del perdón, la fuerza de los brotes nuevos y el Amor. Las circunstancias cotidianas lo ratificaron. Mi esposo y yo, los dos ciegos, viajábamos una mañana en colectivo. Nos habían cedido los primeros asientos y comentábamos un artículo aparecido en una publicación en sistema braille. De pronto escuchamos que subía una familia. La voz del chofer, reclamando un asiento para una señora con un bebé nos sacó de la conversación. Percibimos la presencia de una niña pequeña a nuestro lado, a la que su papá trataba de acomodar. Enseguida le hicimos lugar en nuestro asiento y se entabló así un diálogo, en el que el papá participaba y traducía. Nos dimos cuenta rápidamente, que la niña no representaba sus cuatro años y casi no hablaba. Su manito derecha, aferraba fuertemente la mía mientras que su papá, de pie le sostenía la izquierda.
Me conecté con ella cariñosamente y la niña respondía con expresivos sonidos. Fue un diálogo de almas. El papá advertía nuestra comunicación que iba y venía por senderos del corazón. En un momento escuché su voz angustiada y casi imperceptible que decía: «no sé cuando aprenderá a hablar».
En ese instante en el que mi presencia estaba dedicada al pequeñito ser que aferraba fuertemente mi mano, no pude responder aunque sentí que le debía unas palabras. Ese hombre le formulaba una pregunta desesperada a la vida y yo tenía algo que decir. Entonces decidí a modo de reparación, con la responsabilidad de quien vislumbra una respuesta, contestarle ahora en nombre de la fuerza vital que continúa fluyendo incansable, como si fuera una maestra de almas.
Hubiera querido decirle al oído de su corazón: ¡¡¡el amor es más fuerte!!!
Por Cecilia Susana Bergoboy

Para la mente y el alma

«Voy a pasar por la vida una sola vez. Por eso, cualquier cosa buena que yo pueda hacer, o alguna amabilidad que pueda hacer a un ser humano, debo hacerlo ahora, porque no pasaré de nuevo por aquí«.
Teresa de Calcuta

El secreto de la salud, mental y corporal, está en no lamentarse por el pasado, preocuparse por el futuro ni adelantarse a los problemas, sino vivir sabia y seriamente el ahora«.
Buda

Los que sueñan de día tienen conocimientos de muchas cosas que a los que sueñan de noche se les escapan».
-Edgar Allan Poe-

Les propongo, con la gravedad de las palabras finales de la vida,
que nos abracemos en un compromiso :/
salgamos a los espacios abiertos, /
arriesguémonos por el otro, esperemos, /
con quien extiende sus brazos, /
que una nueva ola de la historia nos levante. /
Quizá ya lo esté haciendo, /
de un modo silencioso y subterráneo, /
como los brotes que laten bajo las tierras del invierno”. /
“Algo por lo que todavía vale la pena sufrir y morir, /
una comunión entre hombres, aquel pacto entre derrotados. /
Una sola torre, sí, pero refulgente e indestructible”. /
“el obstáculo no impide la historia, nos recuerda que el hombre /
solo cabe en la utopía
”.
Ernesto Sabato
Enviado por Mónica Dispersia
Biblioteca “Ciencia y Labor”

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