Por Lic Claudia Reynoso
La sexualidad es una energía vital, un bien natural, que nos acompaña durante toda la vida. Ella cumple diferentes funciones:
• Biológica: reproducir la especie.
• Fisiológica: reproducir el placer
• Psicológica: reproducir la autoestima
• Sociológica: reproducir la intimidad
La función de reproducción de la especie y la función placentera se integran pocas veces en la vida, por ejemplo en aquellos períodos en los cuales la pareja busca un embarazo o se produce la llegada de un hijo. Cuando esto sucede podemos pensar que esta completud o integración permite un desarrollo sexual satisfactorio, pero no siempre es así.
Cuando acontece la llegada de un hijo comienza un período difícil en relación a la sexualidad. El puerperio es una crisis vital, y como tal, trae consigo una serie de cambios que requieren ajustes en la pareja y la necesidad de buscar una nueva forma de relación o un nuevo equilibrio:
• pechos llenos de leche
• cansancio y sueño (a veces depresión y estrés)
• desorden hormonal
• las secuelas físicas de embarazo y parto
• la atención focalizada en el recién nacido
• el temor al dolor
• el temor al desempeño sexual
• la sensación de que el cuerpo es poco atractivo
El interrogante que genera esta situación es “¿Cuándo y cómo retomar la vida sexual?”
Es muy importante que los integrantes de la pareja estén atentos a la evolución de su bebé y es importante la evolución emocional de esa mamá, ya que el vínculo que se establezca con ese niño y con su pareja dejará huellas en la personalidad de cada integrante de la familia.
Podemos distinguir tres momentos en el puerperio:
• Inmediato: Primera semana después del parto. La energía está centrada en la recuperación de la mujer y la reorganización familiar.
• Propiamente dicho: Primeros cuarenta días después del parto. La episiotomía y el sangrado generalmente condicionan el reinicio de la vida sexual coital de la pareja. Originada por la lactancia existe una brusca baja en el nivel de estrógenos, que es la hormona responsable de que la vagina esté lubricada. Motivo por el cual es normal que la mujer tenga sensación de sequedad vaginal. Entre otros motivos condicionantes están las pocas horas de sueño y el cansancio que generan el cuidar y atender al recién nacido, el temor al dolor q a veces está relacionado con experiencias de dolor durante el parto y con mitos q sostienen que las primeras relaciones sexuales post parto deberían ser dolorosas.
El temor a un desempeño sexual que no las satisfaga, ya que tienen dudas de poder excitarse como antes, de poder lograr el orgasmo (como lo hacían antes del parto), y además sienten que su cuerpo ha atravesado una transformación demasiado intensa, se sienten poco sensuales con las mamas llenas de leche, adoloridas, se perciben gordas, poco atractivas. Todo esto lleva a la mujer a preguntarse si podrá retomar su vida sexual de la manera en que la ejercía antes del embarazo y parto.
• Mediato: Abarca hasta el primer año después del parto y se da en el plano fundamentalmente psicológico y vincular. Algunas mujeres rápidamente recuperan su deseo sexual. Otras, en cambio, tardan varios meses en mantener relaciones sexuales con un deseo propio. Esto puede tener que ver con el nivel de estrógenos y de prolactina en el organismo, con el temor a un nuevo embarazo, con la mayor o menor dificultad de adaptación a los cambios acontecidos en su vida desde el nacimiento del bebé.
La sexualidad en la nueva etapa
Suele suceder que los hombres sientan temor de que su pareja haya cambiado en el aspecto sexual. Algunos comprenden la situación de la mujer en esta etapa y se disponen a ayudarla entendiendo la intensidad física y emocional de esta experiencia. Cuando el hombre no la comprende y presiona a la mujer se produce una situación realmente difícil.
Es positivo que las mujeres y sus parejas sepan que deben reiniciar la actividad sexual de una forma no exigente. Cuando se posterga por mucho tiempo el reinicio de las relaciones sexuales crece la tensión en la pareja, la mujer puede llegar a sentirse muy angustiada y a desarrollar incluso alguna disfunción sexual.
La pareja deberá tener en cuenta que generalmente no se retorna a la sexualidad habitual en 15 días, que se debe saber esperar. No obstante este período de espera puede ser vivido como una oportunidad de enriquecer su relación buscando nuevas formas de acercamiento hasta que la mujer vuelva a tener actividad sexual por su propio deseo y placenteramente y no por deber o imposición de su pareja. Para esto es fundamental un redescubrirse con ternura, caricias y la búsqueda de estímulos placenteros para ambos.
Las relaciones sexuales con penetración aparecen como algo brusco para algunas mujeres durante esta etapa, dado que la misma lactancia puede provocar un efecto inhibidor en el deseo sexual, la mujer está cansada, duerme poco, y en ocasiones la experiencia de ternura y cercanía con el bebé hace que algunas mujeres se sientan plenas en el aspecto físico y no añoren el contacto sexual con sus parejas. En este reencuentro sexual deberán revalorizarse las caricias, los masajes y la intimidad corporal en todas sus formas.
Sostener una vida sexual armónica durante el período reproductivo de una mujer ayuda a canalizar ansiedades, a sostener la intimidad conyugal, beneficiando el equilibrio vincular y emocional de la pareja y de toda la familia.