Por Ricardo Guaglianone
Aristóteles, (384 a. C.) definía al hombre como un ser social y político: “El hombre es un animal social que no puede de por sí bastarse a sí mismo, deberá estar con el todo político”. Thomas Hobbes, (1651 d C) en su libro Leviatán sostenía que “es indispensable un contrato social priorizando el bien común por sobre las particularidades”.
Dos siglos después Darwin publica su Teoría de la Evolución, un tratado de biología que sostiene que existe en la naturaleza un mecanismo de selección natural que determina la supervivencia del más fuerte o del más apto en una continua lucha por la supervivencia.
En esta disputa, los organismos más débiles o los que tienen problemas de adaptación se extinguen.
La evolución orgánica del mundo animal de Darwin, aplicada al ordenamiento social se conoce como darwinismo social, cuyo exponente más contundente fue el filósofo inglés Herbert Spencer (1820-1903):
“el progreso es consecuencia de la lucha por la supervivencia, donde el fuerte sobrevive, el débil sucumbe y el estado no tiene que intervenir en este proceso natural”.
El Darwinismo social acá y ahora
Bajo esta concepción ideológica se está organizando actualmente en Argentina la vida política, social y económica. Es necesario abandonar el Estado y eliminar su intervención impulsando la libertad de comercio sin límites para promover el progreso. La situación de cada uno en la escala social, será consecuencia de este “orden natural” que provoca la competencia.
El estado. en lugar de fomentar la distribución de la riqueza, solo debe promover las oportunidades bajo la propuesta del capitalismo (en su versión más descarnada).
Si hay libertad de comercio absoluta, algunos aprovecharán las oportunidades y otros las desaprovecharán.
El estado no deberá intervenir ni asistir a los potenciales excluidos, porque en el sistema hay ganadores y perdedores producto de la evolución de cada uno y de su fortaleza para sobrevivir.
El darwinismo social. con una muy débil oposición de los afectados, se está implementando en Argentina: un estado pequeño que no intervenga en nada, dirigido por las clases evolucionadas que son los más ricos.
La mirada del orden
Los poderosos han descubierto y lo están aplicando, aquello que llaman el refuerzo positivo: provocar en las personas el comportamiento deseado sin resentimientos ni rebeldía y de manera estable. El refuerzo positivo ofrece una panacea, siempre a futuro, algo muy positivo que deseamos. La idea es creer y no pensar.
Los amos del mundo intentan hacer que la gente se sienta «buena» y «responsable» aunque la población viva un estado continuo de ansiedad interior, ocupada asegurando su propia supervivencia o luchando por ella.
La orientación política y económica que impulsa Milei está basadas en estas directivas.
Los días que se están viviendo y los por venir, no serán felices para la mayoría, y el esfuerzo del gobierno nacional es desarmar y destruir rápidamente no solo “el estado de bienestar”, sino el mismo estado. La decisión de retrotraer el estado a su mínima expresión es para que nadie pueda reconstruirlo en el corto plazo.
En cinco meses, se han desarmado la mayoría de los programas sociales incluidos los de educación y viviendas y bajo el principio de la libertad de mercado, el precio de los alimentos y medicamentos es groseramente impúdico.
Si se profundiza la concepción ideológica del darwinismo social en Argentina, habrá mucho sufrimiento en el país, una tierra rica y bendecida en sus dones que ahora estará gobernada por el libre mercado. El estado será una figura meramente decorativa o peor aún, estará al servicio de las clases pudientes.
Este darwinismo extremo, más cruel, que proponen Milei y los ricos que gobiernan ahora el país, no sienten ninguna obligación ética o problema de conciencia respecto a la falta de protección de los más débiles. Para ellos son “perdedores” o “eligieron vivir así” como expresó en su momento el actual mandatario.
El nuevo orden
Inteligencia artificial, alimentos transgénicos, dinero virtual, automatización de la producción, nanotecnología, ciber seguridad, robótica, biotecnología, geofísica, gobierno mundial, prensa mundial, medicinas que no curan, guerras de exterminio, deudas impagables, barras en el cerebro, fluoruros en el agua potable.
En algún momento repetiran: ha muerto Dios. Nadie más esparcirá amor sin límites, ni siquiera conceptual, solo dinero virtual y drogas sintéticas súper adictivas, clubes de prostitución aceptados por amor a Dionisio, la desocupación, la desesperanza, ofrece carne joven al poder.
La población esta microchipeada, hipercontrolada.
Los ensayos
El sistema tal como está pensado, no tiene capacidad de dar trabajo a todas las personas. En los próximos años centenares de millones más en el mundo, no tendrán trabajo. Por la robotización, la digitalización y la automatización de la producción industrial, agropecuaria y comercial, mucha gente no tendrá que hacer.
Un globo de ensayo se practicó en un país con alta renta en los empleos: en Suiza en 2016 hubo un referéndum, se ofreció una renta básica universal de 2.500 francos suizos mensuales por adulto y 625 por cada menor para no hacer nada. El sueldo promedio era de 6000 francos.
78% rechazó la iniciativa.
Por estas tierras hace unos años se anunciaba y se discutía la ampliación de la renta básica universal para que sobrevivan todos y todas o la reducción de la jornada laboral.
Pero con la llegada de Milei al gobierno cambio esa perspectiva. Ahora es a cara de perro la eliminación de las clases que no entren en el sistema productivo actual: mínima cobertura de necesidades sociales, jubilaciones miserables, solo es digno el rico que hizo dinero por lo tanto es el más inteligente. Para el resto habrá resignación universal y llanto.
¿Sera verdad que Milei fue iniciado en Estados Unidos en los secretos del poder sin corazón ni leyes? Bienvenidos al nuevo orden.