Por Nora Bar. ¿Qué tienen en común una física que estudia las propiedades cuánticas de materiales complejos, como los superconductores, una bióloga molecular que estudia cómo mejorar los tratamientos de ciertos cánceres de la sangre en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (Biomed, de doble dependencia, Conicet-UCA) y tres estudiantes avanzados de computación en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA?
Todos son argentinos, se dedican a disciplinas científicas y esta semana fueron reconocidos con importantes distinciones internacionales mientras en el país el sistema científico está paralizado y muchos investigadores hacen las valijas para buscar otros horizontes.
La primera es Karen Hallberg, graduada y docente del Instituto Balseiro, además de investigadora del Conicet en el Centro Atómico Bariloche. Anteayer se anunció que fue elegida para conducir a partir del próximo 1° de enero una reconocida organización que persigue la paz mundial y el desarme nuclear: las “Conferencias Pugwash sobre Ciencia y Asuntos Mundiales”.
Creada dos años después de que, en 1955, Einstein y Russell alertaran sobre la importancia del desarme nuclear y del uso pacífico de la energía nuclear, estas reuniones se repiten anualmente desde hace 67 años. En la de la semana última, realizada en Viena, Austria, el Consejo de Pugwash designó a Hallberg como secretaria general. La física argentina, que en 2019 recibió el Premio Internacional L’Oréal-Unesco por las Mujeres en la Ciencia, integra el organismo desde 2002.
En su agradecimiento, afirmó: “En mi vida profesional siempre me dediqué tanto a la ciencia como a la seria responsabilidad ética de ser científico. Buscaré cumplir mis deberes con integridad, responsabilidad y compromiso, aprovechando la amplia red, experiencia y fundamento científico de Pugwash para enfrentar la variedad de desafíos globales”.
María Florencia Cayrol, investigadora del Conicet, fue una de los once científicos jóvenes de todo el mundo seleccionados para recibir este año el Global Research Award, que otorga la Sociedad Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés) en reconocimiento a su labor y para impulsar sus estudios. Ganó con un proyecto en el que intentará identificar mecanismos genéticos y moleculares que ayuden a explicar en qué casos las hormonas tiroideas tendrían un efecto negativo o positivo en la respuesta de los pacientes a diferentes terapias disponibles para los linfomas de células T, un tipo de cáncer hematológico muy agresivo.
También distinguida con el premio L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”, pero en 2019 y en la categoría Rising Talent, tres años más tarde se le concedió el premio “Científica del Año” en el Women Economic Forum 2022 (WEF).
Los tres estudiantes son Lautaro Lasorsa, Carlos Miguel Soto e Ivo Pajor, del Departamento de Computación de Exactas-UBA. Representaron a la Argentina en el Mundial de Programación que acaba de finalizar en Astana, Kazajistan, alcanzaron el décimoséptimo puesto y se coronaron por segundo año consecutivo campeones de América latina.
En esta oportunidad les otorgaron también la medalla de bronce que merecieron el año pasado, cuando quedaron en el decimotercer puesto. Merece destacarse que el equipo argentino se ubicó mejor que los de universidades como Harvard, Oxford, Cambridge, Columbia, Rutgers y la Escuela Politécnica de Zurich.