“Los padres serán los protagonistas”

Vivimos una época difícil, violencia a la salida de los boliches, peleas, agresiones y acosos en las escuelas, adicciones tanto a sustancias como a las nuevas tecnologías. Una época caracterizada por la declinación de la función paterna, la ausencia de un adulto referente, dirán algunos, la falta de límites referirán otros. Y es así.
Como adultos estamos implicados en todas estas situaciones. Comprometernos es el camino. ¿Cómo lo hacemos?
Con presencia nada más, no basta, es necesario tomar la palabra, tomar decisiones. “Ser protagonistas”. Atrás quedaron las largas peroratas, los chicos necesitan ser escuchados y necesitan un adulto con quien confrontar, en un diálogo basado en la asimetría en el que el padre sea el adulto, que escucha y sanciona amorosamente. Porque un padre más que el respeto merece el amor.
Un padre que sanciona amorosamente es el que dice no, en forma firme, sostenida y trasmite su amor y en esto está su responsabilidad, en trasmitir nuevos caminos, enseñarlos, en una vivencia real y posible. Porque ser adulto es comprometerse con la época, confrontarse a los nuevos desafíos, en el diálogo, trasmitiendo la pasión y el deseo que los habita a sus hijos.

El juego para los chicos y… ¿los adultos?

El juego en el tratamiento psicológico de niños, no solo favorece un diagnóstico. Es principalmente un pretexto, para que el niño a través del juego produzca un texto que posibilite la expresión de aquello que lo molesta, lo angustia y esto le permita calmarse.
A través del juego los niños crean un mundo propio, que les permite reordenar su manera de conectarse con el mundo que los rodea ,de un modo agradable y placentero en situaciones concretas.

Para el adulto, ¿el juego funciona de igual manera?

Sí. Lo lúdico y algunos juegos, nos permiten a los adultos, sostenernos en el mundo actual, dando riendas sueltas a ese Homo Ludens que vive en nosotros, y que está olvidado y que pensamos, erróneamente, que es patrimonio de los niños.
El juego en el adulto además de ser una actividad social placentera, también nos calma, nos permite enfrentar el estrés cotidiano, los ratos de espera, la ansiedad, los momentos difíciles de la vida.
Para que recuperemos este espacio de juego propio, es necesario que hagamos una mirada introspectiva, revisemos nuestros potenciales creativos: pintura, jardinería, cocina, juegos de mesa- hobbies- nuestra relación con las nuevas tecnologías…
El juego, no solo como actividad que permite el lazo social, también la realidad virtual ofrece una variada gama de juegos, tal como los videos juegos de rol, que permiten ocupar el lugar de un personaje, son juegos de simulacro. Otros son los juegos en las redes sociales y aquellos incorporados en la telefonía móvil, son juegos simples para distenderse un poco, juegos de naipes, solitarios.
Si recuperamos este espacio lúdico, el juego es algo catártico que nos va a facilitar enfrentar una variedad de situaciones emocionales y adaptarnos a situaciones nuevas.
El juego no es solo cosa de chicos, es algo propio, singular del ser humano. Recuperemos parte de nuestra historia atreviéndonos a jugar otra vez, que nos ayudará a enfrentar la tensión, el padecimiento en momentos difíciles actuales.

Lic. Cecilia Salvetti
Psicóloga UBA

Deja una respuesta