A través de una articulación con cooperativas, fundaciones y organizaciones sociales, alcanzó más de medio millón de pesos para los gastos de garantía, depósito, firmas. La solidaridad reflotó una empresa en plena pandemia y recesión.
Los trabajadores de la pizzería recuperada 1893, del barrio porteño de Villa Crespo, firmaron, luego de varios días de incertidumbre, el contrato de alquiler para quedarse en el histórico local.
Lo extraordinario de 1893 es que completaron su recuperación durante la pandemia, el aislamiento y la recesión. Mientras otras empresas cerraban, la pizzería comenzó a auto gestionarse. Este contexto sumó dificultades como no poder atender en el local y no tener contacto presencial con clientes.
Por medio de Alé Alé pudieron seguir con la producción: usaron sus instalaciones cuando hizo falta para que las ventas por delivery les permitiera llevar un plato de comida a sus casas.
Además, tuvieron que tener cuidados tales como no incluir hojas frescas en las pizzas para que no exista posibilidad de que el virus caiga en la mercadería. Sin embargo, incluyeron aceites de rúcula, por ejemplo, para mantener el sabor.
La garantía del alquiler
“Fue difícil conseguir la garantía, pero nos ayudó la UTEP Capital. En el medio nos reunimos con algunos diputados, diputadas, legisladores y legisladoras”, contó el flamante tesorero de la cooperativa.
“Necesitábamos casi 600 mil pesos sumando el mes de alquiler durante el cual solo estuvimos cuidando el lugar de un posible vaciamiento”, explicó Ernesto De Arco, camarero de la histórica pizzería.
Gildo Onorato, referente de la UTEP y presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita, resalta la importancia de esta recuperación en este contexto: “Hay muchísimas desigualdades, altos niveles de pobreza y desocupación. El eje pospandemia tiene que ser el trabajo. 1893 expresa eso y también una nueva oportunidad de integración y articulación”.
Eduardo “Vasco” Murúa, de la Dirección de Empresas Recuperadas en la Secretaría que conduce Emilio Pérsico en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, adelanta: “Ya los anotamos en el Registro de Empresas Recuperadas. Ahora pueden acceder al de Trabajadores de la Economía Popular y al programa Potenciar Trabajo. El próximo paso será un proyecto de Manos a la Obra que articule a varios restaurantes recuperados”.
La organización en el sindicato de la economía popular les acercó la solidaridad de la cooperativa de consumo Consol y la Fundación La Base que hicieron un esfuerzo para poder otorgarles créditos solidarios, y la compra anticipada de vouchers de consumo por parte de Movimiento Evita Capital, alcanzaron la suma necesaria para concluir la recuperación de la empresa.
“Si bien no es habitual que se entregue financiamiento para cubrir el ingreso a un local, tampoco es habitual que se recupere una experiencia en un contexto de pandemia, aislamiento y recesión”, explicó Eduardo Amorin, de la rama de Empresas Recuperadas de la UTEP y coordinador comercial de Consol.
“La Base adaptó su metodología y entregó un crédito en tiempo record. Y la cooperativa de consumo, por su parte, entregó 440 mil pesos a través de su programa de microcréditos al consumo solidario”, detalló Amorín.
El aguante hasta la recuperación
Tras dos meses sin cobrar, con retrasos en aguinaldo y vacaciones, comenzaron a autogestionarse en medio de la pandemia: recibían los pedidos en el local, el restaurante recuperado Alé Alé los ayudaba a producir y distribuir.
Durmieron dentro de la pizzería para resguardar sus fuentes de trabajo mientras una consigna policial prohibía el ingreso de cualquier persona. También tuvieron que enfrentarse con la patronal para lograr no solo que no vaciaran el local, sino también que les cedieran los bienes a cambio de las deudas.
Fuente: Ansol