No están, escapan, salen, protestan, piden. No encajan, no quieren, no pueden. Los medios comunitarios y barriales están fuera de las corporaciones mediáticas. Las corporaciones mediáticas (ver cuadro) producen mucho dinero pero también una especie de infierno. Los medios barriales no son admitidos, tampoco quieren entrar. Es claro que están afuera. ¿Pero van al paraíso? ¿Hay un infierno mediático?
Los medios corporativos participan en el poder político e imponen las noticias de acuerdo con sus intereses económicos. Entonces dicen lo que les conviene y lo que no, se disfraza, se tapa con otra noticia, o no se dice. Así se genera una atmósfera particular que va distorsionando la percepción de las personas y provoca reacciones inadecuadas, extrañas a la realidad.
Es como salir a la calle pensando que hay niebla cuando se trata de ceniza volcánica. O como creer que la economía no funciona porque no hay inversión externa, cuando es precisamente la inversión externa lo que desquicia la economía. O como mirar veinte veces el mismo episodio policial en un noticiero y creer que ya no se puede salir a la calle. O es como hablar de inseguridad y dar por sentado que los ladrones sólo salen de las villas miserias y no de los bancos, cuando son los bancos quienes más roban y producen inseguridad. Los medios corporativos distorsionan, forman opiniones, alimentan rencores, simpatías, miedos, forjan candidatos electorales, crean escenografías violentas, celebratorias o anestésicas, según sus intereses. Los comunes mortales aceptamos esos escenarios fantásticos, pero vivimos en otra realidad. “Nos mean y los medios dicen que llueve”, decía un grafitti de diciembre de 2001. Las ilusiones esconden el infierno.
¿Están fuera de ese infierno los medios barriales? Sí (aunque unos pocos cometan la torpeza de tomar la agenda de los “grandes medios”). Los medios barriales están más cerca de la realidad de los comunes mortales. Son empresas relacionadas estrechamente con un territorio: la comunidad, el barrio. Tienen compromisos con sus anunciantes: la panadería, el café, la juguetería, la casa de electricidad, la pizzería, el cine, la librería, el restaurant… y con los vecinos, sus lectores, que comentan, opinan y sugieren temas. Los medios barriales no tienen intereses corporativos y son en cierta forma independientes.
La independencia se asocia a la proximidad de la realidad, es decir, a la verdad y a la ética periodística. Aquí juega también el factor económico y cabe recordar unas palabras de Ricardo Horvath, teórico de la comunicación social y maestro de periodistas: “Hay periodistas que mantienen una ética y no van a trabajar a determinados medios. Sabiendo esto, tampoco esos medios los contratan. Hay otros, que los medios sí pueden comprar… Y cada uno sabe lo que necesita para vivir. Algunos viven con 10.000 pesos y otros con 600.000. Hay periodistas que eran militantes de izquierda en Córdoba y se transformaron en periodistas de derecha, como Enrique Vázquez o Leuco” (Entrevista de Periódico VAS a Ricardo Horvath, publicada el 23/8/2008).
¿Los medios barriales van al paraíso?
En el siglo pasado había diferencias entre corporaciones, medios, y clase política. Los medios eran vínculos entre las corporaciones, la clase política y la gente. Había un juego de interacción y poderes entre las tres entidades. Hoy los medios ya no están en el medio, se han convertido en corporativos: son un conglomerado de empresas con intereses particulares, muchas veces ajenos al periodismo. También los políticos se están convirtiendo en corporativos, hay cada vez más millonarios, tienen sus propias empresas.
La cuestión es que se expande el vacío dejado por los medios del siglo pasado, hay una necesidad de periodismo y verdad. Y otros medios, los medios autogestivos ocupan el puesto vacante: las revistas culturales independientes y los medios comunitarios y barriales. Las revistas culturales independientes suman cuatrocientas en todo el país. Los medios barriales son alrededor de 130 sólo en la ciudad de Buenos Aires. Son emprendimientos familiares, de amigos, de periodistas.
Los medios comunitarios están formados por pocas personas que tienen muchas funciones: investigar, analizar, redactar, entrevistar, editar, corregir, diseñar, picar cables, gacetillas, hacer fotografías, producir, negociar con la imprenta, pagar colaboraciones, vender publicidad, hacer relaciones vecinales, públicas, distribuir, cobrar… Son muchas tareas y los resultados varían. Hay medios bien escritos y otros no. Hay quienes tienen mejor diseño o mejor papel. Quienes pagan las colaboraciones y los que no. Hay quienes tienen más conciencia política. Hay quienes son más comerciantes. Hay idealistas. Hay quienes trabajan más la historia del barrio. Pero todos profesan la pertenencia a un territorio y la identidad cultural. Trabajan con vocación. Enhebran lazos en el cuerpo social y piensan que la realidad es la realidad y no una representación.
Haciendo números conservadores, los medios barriales llegan en conjunto a 600.000 personas por mes. Los medios gráficos son de distribución gratuita y tienen tiradas mensuales que van de 2000 a 20.000 ejemplares. Se financian con la publicidad de los comerciantes del barrio y los que ingresan al Registro de Medios reciben un apoyo publicitario del Gobierno de la Ciudad en cumplimiento de una ley de apoyo y fomento a las publicaciones independientes.