El viaje fue posible gracias a un convenio firmado entre la Facultad y el Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR), por medio del Grupo IFES, empresa incubada en FAUBA. En la nota, dos estudiantes y una graduada en Ciencias Ambientales cuentan sus experiencias en el continente antártico.
Gracias al convenio firmado entre la Facultad de Agronomía y el Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) dos estudiantes y una graduada de la FAUBA viajaron al continente blanco para realizar prácticas preprofesionales en las bases Petrel, Esperanza y Marambio.
“Se trata de la primera vez que la Facultad firma un convenio para realizar actividades en la Antártida y constituye una propuesta novedosa el haber postulado a estudiantes quienes viajaron acompañados por una graduada con experiencia en conservación de ambientes naturales y ecosistemas frágiles y que se desempeñó también como enlace con la firma IFES SRL. Esto abre posibilidades a futuro en materia de investigación, desarrollo de procesos y tecnologías, intercambio de experiencias, formación y capacitación, con posibilidades infinitas”, expresaron Roberto Serafini, docente de la Cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la FAUBA y Guido Casanovas, Socio fundador del Grupo IFES.
Según detallaron, en los próximos días se presentarán los primeros resultados de los análisis realizados por los jóvenes en el continente. “La relación tanto de FAUBA como de IFES con el COCOANTAR tiene varios proyectos a mediano y largo plazo que conforme a los avances de cada campaña se espera que se vayan realizando y generando nuevas oportunidades de viajes”, dijeron.
Martina Sánchez Wilson es graduada de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la FAUBA y trabaja en la gestión y conservación de ambientes de montaña y restauración de ecosistemas. Viajó a la Antártida como tutora de los estudiantes y representante del Grupo IFES. Durante la estadía realizó un relevamiento sobre el estado de los sistemas de tratamiento de efluentes en la base Esperanza y Marambio. “Esto se suma al trabajo ya realizado en la Base Petrel, permitiendo así, la evaluación de necesidades, mejoras y alternativas que garanticen un buen tratamiento de las aguas residuales y un menor impacto ambiental”, dijo. El trabajo es parte de un proyecto tecnológico que involucra el manejo de residuos y energías renovables, realizado de forma conjunta entre IFES y el COCOANTAR.
Cristian Weigandt estudia Agronomía, se desempeña actualmente como personal técnico en la Cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la FAUBA y en la Antártida tomó muestras de suelo para evaluar opciones de producción de hortalizas complementarias al sistema hidropónico que utilizan actualmente en el continente. “Realicé los ensayos con residuos orgánicos y en la Facultad vamos a instalar una cámara de cultivo para simular las condiciones de las bases antárticas en cuanto a período de luz, temperatura y humedad. Deseamos plantear opciones de cultivo y producción tendientes a incrementar la provisión de verduras frescas y plantas aromáticas para las dotaciones”, reveló.
Maya Jiménez es una joven estudiante de Ciencias Ambientales y en la Antártida relevó residuos orgánicos para comprender su gestión y los posibles impactos ambientales. También colaboró en un relevamiento de las plantas de tratamiento de efluentes de las bases visitadas. “Tuvimos la oportunidad de realizar exploraciones muy largas y recorrer zonas bien alejadas de las instalaciones de la base
. Estas expediciones fueron impresionantes, la imponencia del paisaje antártico me dejó sin palabras. La experiencia de trabajar en un entorno tan extremo y hermoso fue verdaderamente enriquecedora y dejó una marca duradera en mi formación como científica”, remarcó.
Para llevar a cabo las actividades, el equipo de la FAUBA realizó varias exploraciones a campo con guías especializados. Se acercaron a los glaciares y observaron la fauna local: lobos y elefantes marinos, diferentes especies de focas y pingüinos, escúas, petreles, gaviotines y palomas antárticas. Además, recolectaron muestras de algas marinas y guano de pingüinos.
Experiencias únicas que promueve la Universidad Pública
El acuerdo establecido entre la Facultad y el Comando Conjunto Antártico, habilitó a que estudiantes de distintas carreras puedan realizar proyectos científicos y prácticas en las diversas bases del continente. Para los jóvenes profesionales el viaje a la Antártida fue una aventura inigualable.
“Hace tiempo que vengo cultivando un interés muy particular por la Antártida, soñaba con la posibilidad de realizar campañas de investigación en un entorno tan único y gracias a mi facultad tuve el privilegio de cumplirlo. El continente blanco resulta impresionante para cualquiera que tenga la oportunidad de visitarlo. Para un científico, y especialmente para un estudiante en formación, es básicamente un parque de juegos lleno de oportunidades para descubrir y aprender. Su biodiversidad única, sus registros climáticos atrapados en el hielo y la pureza de su ambiente hacen de la Antártida un laboratorio natural incomparable”, expresó Maya.
“Íbamos a permanecer unos diez días y al final se convirtieron en cuarenta.
Había que pasar el tiempo, cociné, me encargué de hacer algunas meriendas con recetas familiares. El viaje fue alucinante, se veían los glaciares, fuimos a una montaña, vimos una laguna congelada y caminamos en un laberinto de bloques de hielo gigantes. Jamás pensé que iba a estar en un lugar así tan inhóspito”, contó Cristian.
“Fue una oportunidad única, con un sin fin de anécdotas y aprendizajes. Conocer cómo funcionan las Bases de nuestro país, y qué aportes podemos hacer desde nuestra formación y conocimientos, es una gran experiencia a nivel profesional y también a nivel personal. Ni hablar del día a día, y la experiencia, por ejemplo, de estar en el Rompehielos Irizar, o de sobrevolar el Mar de Weddell en helicóptero y poder ver ballenas o animales sobre los témpanos. Me gustaría alentar a los estudiantes a aprovechar los espacios de aprendizaje que ofrece la Facultad”, enfatizó Martina.