Por Lic. Claudia Reynoso
Día a día aumentan las consultas de padres de adolescentes cuyos hijos se autolesionan, se cortan. Muchas veces llegan derivados por algún profesional de la salud, por algún maestro o profesor del adolescente, quienes al detectar las lesiones da aviso a la familia de lo que está sucediendo.
¿Qué es lo que lleva a un chico o chica a producirse lesiones intencionales en el cuerpo?
En primer lugar podríamos hablar de un escaso control de los impulsos, la manifiesta incapacidad de resistirse a actuar los pensamientos agresivos repentinos o aquellos repetitivos.
Cortarse la piel traería alivio al dolor emocional y la sensación de control ante el desborde impulsivo.
Si bien el dolor físico se vivencia como una experiencia desagradable que trata de evitarse, el cuerpo reacciona para alejarse del estímulo que genera dolor, en estos casos lo que se busca es un alivio momentáneo producido por el desconectar la atención de aquellos recuerdos e ideas que generan tensión.
Los cortes en la piel operan como calmantes, son actos anhedónicos (sin placer ni dolor en el acto mismo) donde el dolor emocional pasa a ser físico provocándole a quien se lo inflige sentimientos de euforia, fascinación, asco, terror y a la vez una calma relativa, un alivio.
Son características en la adolescencia las emociones a flor de piel, en esta etapa los pesares giran en torno a bajones emocionales, desamores, sensación de soledad, de aislamiento, angustia. En algunos casos existe alguna patología de base como la paranoia, la bipolaridad, depresión, trastorno de la personalidad o psicosis, en otros casos esto no está presente pero tienen relaciones parentales difíciles, no confían en los adultos, o sufren acoso escolar, situaciones de abuso (actual o en pasado); motivos por los que tienden a encerrarse en su mundo, sin relacionarse con otros ni pedir ayuda.
Tratan de afrontar las emociones intensas, la presión o los problemas relacionales a través del cutting, cortándose las muñecas, los brazos, los muslos, ocultando las marcas en la mayoría de los casos, obteniendo satisfacción y liberación, alivio y control.
Cabe aclarar que no están buscando llamar la atención, ni suicidarse, sino conseguir el tan ansiado alivio.
Otra cuestión a tener en cuenta es que en la etapa de la adolescencia es común que los jóvenes traten de “encajar” con el grupo social con el que interactúan. Conseguir identidad y pertenencia es uno de los mayores anhelos. De ahí que en algunos casos los adolescentes practican el cutting porque sus amigos también lo hacen, y se sienten parte del grupo de esta manera.
Para cualquier padre el descubrir que su hijo está incurriendo en este tipo de prácticas autolesivas puede ser causa de dolor, enojo, frustración y culpa. Es importantísimo no perder de vista que el adolescente realiza dicha acción motivado por angustia emocional. Se corta. Y ese corte es el intento de separación del sufrimiento psíquico, interno.
Es un llamado. Un grito sordo.
Se deposita en la piel lo que no es escuchado, lo que no se logra decir en palabras pero que da cuenta de la realidad interna y externa. Las autolesiones no tienen intención suicida, son un intento de inscripción.
Como padres no podemos negarnos a escuchar.