La alimentación es una instancia fundamental para conservar la salud y es importante saber qué comemos. Por esta razón es bueno apuntar que los alimentos industrializados son los más cuestionados, entre ellos, los alimentos blancos que tienen muchas contraindicaciones.
En primer término, se vuelven blancos por el hecho de que han sido despojados de todas sus fibras, minerales y vitaminas. Y luego el proceso de refinación industrial da como resultado que son fuentes de calorías vacías y no tiene ningún valor nutricional.
Ejemplo: la harina utilizada para hacer pan blanco es químicamente blanqueada con sustancias como el peróxido de benzoilo, nitrosilo, óxido de nitrógeno y cloro. Estos a su vez tienen varias sales químicas añadidas para mejorar el blanqueo. Los nutrientes que se extraen de la harina durante el proceso de blanqueo son la vitamina E, potasio, fósforo, cobre, niacina, calcio, entre otros.
El producto queda visualmente atractivo, pero tiene un ingrediente llamado aloxano que se genera durante el proceso de blanqueamiento de la harina que si se consume en exceso afectan a las células beta en el páncreas. Cuando estas células beta no funcionan con normalidad ya no produce suficiente insulina abriendo la puerta a la diabetes tipo II y a otras dolencias evitables que son más graves aún.
El arroz blanco
El arroz blanco también experimenta la pérdida de nutrientes como la harina blanca cuando se procesa. Este arroz es producido por la eliminación de la cáscara del grano pero además, se elimina la cáscara interior. Una vez hecho esto, los granos se pulen con la glucosa para aumentar su atractivo visual, generando un muy alto IG (índice glucémico) de contenido. Esto resulta en azúcares que se liberan en el torrente sanguíneo mucho más rápido de lo que deberían ser y liberan mucha insulina. Esto se traduce en que el páncreas está sobrecargado de trabajo y al trabajar mal, puede derivar en diabetes.
Los alimentos industriales blancos, además, conducen a un aumento en el colesterol LDL (colesterol malo) en las arterias y hacen que el metabolismo se vuelva lento, lo que provoca aumento de peso, especialmente alrededor del estómago y áreas de la cintura (obesidad).
La falta de fibra alimenticia puede conducir al estreñimiento en personas sensibles y el cuerpo, al perder la capacidad de eliminar todos los productos de desecho que contiene, puede ser susceptible de otras enfermedades.
El arroz integral
El arroz integral posee un color más bien amarronado, esto se debe a que su grano posee una capa de salvado y tiene un alto contenido en fibra. Es más natural que el arroz blanco, con mayor cantidad de proteínas y minerales, además de ser muy bajo su contenido en grasas. El arroz integral es ideal para regular el funcionamiento intestinal, reducir el nivel de colesterol y prevenir el cáncer de colon. Para que el efecto beneficioso de la fibra se aproveche al máximo, se recomienda beber abundante cantidad de líquido.
Lo pueden consumir niños, adultos, ancianos y las personas que deban hacer dietas libres de gluten. También se lo recomienda para quienes tengan hipertensión y enfermedades renales. El arroz integral tiene las mismas calorías que el arroz blanco, pero se digiere más despacio y produce mayor sensación de saciedad. Necesita más tiempo de cocción y se recomienda lavarlo bien antes de cocinarlo.
Cómo cocinar el arroz integral
Se cocina en una olla grande con tapa. Opción: antes de cocinar dejar el arroz integral reposar en un envase con agua fría durante 45 minutos.
Se lava varias veces hasta que el agua escurra limpia, luego por cada medida de arroz se colocan 3 medidas de agua y se cocina por 20 minutos.
Primero a fuego fuerte, hasta el primer hervor, y luego a fuego mínimo.
Luego de ese tiempo, apagar el fuego y dejar reposar con la olla tapada, alrededor de 8 a 10 minutos. Luego, con un tenedor, se separan los granos. Se pueden poner vegetales picados muy finitos, pimienta, orégano, etc. durante la cocción para saborizarlo. Se pueden buscar otras formas de cocinar por internet.
Nota. No se recomienda consumir el arroz integral en exceso, ya que suele producir estreñimiento.
Azúcar blanco: 10 razones para cuidarse
Nuestro organismo no sólo no necesita el azúcar sino que puede convertirse en un auténtico veneno. Sólo aporta calorías vacías, puede causar graves problemas de salud y es una adicción difícil de evitar.
El proceso industrial por el que se obtiene le sustrae las sales minerales y los oligoelementos naturales de la planta de origen, pasando a ser una sustancia química concentrada que endulza el paladar con efectos fisiológicos negativos.
El azúcar blanco: las buenas razones para evitarlo:
1. Hay estudios que sitúan los efectos del consumo excesivo de azúcar a la altura de drogas como el tabaco o el alcohol.
2. El azúcar oculto en alimentos puede ser el causante de sobrepeso y problemas de salud. ¿Dónde se esconde?: en conservas, zumos envasados, gaseosas, pan de hamburguesas, salsas envasadas, productos light… la lista es tan larga que la única defensa es leer bien las etiquetas.
3. El consumo excesivo de glucosa deteriora el colágeno y acelera el envejecimiento de los tejidos.
4. Para su asimilación en el cuerpo, el azúcar blanco sustrae al organismo vitaminas del grupo B, calcio y diversas sustancias vitales que ayudan a completar el proceso de asimilaciòn.
5. La pérdida de vitaminas disminuye la capacidad de absorción de nutrientes y enlentece el metabolismo, lo que provoca fatiga, caída del cabello y problemas digestivos.
6. Un exceso de azúcar en sangre debilita el páncreas y el bazo, lo que provoca un estado de baja energía renal y desmineralización.
7. El alto consumo está relacionado con las caries dentales.
8. Cuando ingerimos azúcar refinado éste entra de un modo muy rápido en el torrente sanguíneo, provocando que el páncreas segregue una gran cantidad de insulina para poder transportarlo a los órganos. Al no poder almacenarlo, esta glucosa se convierte en reservas de grasa. Este proceso no sólo hace aumentar de peso sino que produce una situación de hipoglucemia ante la que el cuerpo reacciona pidiendo más azúcar. De ahí el efecto adictivo del azúcar.
9. El punto anterior somete al páncreas a un estado de estrés que lo debilita y es menos eficiente, impidiendo a corto plazo una buena asimilación de los alimentos y, a largo plazo, una situación de diabetes.
10. El exceso de azúcar refinado acumula grasas poco saludables en el organismo, afecta la salud cardiovascular y le saca calcio a los huesos.
Para sustituirla una opción saludable es la estevia, de origen natural, es un potente endulzante inocuo para la salud.
Contaminación alimentaria: bandejas de verduras
Son ilegales siete de cada 10 envasados con verduras “listas para usar”. El 17 % tiene contaminación fecal, según un estudio originado en la Dirección de Calidad Alimentaria de Córdoba, replicado en otras provincias, con resultados parecidos. Conclusión del estudio: en el 17 % de estos productos se encontró la bacteria Escherichia coli, principal causante del Síndrome Urémico Hemolítico (SUH).
Los especialistas reunieron 785 muestras de las verduras “mínimamente procesadas” (las que se consiguen en el Mercado de Abasto) y las compararon con 525 bandejas que encontraron en distintas verdulerías de la ciudad: las más contaminadas eran las “listas para usar”, en el 17% del total.
Otro dato de la investigación fue que las mezclas de hortalizas no tenían datos sobre el lugar de procedencia y algunas verdulerías lavaban las hortalizas en la bacha del baño. En los hipermercados también se encontraron muestras contaminadas.
Cuando un producto está contaminado con la bacteria Escherichia coli quiere decir que ese alimento estuvo en contacto con materia fecal y hay riesgo de contaminación cruzada cuando, por ejemplo, se riegan las verduras con agua contaminada.
Especial atención hay que prestar a las hortalizas de hoja (lechugas, espinaca, rúcula y perejil) ya que son las que concentran más bacterias. Cuando se detecta Escherichia coli, es indicio para otros gérmenes como el virus de la Hepatitis A y E.
Si se consume hortalizas en bandeja (no es aconsejable), hay que mirar el lugar de procedencia, la higiene del envasado y el Número de Habilitación Municipal de quien la envasa.
Si estos datos no están a la vista en la bandeja, hay que hacer la denuncia a las autoridades sanitarias.