Por Mariana Irene Puche
La gran mayoría de la población no sabe demasiado de nuestros próceres nacionales, incluso de aquellos de los que heredamos cosas muy valiosas, como la libertad, los símbolos patrios o descubrimientos económicos o médicos o fundamentos para ordenarnos como nación.
Aun de los más presentes en nuestra educación básica, recordamos frases o hechos generales sin darles la dimensión necesaria para entender su singularidad e importancia.
Belgrano creo la bandera y sus colores lo saco o del cielo o del manto de la Virgen. Güemes fue una especie de guerrillero gaucho que andaba de acá para allá en el norte contra los españoles o San Martin “el Padre de la Patria” que cruzo Los Andes y libero Chile y Perú”.
En el caso de San Martin su epopeya de aquellos años para liberar Chile y Perú, derrotando a un numeroso ejército español muy preparado y con mayor armamento, es una de las estrategias bélicas mas estudiadas de la historia.
El desafío era vencer las hostilidades de la naturaleza y al enemigo con un ejército que se necesitaba numeroso y así fue la hazaña: 4.000 soldados de combate, y unos 1.400 hombres destinados a otras tareas, como transporte, abastecimiento y sanidad. Para transportar el material bélico se incluyeron 10.000 mulas y 1.600 caballos para los combates en el llano; 600 reses en pie para ser faenadas en el camino y alimentar a toda la tropa. Entre el armamento llevaban 900 mil tiros de fusil y carabinas, 2.000 balas de cañón a bala, 2.000 de metralla y 600 granadas.
San Martin cruzo Los Andes dividido su ejército en seis columnas con la Virgen del Carmen de Cuyo como Patrona y la bandera del Ejército de los Andes, una franja azul y otra blanca, como estandarte.
Sin embargo, es bueno puntualizar que es cierto que muchos no registran datos de nuestros héroes y de nuestra historia, deambulando mayormente por la supervivencia del dia a dia, pero también hay otros argentinos y argentinas, que parte de su solidez espiritual e intelectual, y justamente la energía para sobrellevar el día a día, está fortalecida por un fuerte sentido de identidad nacional. basado en los conceptos de patria, de nación, que nos dieron nuestros próceres y las luchas populares por hacer un país más justo y soberano.
Entre esas personas que aman los valores de la patria y realizan acciones para emular esas hazañas lejanas en el tiempo, como es el cruce de la Cordillera de los Andes por San Martin, se encuentra Mariana Irene Puche que, con su amada hija Lucia, realizan el cruce emulando la travesía del Ejercito de Los Andes recreando en parte, a la columna del capitán Freire en el Paso del Planchón en Mendoza. La partida sale de la Localidad de Los Molles, Mendoza, pero esta maravillosa experiencia nos la cuenta con detalles Mariana y nos acaricia el corazón.
Mi experiencia por Los Andes
Pienso, mientras escribo, por dónde empezar. Entiendo que, por el principio de esta gesta heroica, que es “El Cruce de los Andes a caballo”.
Hace algunos años, en un viaje que hice por Mendoza en auto vi allá a lo lejos, un grupo de jinetes que ascendían las áridas montañas de la Cordillera de los Andes. Pensé por aquél entonces, que dicha travesía requería de una enorme destreza y valentía, solo para algunos pocos.
Con el paso del tiempo…mucho tiempo, mi curiosidad por aquél desafío hizo que investigara quienes eran esas personas que cruzaban Los Andes a caballo, así como lo hizo el General Don José de San Martin, reeditaban la hazaña de defender la Patria.
Poco a poco, descubrí que un grupo de soldados ex-combatientes de Malvinas, el escuadrón N 9 de Ingeniería de Córdoba, realizo la epopeya. No había duda, si esos soldados 40 años después volvían a defender la Patria, yo tal vez, también pudiera hacerlo.
Así llegué a conocer a mi familia de Los Andes y como en 1817 junto a baqueanos y gauchos se emprendió la travesía. A San Martin le preocupaba el Cruce de la Cordillera. Lo que no lo dejaba dormir, no era la oposición de los enemigos, sino el atravesar esos inmensos montes.
Hubo seis columnas del Ejercito Sanmartiniano, mi experiencia recrea en parte, a la columna del capitán Freire en el Paso del Planchón en Mendoza
El punto de partida se realiza en la Localidad de Los Molles, Provincia de Mendoza, República Argentina, la cumbre será en el Hito Santa Elena, límite con Chile donde flamea la bandera argentina y la bandera chilena a 3200 mts de altura
El primer impacto es deshacerse de nuestra carga, se prepara solo lo necesario que tiene que caber en una alforja, que cargará durante todo el tiempo que dure la travesía, nuestro compañero el caballo.
Nos esperan dos guías experimentados que además de enseñarnos donde nos ubicamos geográficamente, cuidan al grupo y los caballos con enorme responsabilidad. Un grupo de baqueanos, irá durante todo el trayecto a los costados del contingente, para asistirnos, guiar a la tropilla por las montañas y el cruce de los ríos. Las mulas cargarán lo más pesado, la mesa (que hará de camilla en caso de necesidad) los bártulos de cocina, alimentos y damajuanas.
Alrededor de 20 personas conforman el grupo de travesía durante siete días y seis noches, haremos Patria en un puñado de tierras plagadas de historia y creando nuevas.
Con valentía tomamos contacto con aquel animal que sería nuestro guía y al que le otorgamos la confianza de nuestro ser
Paso a paso…y solo paso a paso, fui descubriendo las imágenes maravillosas de nuestra Cordillera , arroyos de agua helada, flores silvestres, brisas y vientos de distinta intensidad que acariciaban la piel, los sonidos del silencio, algún arriero que cruzábamos en el camino…
Unos tras otros, avanzábamos hasta llegar a los sitios donde acamparíamos.
Desensillábamos, los caballos descansan…las personas buscábamos un arroyo para cargar agua y bañarnos, había que sacarse el polvo y así recuperarnos.
Momento de la mateada y el merecido descanso.
Después de compartir la cena con jarro en mano, el infaltable fogón con guitarreada y algún gaucho payador que invita a la reflexión. Allí, durmiendo al sereno, uno al lado del otro para darnos calor, nuestras camas serían las monturas de los caballos y las bolsas de dormir. Nuestro techo, el cielo estrellado infinito, plateado y negro, que invitaba a cerrar los ojos buscando estrellas fugaces.
El ansiado día de hacer cumbre se acercaba, el despertar del relincho de los caballos invitaba a levantarse bien temprano. Salía nuevamente la fila de jinetes, baqueanos, gauchos, guías, caballos y mulas, hacia la cumbre para hacer Patria.
Al grito repitente de “Viva la Patria” las emociones afloraban imaginando aquellos soldados del regimiento del General San Martin que por primera vez cruzaron Los Andes. El corazón se expande, el pecho se infla, la garganta se achica y los ojos se llenas de lágrimas por la emoción.
Recuerdo llegar a la cumbre y decirle al guía: ¡Listo lo logramos! Su respuesta fue, no…ahora hay que bajar. “Lo logramos, cuando volvamos al punto de partida todos bien”. Esa fue una gran enseñanza.
El cansancio y el agotamiento, ceden cuando hay pequeños logros, cuando descubrís que no estás solo, somos un pequeño ejército de jinetes y caballos. La paciencia es nuestra mejor aliada para resistir en momentos difíciles.
Especial agradecimiento a mi hija Lucia, que valientemente me acompañó en la aventura y seguimos haciéndola cada año y a @grturismoaventura por cuidarnos y permitirnos soñar.
¡VIVA LA PATRIA!!!