25 de febrero de 2017
Buenos Aires necesita ampliar la superficie de parques y plazas porque figura a nivel internacional como una ciudad con un bajísimo porcentaje de áreas verdes y ya se sabe, en esos ambientes no se manejan con frases sueltas o discursos marketineros sino con realidades concretas que la ciudad no contempla: el estándar internacional de salud social en las ciudades, recomendado por Naciones Unidas es 14m de espacios verdes por habitante; Buenos Aires tiene 3,9m por habitante.
Para solucionar esto y poder seguir construyendo edificios en toda la ciudad, (negocio que parece no tener límites), es necesario cambiar o disfrazar la realidad de una ciudad de cemento por una imagen más sustentable que no se cuestione a nivel internacional.
Por lo tanto, como es urgente dar otra imagen, hay que solucionar el déficit de espacios verdes. Con esta idea y con esta justificación, las autoridades porteñas hicieron una plaza, en un cementerio, que luego será ampliada a parque, , sin ningún reparo legal y a un precio que suena a robo de guante blanco: 60 millones de pesos.
La nueva plaza se construyó en un predio ubicado dentro del cementerio de Chacarita, en Av Elcano al 4300, en un lugar donde se inhumaban y exhumaban cadáveres y es parte de un plan más ambicioso, que es construir el Parque Elcano, que abarcaría desde Jorge Newbery hasta las vías del tren. Para lograr este objetivo se demolerá una galería nueva del cementerio y se aprovecharan terrenos donde descansan 23 mil muertos que se trasladarán a otras galerías.
Según Domingo Petraca, secretario general del gremio de Obreros y Empleados de Cementerios, la plaza se construyó sobre cadáveres, en un terreno de tierra removida que lo hace inestable, sin certificado de aptitud ambiental y dejando de lado un plan de obras que contemplaba construir una galería subterránea nueva y un cementerio parque necesario para un mejor servicio mortuorio: “al hacer el nuevo parque los restos se trasladaran a galerías que están en mal estado, se inundan por las filtraciones, la única nueva es la que van a demoler”.
Para construir esta plaza, el Ministerio de Ambiente y Espacio Pùblico a cargo de la obra anuló el anexo 22 del cementerio que se usaba para enterrar cadáveres y derrumbó parte de los muros del cementerio.
Quienes tenían familiares enterrados allì, tuvieron que retirar los restos de sus seres queridos de manera compulsiva para llevar a cabo esta insólita obra.
El predio del cementerio de la Chacarita tiene, según el Código de Planeamiento Urbano (CPU), una zonificación E4, que es específica y prohíbe el uso público, es apto para ser cementerio, pero no para que haya una plaza.
Para lograr este cometido el gobierno cometió varios atropellos legales:
Las obras se realizaron sin tener en cuenta que para la modificación del uso de un terreno en la Capital Federal es preciso la aprobación de una ley de mayoría especial de 31 votos, (art 89 de la Constitución de la Ciudad) y se debe realizar una audiencia pública (art 90), más en este caso, debe contar con un informe de impacto ambiental por los peligros para la salud que representan los crematorios existentes.
Como en la mayoría de los trabajos en espacios públicos, no tenía el cartel de obra que es obligatorio, donde constan los trabajos a realizar y el presupuesto estimado, según el Código de Edificación de la Ciudad.
En este caso es más grave, porque la construcción infringió aspectos legales y de salud, ya que en el marco de la plaza se construyó una pista pequeña para caminar o hacer ejercicios cerca del crematorio del cementerio.
Por todas estas irregularidades el legislador Gustavo Vera elevó un pedido de informe con el respaldo de la ONG Basta de Demoler, vecinos de la zona, representantes del Sindicato Obreros y Empleados de Cementerios de Capital Federal, integrantes de la Comuna 15 e historiadores del barrio, pero no obtuvo ninguna respuesta de parte del gobierno porteño.
También cuestionó la obra la comunera del FPV Camila Rodríguez, de la Comuna 15: “la plaza esta ubicada al lado de la cámara frigorífica mortuoria del cementerio donde resguardan cadáveres que emanan olores y líquidos cadavéricos”.
Un informe de la televisión española llama a este espacio verde “la plaza del horror” porque se han encontrado huesitos de difuntos y juega con la idea de que el espacio es usado por zombis en el horario nocturno. También adjudica al Ministro de medio ambiente de la ciudad Eduardo Maquiavelli, la justificación de la obra que usa un lugar destinado a cementerio para otros fines, eludiendo otras preguntas sobre cuestiones sanitarias y de precios: “la gente no le rinde tanto culto a sus seres queridos como antes”.