Anemias, causas y efectos

Anemias, causas y efectos

Palidez, cansancio, taquicardia, infecciones reiteradas, fatiga, irritabilidad, retardos del crecimiento y
maduración son algunos de los síntomas que nos pueden llevar a sospechar un cuadro anémico.

La anemia se define como una disminución de los glóbulos rojos circulantes o un descenso de la concentración de hemoglobina de la sangre. Es una de las enfermedades más difundidas en el mundo, ya que no respeta razas, edades ni sexos. Hay numerosos tipos, y se han propuesto varios esquemas de clasificación. Estas clasificaciones no se excluyen unas a otras, sino que varios tipos se incluyen en uno u otro esquema. La más difundida es la anemia por déficit de hierro, siendo su causa principal la mala alimentación. En términos generales podemos clasificarlas, sin que esto sea absoluto, en:

1) Anemias por pérdida de sangre que son de dos tipos: las agudas que se produce en caso de una hemorragia donde se incluyen los sangrados por heridas importantes, operaciones complicadas, y enfermedades que por sí mismas pueden causarla (por ejemplo fibromas uterinos o pólipos vesicales).
En cambio las anemias crónicas se dan cuando los sangrados pequeños y repetidos llevan a una pérdida mayor a la capacidad de recuperación del organismo. En este ítem se encuentran las pérdidas por patologías digestivas (ulceras sangrantes, pólipos y divertículos colónicos, etc.), ginecológicas (menstruaciones abundantes, fibromas uterinos, etc.), y urológicas (trastornos renales, prostáticos o vesicales).
La capacidad de generar más glóbulos rojos, con su consiguiente carga de hierro y hemoglobina, tiene un límite. Si la frecuencia e importancia de las pérdidas lo supera, se producirá un cuadro de anemia crónica post hemorrágica. En estos dos temas, resuelto el problema que causa la pérdida, y con los aportes necesarios, que pueden llegar hasta una transfusión, el organismo se encargará de restablecer el normal equilibrio.

2) Destrucción excesiva de sangre: Otro grupo de patologías provoca la destrucción de los glóbulos rojos con la consecuente liberación de la hemoglobina a la sangre circulante. Esto genera un doble mecanismo, ya que la destrucción es provocada por alteraciones en determinados órganos, y la liberación de hemoglobina altera a otros que, luego también, influyen en la destrucción. Es muy común que los neonatos cursen una ictericia del recién nacido, ya que como la cantidad de glóbulos rojos es muy alta en su sangre, el organismo se encarga de destruirlos para llegar a un valor normal. Pasado este período agudo, todo vuelve a la normalidad.

3) Anemias por carencia: Este grupo incluye a todos los trastornos alimentarios y de absorción. Las carencias pueden ser del complejo vitamínico B (en especial B 12), ácido fólico, proteínas y/o hierro.
Es un tipo de anemia crónica y, en general es satisfactoriamente resuelta con una adecuado aporte alimentario y/o medicamentoso y resolviendo los trastornos de absorción.

4) Trastornos en la formación de glóbulos rojos: La médula ósea es la encargada de «fabricar» glóbulos rojos y blancos y plaquetas.
Numerosas causas pueden alterar su función. En el caso de las anemias podemos citar a las infecciones severas, enfermedades crónicas (por ejemplo renales), trastornos endocrinológicos (por ejemplo hipotiroidismo severo), enfermedades del bazo, las tóxicas (por ejemplo intoxicación con plomo) y las radiaciones que destruyen la médula.

5) Alteraciones congénitas de la formación de glóbulos rojos: Dentro de este grupo se incluyen todas las enfermedades que alteran la forma o estructura de los glóbulos rojos, como la talasemia o anemia del Mediterráneo
Como se puede apreciar el espectro es sumamente amplio y comprende a un sinnúmero de patología. Su diagnóstico y tratamiento solo deben ser efectuados por un médico, ya que muchas veces, con un simple análisis de sangre bien interpretado, se pueden indicar las terapias más adecuadas.

Alimentos con hierro

Para concluir agrego una pequeña lista de los alimentos más ricos en hierro. Es importante destacar que el hierro aportado por alimentos de origen animal es de mejor calidad que el aportado por los vegetales. Las necesidades diarias de hierro oscilan en alrededor de 10 Mg., siendo mayor en mujeres en edad fértil y embarazadas.
Les damos algunos valores en alimentos:
– 150 mg. de hígado vacuno aportan 13,2 mg. de hierro
– 150 mg. de carne vacuna, 4,8
– 150 mg. de riñón vacuno, 16,8
– 150 mg. de pollo, 2,25
– 150 mg. de cerdo, 2,50
– 50 mg. de morcilla, 31
– 50 mg. de cereales, 4,2
– 150 mg. de lentejas, 12,2
– 150 mg. de espinaca, 6
– 150 mg. de acelga, 5,4
– 150 mg. de brócoli, 2
– 150 mg. de avellanas, 5,5
– 150 mg. de maní, 3,5
– 200 cc de leche con hierro, 3 mg.

Por Dr. Sergio Bowerman

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