Primer informe argentino sobre ovnis

Por Santiago Carrillo

La Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales, de la Fuerza Aérea Argentina, presentará en diciembre  el primer informe sobre avistamientos anormales que fueron denunciados por la población civil durante 2015. El documento contiene 10 casos estudiados por la oficina que se creó en el 2011, bajo la resolución 4414 del Estado Mayor de Fuerza Aérea.

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El Edificio Cóndor, sede de la Fuerza Aérea, es un verdadero laberinto con incontables pasillos entrecruzados y múltiples oficinas en sectores bien diferenciados en especialidades.

En la oficina 173, del sector blanco, funciona la Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales, creada hace cuatro años con el objetivo de encontrar una respuesta científica a los avistamientos de Objetos Voladores No Identificados (O.V.N.I.).

Allí se encuentra Rubén Lianza, un comodoro de 57 años que se reincorporó a la Fuerza Aérea como personal civil docente  luego de retirarse voluntariamente tras 30 años de trabajo. Es un hombre alto que parece tener un estado físico envidiable y una intensa sonrisa en el rostro mientras relata su pasión por la astronomía.

Nos cuenta que en su adolescencia ya lanzaba cohetes caseros con sus amigos del secundario en Paraná, en la provincia de Entre Ríos. Con ellos fundó el Centro Argentino de Observaciones Aeroespaciales que sigue en pleno funcionamiento. De hecho, fue el primer organismo que fotografió a los satélites geoestacionarios Arsat 1 y 2.

Rubén Lianza realizó numerosas  investigaciones y también tuvo sus descubrimientos propios, como cuando sobrevolaba la llanura pampeana y descubrió unos cráteres formados por el impacto de unos meteoritos. La foto que sacó en aquel momento fue tapa de la revista Nature, en 1992.

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-¿Qué requerimientos necesita una persona para estudiar O.V.N.I.’s?

-Lo primero que tiene que hacer la gente es interiorizarse en algo relacionado a la astronomía. Es fundamental tener un amplio conocimiento de aquellos objetos que son identificados, tanto los tecnológicos, como satélites, o naturales, como las estrellas o planetas. En este sentido, la investigación es muy importante porque permite establecer contacto con la realidad a fin de que la conozcamos mejor.

Para esto hay que definir el problema, planear la investigación, recolectar información, analizarla y, por último, presentar los resultados. De los miles de casos de O.V.N.I.’s, los no identificados corresponden solo un cinco por ciento, y nuestro deber es encontrar la respuesta. En general sucede que el 95 por ciento restante son interpretaciones honestas pero erróneas de fenómenos naturales o tecnológicos.

-En cuanto a estas interpretaciones erróneas, ¿Cuáles son las que más confunden a la población?

-Es ejemplar el caso de los satélites Iridium, usados para telecomunicaciones, que son los que mayores ilusiones crean porque tienen unas pantallas espejadas que reflejan la luz solar y pueden ser hasta tres veces más brillantes que el planeta Venus. Entonces, hay situaciones que en su órbita están en una posición nocturna desde el lugar que se los ve y algunas personas quedan plasmadas porque es un objeto en movimiento.

-¿Qué recursos tecnológicos utilizan para certificar que realmente es un satélite aquellos tipos de avistamientos?

-Nosotros utilizamos tres software: Stellarium, Orbitron y Sateflare. Estos programas, que pueden ser bajados por internet, permiten establecer el perímetro orbital de cualquier cuerpo que se encuentre fuera del planeta Tierra a partir de un coeficiente de resistencia de adhesión, coordenada de fechas y efeméride de lanzamiento, entre otras cuestiones. Con una simulación virtual de donde se encontraba la persona que sacó la foto o filmación en el momento de presentar la denuncia del avistamiento, nosotros podemos comprobar que fue lo que vio.

Para acceder a información se puede ir a la misma página donde se baja el formulario de denuncia:(http://www.fuerzaaerea.mil.ar/mision/cefae.html).

En este sitio habrá un link para ver, a partir del 11 de diciembre,  el resultado  de las investigaciones que hicimos en los diez casos que nos llegaron, a los cuales le encontramos la explicación a todos.

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 Ficción y realidad

Uno de los trabajos de campo que realizó fue en las sierras cordobesas, en la zona del El Pajarillo, para analizar una inusual mancha negra que terminó siendo un incendio intencional. Allí estaba Alejandro Agostinelli, un periodista especializado en fenómenos aeroespaciales  que colaboró en diferentes redacciones como Página/12 y La Prensa.

Cuando era un niño, un acontecimiento  lo marcó de por vida: la llegada del hombre a la luna, en julio de 1969. Mientras toma un café negro y fuma un cigarrillo en un bar de Palermo, recuerda que aquella experiencia que compartió con su padre es la imagen más antigua que guarda en su memoria.

A partir de allí, su cuestionamiento fue compartido con sus amigos del secundario Colegio Industrial Ingeniero Luis  Huergo ENET n° 9: “Como nosotros llegamos a la luna, otros seres pueden aterrizar sobre nuestro planeta”.

A los 15 años empezó a realizar sus primeras investigaciones: hablaba con testigos y escribía con gran entusiasmo los avances que conseguía. Así comprendió que su vocación era la comunicación. El amplio espectro de fenómenos espaciales le permitía tener mucho material, pero siempre lo trabajó invocando la primera ley periodística: la comprobación de fuentes.

Sus investigaciones le otorgaron tal prestigio que el 27 de noviembre de 2015 fue el orador principal de la conferencia “Ovnis: mito y realidad”, organizada por el Planetario de la Ciudad y que comprendía siete preguntas con sus respectivas preguntas. Algunas de ellas eran “¿Por qué ‘platos voladores’?” –En vez de cuadrados- o “¿Por qué existe la asociación de O.V.N.I. a la hipótesis extraterrestre si, justamente, no son identificados?”.

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-¿Cuán influyente son los medios de comunicación en el imaginario colectivo para la construcción de las hipótesis de extraterrestres?

-La Guerra de los Mundos, una novela radiofónica narrada por Orson Wells en los Estados Unidos, en 1938, es un gran ejemplo de cómo los medios pueden construir una realidad a partir de una ficción. Contaban la historia de una invasión extraterrestre y las personas que lo escucharon pensaron que sucedía de verdad: hubo corridas, gente que creyó ver a las naves y muchos llamados a la radio. Hay una influencia de las ficciones en el público en el modo de contar las supuestas experiencias extraterrestres que no se puede distinguir si esa persona está fantaseando.

 -Usted escribió una biografía sobre Fabio Zerpa, uno de los ufólogos más conocidos, dice haber tenido más de 3 mil avistamientos. Sin embargo, también monto una maquinaria comercial con este tema.  ¿Cuánto hay de verdad y negocio en Zerpa?

-El negocio en sí no es malo, porque uno puede hacerlo y ser honesto. El tema de Zerpa es que él se posiciona como investigador y divulgador de una creencia que somos visitados por extraterrestres. Su negocio prospera en la medida que se mantenga ese encantamiento. Por eso a una persona como él hay que exigirle aún más la comprobación de sus casos, a los cuales sus “caballos de batalla” tienen una explicación alternativa y racional. De parte de Zerpa no hay un interés por determinar la causa de los avistamientos, que es lo que debería realizar la ufología.

 Paul Hellyer, ex Ministro de Defensa de Canadá, afirma que hay naves extraterrestres monitoreando la humanidad ante una posible guerra nuclear. ¿Qué hay de cierto?

-Son teorías conspirativas asociadas a la génesis de la mitología O.V.N.I. El mayor de la Marina norteamericana, Donald Keyhoe, escribió sobre esta misma cuestión, donde se apela tanto a dogmas religiosos, como si nos vendrían a salvar, y por otro lado, planes de investigación. Los temores sociales se vinculan a la falta de evidencia contundente que lleva a creer que los gobiernos conocen la verdad pero la esconden para no causar el temor poblacional que generó la novela de Orson Wells. Los esfuerzos deberían estar orientados a una investigación que certifique un caso fuerte, como hallar una alineación de un metal no conocido. Lamentablemente la sociedad está más enfocada en querer creer que en querer probar.


Argentina, extraterrestre

A nivel nacional, desde 1947,  hubo 1470 denuncias sobre OVNIs, de las cuales unas  150 cumplen con un alto puntaje de confiabilidad. Existe un 80% de confusión con fenómenos meteorológicos, pero en el 20% restante, los datos son intrigantes. En un 15% de estos eventos reportados hay efectos físicos, como marcas en el suelo o problemas eléctricos, además de fotografías o registros de radar.

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Luego existe un pequeño porcentaje de “encuentros cercanos del 3° tipo”, donde los testigos llegan a ver alguna figura humanoide y pocas veces se relatan “abducciones”,  menos confiables por ser, generalmente, testimonio de una sola persona.

En nuestro paìs, un caso que impactó a los investigadores ocurrió en  la zona de Tres Arroyos en 2007. Todo empezó cuando dos móviles policiales son alertados por vecinos de la localidad de Irene: habían visto un objeto extraño. Cuando llega el primer patrullero, los efectivos se topan con un Ovni. Y como si fuera poco, uno de los policías (de apellido Bracamonte, de 60 años) vio una figura humanoide. Los patrulleros quedan desactivados  y los efectivos tuvieron repercusiones físicas. De hecho, Bracamonte se quejó de haber recibido poca atención psicológica después de esa vivencia.

De los 150 casos verosímiles mencionados, hay 51 casos de encuentros entre pilotos y Ovnis. De estos episodios, el de Bariloche (el 31 julio del ‘95)  es uno de los más inquietantes.

Un ovni se vio por 24 observadores desde la torre de control, desde el avión de Aerolíneas Argentinas que estaba aterrizando y desde un avión de gendarmería.

El piloto describió al Ovni como una nave metálica de 30 m de diámetro, que se colocó a 40 m del avión en el descenso. Paralelamente, se produjo un apagón en todo Bariloche. El piloto Jorge Polanco comentó en su declaración que el objeto en un segundo giró, aceleró, y se fue  a una velocidad increíble para el piloto de Aerolìneas.

Las observaciones de ovnis por  pilotos de aeronaves en el país suceden desde 1950. En muchos casos acompañan el vuelo durante un tramo y en otras aparecen en formación, varias naves a corta distancia y desaparecen a velocidades no conocidas en la tierra.

(Para información detallada de este hecho: mitosdelmilenio.com.ar)

2 comentarios en “Primer informe argentino sobre ovnis

  1. El avistamiento de un objeto no identificado mas importante que para mi ha ocurrido siendo yo testigo directo y calificado ,ocurrio el 17 de setiembre de 1985 ,me encontraba en la plataforma de vuelo de la VIII brigada aérea en ese momento unidad de asiento de los interceptores MIII EA/DA de la Fuerza Aerea ,en mi función de jefe de mantenimiento del sistema ,cuando aparece en el cielo sobre la Brigada un objeto de forma elíptica de apariencia metalica con una especie de antena debajo de la misma y que parecía a una distancia bastante cercana .El mismo se mantenía quieto sin ningún movimiento aparente , lo estuvo por mas de 6 horas y fue visto por la totalidad del personal de la Base.Se ordeno el despegue de un avión biplaza en la que iban dos pilotos vestidos con los trajes especiales para gran altura ,Luego de alcanzar la altura maxima operativa de la aeronave los pilotos informan que el objeto que ellos observaban parecía estar a la misma distancia que habían observado desde el suelo.Con posterioridad nos enteramos que también salio un avión Lear Jet que lo hizo desde otro lugar con idéntica experiencia es decir que el objeto a pesar de su apariencia cercana se encontraba muy por encima de los 100000 pies de altura. El objeto desaparecio de forma súbita como si lo hubiese hecho a una velocidad enorme. El avistamiento fue registrado en todos los medios ya que fue visto en diferentes lugares del País y también en Chile.Se dio como explicación que podría ser un experimento del Instituto Mac Plank alemán sobre estudios en la atmosfera de partículas ionizantes con globos aeroestaticos . L realidad es que para todos los que lo vimos nos resulto una experiencia extraña y aun hoy sin una explicación realmente satisfactoria.

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