¡Ah! lloremos /
purificantes lágrimas, /
hasta ver disolverse /
el odio, la mentira
y lograr algún día /
sin los ojos lluviosos /
volver a sonreírle
a la vida que pasa
(Fragmento de «A puro cuento» de Oliveiro Girondo»)
El argentino está acostumbrado a quejarse por casi todo. Por el frío, por el calor, por la humedad y la sequedad, por los baches y las calles rápidas y peligrosas, por los mosquitos y las cucarachas, por los bancos de la plaza y sus bebederos, por la basura acumulada y el ruido de los camiones recolectores. Y la lista sigue, por eso trascribimos un fragmento de poesía de uno de los maestros de la literatura argentina, Oliverio Girondo que nos enseña a ver las cosas con otra óptica. Una óptica acompañada por la humedad de las lágrimas que proyecta una mirada optimista a un porvenir más venturoso aunque alguna circunstancia nos venga medio torcida.