Las propiedades curativas del agua de mar son excepcionales

Divulgación científica

La ciencia nos dice que la vida en la tierra surgió del agua de mar y que nuestro cuerpo esta compuesto de agua en un 70% y que el agua de mar tiene prácticamente la misma composición que nuestro plasma corporal. Por este motivo nuestra sangre, nuestras lágrimas, la orina, nuestras mucosidades… son saladas. La casi igual composición del plasma y del agua de mar convierte a esta última en el mejor restaurador de nuestro medio interno cuando éste se deteriora por las agresiones de agentes externos o internos. Supone la aportación de todos los nutrientes que necesita nuestro cuerpo y así lo afirman numerosos trabajos científicos. Nadie dijo nunca que el agua de mar curaba todos los males del hombre hasta que apareció un mèdico francés llamado René Quinton, (1.867 – 1.925). Tenemos mucha información sobre las terapias naturales, pero ninguna información sobre la terapia marina. La pregunta es básica: ¿por qué cura el agua de mar?. Recopilamos algunas respuestas
El agua de mar es un antibiótico y bactericida natural porque elimina las bacterias nocivas respetando a las buenas, en contraposición a los antibióticos farmacéuticos que eliminan indiscriminadamente células beneficiosas y perjudiciales. Según afirmaciones del premio Nobel en 1931, Otto Warbürg, nuestras enfermedades se desarrollan en medios ácidos y pobres en oxígeno y, por lo tanto, “donde hay alcalinidad y oxígeno no puede haber enfermedad, ni cáncer”. Si las zonas internas de nuestro cuerpo tienen un pH alrededor de 5, el agua de mar lo tiene de 8.5, con lo cual, tomando agua de mar contribuimos a aumentar nuestra alcalinidad y dificultamos el desarrollo de los agentes patógenos.

El agua de mar es un excelente nutriente.

Todos los elementos esenciales para la constitución de los carbohidratos, las grasas y las proteínas, imprescindibles para la vida de los organismos, se encuentran en el agua de mar: hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, magnesio, manganeso, sodio, potasio, calcio, hierro, fósforo, flúor, sílice y yodo.
Se sabe que en la costa se desarrollan varias plantas resistentes a la salinidad del mar. Algunas de estas plantas, como la salicornia, están compuestas por proteínas en un 45%. Esto plantea la posibilidad de hacer cultivos de este tipo de planta que supondrían una fuente de alimentación valiosísima para las zonas con problemas de pobreza con acceso al agua del mar.
Si al organismo le faltan las vitaminas, todos sabemos que los minerales se pueden absorber, pero si le faltan los minerales, las vitaminas no se absorben. De aquí la importancia del plasma marino (agua de mar) que contiene todos los minerales de la tabla periódica de Mendelyev, en la forma de macro y micro nutrimentos infinitesimales (trazas) que permitirán la absorción de las vitaminas imprescindibles en los procesos enzimáticos de la célula.
Es una buena noticia que el 97,5% del agua de la Tierra es salada porque abre nuevas perspectivas que podrían minimizar la dependencia de la humanidad al escaso 0’5% de agua de ríos (el 2% restante está en los polos).
El agua de mar es disolvente, antibiótica y bactericida. Así lo confirmó clínicamente el Dr. Georges la Fargué diciendo que el agua de mar es el mayor disolvente natural que tiene nuestro Planeta. Disuelve variedad de sólidos, líquidos y gases. Es antibiótico y bactericida hasta 72 horas después de haberla almacenado. Prohíbe la proliferación bacteriana, eliminando las nocivas y respetando las bacterias buenas.

Los beneficios de los baños de mar

Nadar es uno de los ejercicios más saludables, y practicarlo en el mar multiplica sus beneficios. La simple inmersión en el agua a un metro treinta de profundidad permite obtener un equilibrio entre la presión interna corporal y la presión externa ejercida por el agua de mar mejorando la capacidad respiratoria. La práctica neutralidad de las presiones permite un aumento del volumen de la carga torácica y una mayor movilidad del diafragma. Eso se traduce en una mejora de la capacidad respiratoria, una mejor oxigenación y un incremento de los glóbulos rojos de alrededor de un 10%.
Estar sumergido en el agua de mar produce un efecto drenante, o sea estimula el circuito venoso y linfático debido a que la presión del agua es mucho más alta que la presión del aire. El resultado es una movilización del agua extracelular que favorece la eliminación de líquidos.
Activa la circulación. La presión del agua, que es mayor en el fondo y va disminuyendo conforme alcanza la superficie, facilita la circulación venosa de retorno. Y el movimiento del agua de mar mejora la circulación en los vasos capilares.
Beneficia al corazón. Como en el agua de mar el cuerpo pesa ocho veces menos, el corazón actúa con un esfuerzo mínimo. Gracias a ello, cualquier ejercicio dentro del agua se puede hacer con unas condiciones de confort óptimas.
Mejora la movilidad y la fuerza muscular. A medida que pasan los años y cuando se llega a una edad avanzada, se pierde entre un 40 y un 50% de masa muscular, lo que conlleva una cierta fragilización de los huesos. Este hecho puede favorecer el desarrollo de enfermedades osteoarticulares o la aparición de osteoporosis. Para mejorar la movilidad y la fuerza muscular es fundamental hacer ejercicio, y el agua de mar es un medio especialmente idóneo para las personas mayores, ya que les permite practicarlo sin hacer mucho esfuerzo.
Fortalece los huesos. Los oligoelementos disueltos en el agua de mar se pueden absorber a través de la piel. Este hecho se ha demostrado en el caso del yodo, y el Instituto Francés de Estudios de Recursos Marinos está investigando ese mismo efecto con el calcio y el fósforo. Lo que sí se ha comprobado es que el medio marino mejora la fijación del ion calcio y fósforo en los huesos. Gracias a ello una fractura se consolida más rápidamente. Por eso, además de mejorar la movilidad muscular y articular, el mar es un buen remedio en la prevención y el tratamiento de la osteoporosis.
Por Dra. Rosa Blasco

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