Por Matias Giannaula
Un 15 de agosto, hace apenas 116 años, se fundó la Asociación Atlética Argentinos Juniors.
entre los barrios de La Paternal y Villa Crespo. Contamos nuevamente su historia a través de la mirada de uno de los investigadores e hinchas del bicho de la Paternal, Javier Roimiser en una entrevista.
Hincha de Argentinos Juniors y conocedor como nadie de los datos más recónditos para el simpatizante común, Javier Roimiser comenzó a investigar la historia del equipo de sus amores hace 20 años y hace rato que se erigió como el historiador y estadígrafo del Bicho.
El doctor (también es médico generalista) cuenta hace años con su blog de efemérides del club, Te acordás Bicho? Donde repasa los numerosos y más curiosos recuerdos de los casi 112 años del Tifón de Boyacá.
Respetado y conocido por toda La Paternal, siempre es el primer buscado a la hora de sacarse una duda sobre cualquier dato o estadística del club:
– Luego de años de ser el historiador de Argentinos, ¿se siguen encontrando datos sobre la historia del club que no se conocían?
– Siempre aparecen cosas. Sin ir más lejos, en los últimos días encontramos varias publicaciones que no estaban disponibles para consulta en las diversas hemerotecas.
– ¿Cuándo y cómo surge el apodo de “Semillero del mundo”?
– Es un apodo de reciente creación. A principios de siglo, cuando muchos clubes se ponían diversos apodos como “Campeón del siglo o del milenio”, en Argentinos se optó primero por ser el “Proveedor futbolístico del milenio”. Poco tiempo después se utilizó el antiguo sobrenombre de las divisiones inferiores (semillero) y al ver la gran cantidad de jugadores surgidos del club de primer nivel en Argentina y en el exterior, quedó como apodo “Semillero del mundo”.
– ¿Cuáles fueron las grandes rivalidades de Argentinos? ¿Existe un clásico definido para el club?
– En realidad no existe una rivalidad de años. Durante el amateurismo ningún equipo se posicionó como rival directo de Argentinos. En los primeros años del profesionalismo, en la década del 30, fue Atlanta, rivalidad además motivada por la fallida fusión de 1934, pero con los años fue perdiendo vigencia. Luego no tuvo un clásico específico durante muchos años. Recién en los años 70, All Boys pudo pensarse como clásico por cercanía geográfica pero en 1980 su lugar lo tomó Platense tras un partido en el Nacional de ese año en el que el duelo se trasladó a las tribunas. Y así fue durante casi dos décadas hasta que el Calamar descendió en 1999. Desde allí, con muy pocos partidos en la última década, volvió a tomar fuerza el clásico con All Boys, pero no logra tener la trascendencia que amerita. Quizá con Vélez por los logros de ambos en los últimos 30 años se podría llegar a considerar una rivalidad, pero para el equipo de Liniers su clásico fue, es y será Ferro Carril Oeste y es correcto que así sea.
– ¿Cuál fue la más impactante curiosidad que encontraste sobre la historia del Bicho?
– Siempre aparecen cosas impactantes, algunas tienen mayor trascendencia que otras. Me quedo con dos muy importantes: una fue la construcción del primer estadio propio que Argentinos comenzó a fines de la década del 20 y que nunca pudo terminar y finalmente perdió en 1934 por la fusión con Atlanta. Hasta mi hallazgo, nunca nadie supo de su existencia, muy cerca de lo que hoy es el Complejo Polideportivo Las Malvinas. Esa cancha se utilizó para ligas menores barriales porque no pudo ponerla en condiciones para jugar en la Asociación Argentina de Fútbol de aquella época. La otra fue haber encontrado que, por dificultades en el cobro del dinero del pase de Maradona al Barcelona de España en 1982, Argentinos hizo uso de sus derechos federativos sobre el jugador y lo inscribió para jugar el torneo de Primera División que comenzó en julio de ese año, tras el Mundial. Después de algunos días de incertidumbre se llegó a un acuerdo y el pase de Maradona finalmente fue autorizado. Pero en los registros de AFA, Diego figura como jugador de Argentinos para ese torneo de 1982 y realmente fue shockeante cuando lo encontré.
– Hace unos años, se le “sacó” un gol a Maradona en Argentinos, y su número bajó a 115 goles. ¿Se corrigió ese dato?
– Eso surgió tras la investigación de otros historiadores y yo lo tomé como válido en su momento ya que cuatro medios consultados le daban el gol a Rubén Favret y sólo dos a Maradona. Sin embargo, promediando el año 2015, encontré nuevos datos y hallé otros dos medios que le daban el gol a Maradona. Además hablé con un par de jugadores que habían estado en ese partido y me confirmaron que el gol era del ‘10’. Él mismo lo afirmó en un diario al final de ese torneo. Lo curioso es que ese diario le daba el gol a Favret y lo cambió al terminar el campeonato. A veces no hay que quedarse con un hallazgo dudoso y hay que seguir investigando. Así que Maradona sigue teniendo 116 goles oficiales en Argentinos Juniors.
– Basado en su conocimiento de la historia del club, ¿a quiénes considera como las figuras fundamentales para la institución?
– No puedo no nombrar a los fundadores, figuras fundamentales para el desarrollo de la Institución. Entre los presidentes, el más destacado fue sin dudas Gastón García Miramón. Él se hizo cargo de todas las deudas y problemas que tenía el club a fines de los años 30 y logró arrendar el predio donde hoy se levanta el actual estadio.
Si no fuese por él, Argentinos Juniors hoy no existiría. Entre los jugadores, el más importante es y será Diego Armando Maradona. Hay un antes y un después de Maradona.
Muy cerca, pero un escalón más abajo está el grupo que logró los títulos de 1984 a 1986. Ese plantel tocó el cielo con las manos con sumo profesionalismo. Nos llevó a ser los más grandes de América en 1985. Hoy uno mira ese logro en el tiempo y parece increíble.
Como directores técnicos nombraría a Ángel Labruna, que hizo entender a la dirigencia de entonces que se podía ser campeón; a Roberto Saporiti por llevar a la práctica la teoría que tenía; a José Yudica por tener la inteligencia y capacidad de sacar lo mejor de un plantel que venía de ser campeón, y logró que ganen más cosas aún. Y a Claudio Borghi, que inculcó una idea de juego en un grupo que no estaba acostumbrado a pelear arriba.