Todos lo nombran pero casi nadie está dispuesto a hacer lo que plantea, ni siquiera, muchos de los que se definen como católicos de la primera hora.
Los medios de comunicación mundiales lo presentan como una super estrella, pero rara vez tratan en detalle y analizan las definiciones acerca de problemas vitales para la supervivencia humana, que Francisco plantea en sus encíclicas.
Entre los actuales líderes públicos del mundo, Francisco es el que declara y agita principios y cambio de rumbo para encauzar y sanar una situación grave del planeta en el ámbito del cambio climático y la destrucción de la naturaleza, todo relacionado con sistemas económicos depredadores e inhumanos imperantes a escala mundial, problemas además, que están muy vigentes en nuestro país.
Es el líder más elogiado por otros líderes públicos de naciones poderosas, que sin embargo, no cambian ni un centímetro, sus estrategias políticas. En este punto, sus mensajes son más que claros: en Estados Unidos, el Papa hablo contra la pena de muerte y apenas subió al avión de regreso, ejecutaron a Kelly Gissendaner en Georgia y los republicanos le enrostraron la etiqueta de “Papa marxista”.
A los líderes mundiales, igual que a nuestros políticos, solo les interesa la foto con el Papa. Alli se ven las guerras en Medio Oriente, que siguen sin cesar, con sus miles y miles de desplazados y muertos, allí está el acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y Asia que profundizará el sistema de consumo irracional y la explotación letal de la naturaleza para satisfacer las demandas, lo que comúnmente se conoce como “economía de mercado”. Atrás y en la orilla de todo esto, los medios de comunicación.
La “Medalla de Cartón”
Cuando Francisco hablo de “economía de mercado” en el documento “Alegría del Evangelio”, la poderosa red de comunicación CNN, del país del norte, le concedió la “medalla de cartón “, destinada a aquellos que, en materia de economía, hablan tonterías.
¿Porque la CNN trató al Papa como “alguien que dice tonterías”?
Simplemente porque la mayoría de sus afirmaciones y reflexiones contradicen la raíz de la “economía de mercado”, que los grandes países defienden a ultranza.
Dice el Papa: “Hay que decir no a la exclusión y la desigualdad. Esta economía liberal mata. En el juego de la competitividad el poderoso se come al más débil. El ser humano es considerado como un bien de consumo que se puede usar y tirar. Es descartable. Los excluidos no son seres humanos, sino residuos, sobras.
El libre mercado excluye y desarrolló una globalización de la indiferencia”.
“La cultura del bienestar nos anestesia. El dinero domina sobre nosotros y nuestras sociedades. La adoración del antiguo becerro de oro (Éxodo 32,1-35) es hoy el fetichismo del dinero y una economía sin rostro, sin objetivo humano.
En el libre mercado unos pocos crecen y la mayoría está lejos del bienestar. El Estado vela por el bien común.
El mercado es una tiranía invisible que no conoce límites. En este sistema 4.000 millones de personas, según la ONU, viven por debajo de la línea de la pobreza.”.
¿Quién de los principales candidatos a presidente en nuestro país, habla de economía, en estos términos tan justos y tan valientes?
Nuestros políticos aplauden y elogian a Francisco, tal como lo hacen los grande líderes mundiales, pero igual que ellos, solo les interesa la foto con Papa, no compartir con su acción los postulados de las encíclicas, por ejemplo la de Laudato Si:
“El clamor de la Tierra, la casa común, es como el clamor de los pobres, el hombre debe tener una “conversión ecológica”. La política esta sometida a la tecnología y las finanzas. La degradación ambiental y la degradación humana y ética están íntimamente unidas.
Es necesario buscar un estilo de vida más sobrio, solidario y menos consumista.
El agotamiento de recursos creò las nuevas guerras. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos, es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad, la Tierra es nuestra hermana.
Esta situación lamentable es resultado de la revolución primero industrial y luego tecnológica, que ha provocado un calentamiento global que puede llegar a ser catastrófico y cuyos efectos castigan a los más pobres.
La Tierra, nuestra casa, es cada vez más, un inmenso depósito de porquería, azotada por la contaminación, el calentamiento global, con eventos meteorológicos extremos.
El antropocentrismo, es decir, el haber puesto al hombre como el centro de todo ha provocado este desastre.
El agotamiento de recursos vitales como el agua potable, la disminución de selvas, bosques y biodiversidad por la extrema explotación de los recursos naturales y la búsqueda irracional de ganancias es resultado de las políticas del “libre mercado”.
¿Quién de nuestros candidatos habla de la degradación ambiental provocada por el monocultivo de soja, de la explotación minera a cielo abierto que contamina los cursos de agua, de los agro tóxicos en la alimentación diaria, de los alimentos y animales transgénicos, entre otras cosas?.
Los candidatos a presidente en nuestro país, con distintos matices, no tienen propuestas para solucionar estos graves problemas, más bien, los profundizarán. Algunos beneficiando a la población, con propuestas inclusivas, pero siempre dentro de este modelo devastador.
La Naturaleza existe como sustento para todos los que habitan La Tierra y es simplemente criminal que se margine hasta niveles infrahumanos a los pueblos para que los países poderosos mantengan sus privilegios.
Los lideres mundiales, los dirigentes económicos y políticos miran para otro lado cuando se trata de ver las injusticias globales provocadas y están dispuestos a todo para mantener y desarrollar niveles materiales de vida cada vez más irracionales.
Por estas actitudes, basadas en esta filosofía predadora de la naturaleza y martirizantes hacia los seres humanos, el mundo ha sido convertido, por unos pocos matones armados hasta los dientes, en un lugar hostil para miles de millones de personas. Esto denuncia Francisco.
Depende de los pueblos, de nosotros, que estas situaciones de injusticia y de destrucción del planeta no nos lleve al abismo. El primer paso a lograr: reconstruir el sentido de comunidad solidaria y trabajar por una sociedad mas justa e igualitaria, comenzando en cada pequeño lugar donde estemos, revisando y alimentando el crecimiento interior para lograr ser, junto a otros y compartiendo con otros, mejores seres humanos al servicio de esta causa.
El gran objetivo humano, material y espiritual: resistir a la sociedad de consumo irracional y sentir al Planeta y al Universo, como un hermano.
Porque en lo profundo somos eso, Somos uno en la Diversidad.