Entrevista exclusiva a Luis Segura en AFA
En el tercer piso de la sede de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) de la calle Viamonte, apenas se sale del ascensor, se encuentra la atareada secretaria que recibe a las visitas cordialmente. Frente a ella, hay una puerta camuflada por espejos que denota una especie de escondite y permite el acceso, primero, al salón de reuniones de los dirigentes de los diferentes clubes, la sala tiene una mesa amplia, enorme, donde todos se ven las caras. Más adelante, atravesando atriles donde posan diferentes premiaciones de la celeste y blanca, están las oficinas ejecutivas. Allí, en el trono del antiguo monarca estaba Luis Segura, coordinando una reunión por su celular y presidiendo la AFA a sus 71 años, luego de que muriera su íntimo amigo Julio Grondona.
“Don Julio” fue el mandamás de la AFA por más de tres décadas y hace 30 años que también mantenía la sòlida amistad con Segura, el ahora expresidente de Argentinos Juniors.
Luego de la repentina muerte de Grondona y que su familia retirara las pertenencias personales de la oficina presidencial, lo primero que hizo Segura como máximo dirigente fue cambiar todos los muebles del lugar. “La primer persona que atendí tuve que hacerlo en la habitación de al lado”, contó seriamente, afirmando que “no le daba” sentarse en “la oficina de Julio”.
En el actual despacho, un amplio escritorio con una computadora, una biblioteca con diversos libros y adornos futbolísticos, el nuevo presidente estaba sentado debajo de un cuadro de Antonio Berni que simula ser una foto de unos jóvenes que jugaban al fútbol en las calles de la Boca y posaban como profesionales en los momentos previos al pitazo inicial. A la izquierda de la obra de Berni, en la misma pose característica está enmarcada la imagen del equipo ganador del Mundial de 1978 y a la derecha, el de la generación del ‘86.
Desde ese lugar, Segura, con su tono de voz grave le brindó firmeza a sus cortas palabras, y mientras miraba por la ventana que daba hacia la calle Viamonte contó que Grondona era un ser entretenido: “Teníamos un trato que excedía al fútbol, cenábamos en su casa y hablábamos de anécdotas pasadas del deporte propias de una charla de café, pero Grondona le prestaba suma atención al detalle de cualquier situación”.
Segura estaba vestido con un fino traje, sus ojos saltones se abrían cada vez más a medida que recordaba a Grondona, se imaginaba que la transición de la dirigencia de la AFA iba a darse con Grondona en vida y con su puesto en FIFA.
En esa breve reflexión, lamentó la pérdida de un cargo importante, tanto para Argentina como para Sudamérica, y de los proyectos que no pudo concretar su antecesor.
Una de las iniciativas mimadas de Grondona, según Luis, era “AFA Plus”: la medida que intentaría contrarrestar la violencia en el fútbol y que estimó que en el corto plazo “va a ser realidad”.
Precisamente, erradicar esta problemática es uno de los desafíos que deberá afrontar Segura y para curar las heridas acumuladas no le servirán los algodones de su farmacia en el barrio porteño de Belgrano: “la sociedad es agresiva, los violentos no van al teatro Colón, el fútbol es el escenario ideal para ellos”.
A su vez, no consideró como una contradicción que en la Copa Argentina haya público de ambos equipos y que en el torneo local no puedan asistir las hinchadas visitantes. “En la Copa Argentina los partidos están desparramados por el país y es más fácil programar los operativos policiales”, afirmó tajante.
Luis Segura fue ratificado como presidente de la AFA durante los 12 meses que restan del mandato original de Grondona, en octubre pasado.
Asimismo, aseguró que en la actualidad no ve a nadie con posibilidades de dirigir la institución madre del fútbol argentino.
Por Santiago Carrillo