La Fundación Weston A. Price con sede en Washington realizó un pormenorizado estudio del efecto que causa la alimentación con soja en los niños y alerta acerca de las consecuencias en la salud de los infantes. Los especialistas de la Fundación sostienen que los bebes alimentados con fórmulas basadas en soja tienen de 13,000 a 22.000 más compuestos de estrógeno en la sangre que aquellos alimentados con fórmulas basadas en leche
Los pequeños alimentados exclusivamente con soja reciben una cantidad de estrógeno equivalente a cinco pastillas de control de la natalidad por día.
Los niños de sexo masculino atraviesan por un período de “ avalancha de testosterona” en los primeros meses de vida, lapso durante el cual los niveles de testosterona pueden llegar a ser similares a los de un adulto. Durante este tiempo los bebés de sexo masculino expresan las características masculinas después de la pubertad, no sólo en el desarrollo de sus órganos sexuales sino que se establecen los patrones cerebrales característicos del comportamiento masculino.
Los especialistas sostienen que la alimentación con soja inunda el torrente sanguíneo con hormonas femeninas que inhiben la testosterona y provoca retardo en la maduración física, menor desarrollo de los órganos sexuales y problemas de aprendizaje, especialmente en los varones.
Las investigaciones han comprobado que en los animales alimentados con soja se produce la desorganización del sistema endocrino por la acción de los fitoestrógenos presentes en el cereal. Con estas pruebas alertan que este tipo de alimentación es causa de desórdenes sexuales en las niñas, como desarrollo prematuro de pechos y pelo púbico. Un consumo elevado de fitoestrógenos durante el embarazo puede tener efectos adversos en el desarrollo del feto y el retardo de la pubertad.
Ciertamente se ha difundido el consumo de soja enfatizando que es apta para reemplazar a la carne y a la leche, además de afirmar que es la solución para la desnutrición infantil.
En el caso de las culturas orientales que la utilizan, consumen soja fermentada por largos períodos y no constituye un alimento central en sus dietas como se quiere hacer creer.
En verdad la soja acumula cuestionamientos a tener en cuenta. En el caso de los jugos de soja, mal difundidos como “leche de soja”, que se comercializan mezclados con azúcar y jugos frutales, representan un factor de riesgo por el aumento de caries y de erosión dentaria, debido a que poseen una capacidad erosiva del esmalte dentario al disminuir el pH en la boca.
La soja que se propone para consumo de la población es forrajera, transgénica y su principal destino es la alimentación de ganado y la producción de aceites industriales.
Informe “¡Alerta Soja!” de la Fundación Wiston A. Price
Agencia Biodiversidad para Latinoamérica