BAUEN: la resistencia y el espíritu cooperativo para defender el trabajo

El hotel recuperado por sus trabajadores hace más de 11 años es uno de los mayores emblemas de la autogestión no solamente en nuestro país, sino también en el resto del mundo. Pese a la constante amenaza judicial de ser desalojado, el apoyo popular y su firme denuncia contra los anteriores propietarios por haber estafado al Estado nacional le dan una legitimidad irreversible

 

Pasaron 11 años y medio y sigue en pie. Es una mole emplazada en pleno centro porteño, pero es además una gigante muestra de que la autogestión es viable. Lo fue para más de cien familias cuando, allá por 2003, los coletazos de la crisis cerraban las puertas del hotel que otrora supo albergar el glamour de los noventa.
Sus trabajadores, desorientados al principio, vieron nacer una posibilidad que en otras empresas ya venía ocurriendo como chispazos de aquella explosión que permitió en 2001 al pueblo argentino hacerse cargo de lo que la llamada clase política (y empresaria) había ultrajado.

bauen 8Otra forma de gestión, con participación de los trabajadores y apoyada en un fuerte vínculo con la comunidad, fue la novedad que resurgió con las empresas recuperadas.

Espacios compartidos hacia su interior con vecinos y organizaciones, sumados al objetivo de ser económicamente tanto o más viables que con la gestión patronal, configuraron una serie de experiencias revolucionarias a la vista de propios y ajenos.
Por aquellos tiempos, Chilavert, IMPA y el propio BAUEN llamaron la atención de investigadores, documentalistas y militantes de distintas latitudes que venían  a tratar de entender este fenómeno. Todavía, en un contexto donde por caso Europa ve crecer el índice de desocupación de forma alarmante, estas experiencias son miradas desde afuera y quizá ya no como fenómeno coyuntural sino como un modelo de gestión asentado.
“Fuimos aprendiendo que si un patrón se va de la empresa, entonces los trabajadores podemos armar una cooperativa y seguir”,  nos dice el referente del BAUEN  Federico Tonarelli. Con muchos años en la espalda al frente de esta lucha, actualmente preside la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (Facta).
“Siempre pensamos que la solución del conflicto del Bauen es de carácter político y es por eso que en reiteradas oportunidades presentamos proyectos de ley expropiatorios que le permitieran al Estado compensar esos viejos créditos hipotecarios y solucionar expeditivamente este interminable problema”, señaló el dirigente a Diarios y Periódicos de la República Argentina (Dypra).

La trama política y judicial

La trama judicial y política detrás del BAUEN es tan densa como espeluznante. Después de insistir varios años por oficinas de diputados, senadores, funcionarios gubernamentales y, sobre todo, despachos judiciales, los trabajadores terminaron de demostrar a mediados del 2012 el vínculo que los ex dueños de la empresa mantuvieron con la última dictadura cívico-militar y la forma que estafaron al estado.
Mostraron claramente que el fallecido Marcos Iurcovich, ex propietario del inmueble, fue beneficiado con un préstamo blando por su relación con el gobierno de facto.  Lo que plantearonlos trabajadores fue la trama por la cual los Iurcovich obtuvieron un crédito del Banco Nacional de Desarrollo (Banade) a través de la estrecha relación con la Armada durante la dictadura; crédito que al día de hoy no saldaron y cuya deuda asciende a un valor equiparable a la tasación actual del edificio.
En el escrito presentado a la jueza Paula Hualde la cooperativa que gestiona el Hotel Bauen aclararon que los anteriores dueños concurrieron en una doble estafa: primero al no saldar el préstamo y luego al inventar una venta del edificio mediante una empresa fantasma –Mercoteles S.A.– para después reclamar el inmueble, que no les pertenece porque jamás cancelaron las deudas.

El Estado puede expropiar casi sin poner un solo peso

La madeja no es fácil de desarmar porque, en ausencia de una definición contundente desde los poderes del Estado, ya sea por la positiva (expropiación por ley) o por la negativa (concreción del desalojo), sobrevuela una propuesta de los antiguos dueños para hacerse nuevamente de la firma con el compromiso de mantener las fuentes laborales.
Los trabajadores, como lo hicieron hasta ahora, juegan con las cartas al descubierto, sin nada que esconder, y ponen sus propuestas en conocimiento de la comunidad, de los funcionarios y de quien quiera oír. Lo que dejan claro es que la trayectoria los avala y que no van a abandonar el edificio por su propia voluntad.
“La situación es compleja porque nosotros de ninguna manera vamos a aceptar la propuesta de trabajar bajo patrón después de todo lo que ha ocurrido. Vamos a defender la gestión de la cooperativa y la expropiación, porque tenemos datos fehacientes que acreditan que el Estado puede expropiar casi sin poner un solo peso”, explica Tonarelli.
A mediados de septiembre, en las instalaciones del hotel, volvieron a recibir un fuerte respaldo en horas de vilo por el yugo del tiempo judicial del desalojo.
En relación al trámite parlamentario del proyecto de ley de expropiación, desde hace varios años hay más de una versión dando vueltas en el Congreso. Miles de personas se concentraron frente al Parlamento por caso, hace tres años, en un ruidoso reclamo acompañado por Ataque 77, Bersuit y otras bandas.
“Nos estamos jugando una partida bravísima, de suma importancia, no sólo para nosotros sino también para el resto de los compañeros de las otras empresas. En la medida en que nosotros ganemos y logremos sancionar la ley, todo lo que venga después va a ser mirado desde otro lugar”, reflexionó Tonarelli.

Patricio Suarez

 

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