Agricultura familiar, mejor alimentación…y ganamos todos

Necesitamos acordar el alcance de algunos conceptos que utilizamos habitualmente, a fin de facilitar el diálogo y acordar con más facilidad qué debemos exigir al Estado y qué debemos hacer cada uno de nosotros, para qué y con quiénes.

Algunos ejemplos pueden ser seguridad y soberanía alimentaria,  producción y alimento orgánico y su diferencia con lo agroecológico, qué implica desarrollo sostenible y/o sustentable,  a qué llamamos hambre, desnutrición y  malnutrición;  a qué llamamos alimentación “chatarra”, alimentación ultra procesada y alimentación saludable;  qué diferencia hay entre comer –llenar la panza- y alimentarse y porqué faltan frutas y verduras en la alimentación de los argentinos.

 El campo y los productores agrarios

En nuestro enorme país existen muy distintos tipo de producciones y también distinto tipo de productores. Hay productores y/o recolectores en valles y montañas, en los montes, en el desierto; la mayoría producen alimentos. Por ejemplo, a menos de 100 km de Bs. Aires, tenemos productores de hortalizas, frutas, flores, fibras, madera, leche, cerdos, aves, miel, ganado vacuno y ovino, soja, maíz, etc. Pero no todos esos productores son iguales en cuanto a la tierra y  al capital de que disponen, a la tecnología que utilizan ni a la forma en que organizan el trabajo.

Con una diversidad tan grande, algunos hablan del “campo” y de los “productores” como si  fueran iguales los propietarios de 5000 hectáreas y los que tienen 25 o menos. No son lo mismo tampoco, quienes trabajan para la exportación y los que producen básicamente para alimentar a sus familias, comunidades y ciudades vecinas.

Agricultura familiar ¿de qué hablamos?

La agricultura familiar es una “construcción social” que  recibe muy distintas definiciones, según  de qué y de quiénes se está hablando en cada caso, por lo que es necesario comprender  el contexto social en el que fue elaborada cada definición. La Ley 27.118 del 2014 (”Reparación Histórica de la Agricultura Familiar Para la Construcción de una Nueva Ruralidad en Argentina” o “Ley de Agricultura Familiar”), define comoagricultor/a  familiar a aquel/ella que lleva adelante actividades productivas agrícolas, pecuarias, forestal, pesquera y acuícola en el medio rural y reúne los siguientes requisitos:

 “El emprendimiento productivo es ejercido directamente por el productor/a y/o algún miembro de su familia; es propietario de la totalidad o de parte de los medios de producción; la mano de obra es familiar y/o con aportes complementarios de asalariados; el agricultor o agricultora reside en el campo de producción y el ingreso económico de la familia lo produce la actividad agropecuaria del establecimiento”.

Esta definición incluye a pequeños productos, minifundistas,  campesinos, chacareros, colonos, medieros, pescadores artesanales, productor familiar, campesinos y productores rurales sin tierra, productores urbanos y periurbanos,  comunidades de pueblos originarios, etc. Pobres o con distinto grado de capitalización, son el 66 % de los productores del país.

La historia reciente

La Ley Nacional 27.118  propuso la construcción de una ruralidad distinta, es decir un “campo” distinto. Este reconocimiento marca un hito histórico y señala los desafíos  que deben enfrentar el Estado, el conjunto de la sociedad y los propios agricultores familiares, para incrementar su  participación en  la alimentación de los argentinos.

Pero la Ley no se reglamentó en el anterior gobierno y los problemas se agudizaron con Macri: se discontinuaron tareas, se expulsaron numerosos técnicos, aumentó la migración, la pobreza y la agricultura familiar fue uno más de los sectores más castigados por las políticas públicas.

Cabe destacar como hecho esperanzador de este nefasto período, los avances en el reconocimiento de la agricultura familiar, logrados por la movilización y las creativas formas de lucha de las organizaciones agrarias de los periurbanos y en el Área Metropolitana Bonaerense-AMBA. Ellas hicieron visible su particular problemática, pero también,  sensibilizaron  acerca de temas relevantes de la producción de alimentos, los costos y los precios recibidos, la  intermediación,  la forma de producir y su importancia para la salud y el ambiente.

Agricultura familiar y catástrofe alimentaria

La grave  catástrofe alimentaria y nutricional que afecta a amplios sectores de la población hace que diversos sectores exijan la promoción de la agricultura familiar, una agricultura con agricultores/as que en lo inmediato debería aumentar su escala productiva y ampliar su oferta, para aumentar su participación, cuidando el ambiente, la salud de la población y que además desempeña un rol  estratégico  para avanzar en un desarrollo alternativo de la economía popular y solidaria.

El plan “Argentina sin Hambre”, una iniciativa del próximo gobierno, señala el rol de la agricultura familiar coincidentes con los que se plantea en la Ley Nacional 27.118 por lo que urge su reglamentación  y su adecuado financiamiento, para que  la  agricultura familiar deje de ser solo un lindo discurso.

La alimentación de los argentinos no puede quedar en mano de unas pocas y enormes empresas productoras, elaboradoras y distribuidoras de alimentos, y para eso hay que multiplicar alternativas. Nuevos modelos agrarios  respetuosos del ambiente y de la vida –modelos agroecológicos- y un tipo de vínculo distinto entre productores comprometidos y consumidores responsables son imprescindibles para mejorar la alimentación-nutrición popular y  parte ineludible de la economía social y solidaria que necesitamos fortalecer.

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