Por Lic Silvia Zilberman
Queremos aportar desde las páginas de El Adán, una mirada sobre la violencia sexual de los adultos hacia los menores. Estos temas son difíciles de abordar pero lamentablemente suceden y estar atentos sin ser obsesivos puede proteger la vida de muchos chicos y chicas que pasan por estas situaciones y no pueden expresar que les ocurre. Les ofrecemos definiciones y reflexiones a tener en cuenta, escritas por una reconocida especialista de amplia trayectoria.
El abuso infantil, la vulnerabilidad y el poder
Se conoce como abuso sexual a cualquier clase de búsqueda y obtención de placer sexual con un niño/a o adolescente, por parte de un adulto. siendo este un ejercicio de poder, donde la sexualidad del adulto/a irrumpe en la vida un/a niño/a invadiéndolo y llevándolo a sentir sensaciones que aún no comprende.
El único objetivo del adulto es lograr su propia satisfacción sexual, y dado que el niño no llega a comprender la situación, queda sometido involuntariamente a dichos actos, siendo el adulto el único responsable de esta situación. Todo abuso es violento aunque no haya signos físicos de esa violencia, justamente por la asimetría de poder.
No es necesario que exista contacto físico (en forma de penetración o tocamiento) para considerar que existe un abuso. Se considera también como abuso, cuando se utiliza al niño/a como objeto de estimulación sexual.
Posibles indicadores de abuso sexual.
• conducta sexual inapropiada para el desarrollo mental.
• trastornos del sueño, temor extremo al examen físico.
• baja autoestima.
• cambios de comportamiento abruptos.
• problemas en el colegio, delincuencia o huidas.
• depresión, comportamiento autoagresivo.
• toxicomanía, prostitución.
• dentro de los indicadores físicos podemos observar: flujo vaginal, enfermedades de transmisión sexual, sangrado, marcas de arañazos, dolor abdominal, dolores de cabeza, otros trastornos genitourinarios, hematoma en paladar duro o blando.
Conductas que constituyen un abuso sexual.
• tocamiento de genitales o de otras zonas del cuerpo del niño/a o adolescente por parte del abusador/a.
• incitación por parte del abusador/a a la tocación de sus propios genitales.
• penetración vaginal, o anal o intento de ella ya sea con sus propios genitales, con otra parte del cuerpo o con objetos, por parte del abusador/a
• exposición de materiales pornográficos a un niño/a
• contacto bucogenitales entre el abusador/a y el niño/a.
• exhibición de sus genitales por parte del abusador/a al niño/a. o viceversa.
• utilización del niño/a en la elaboración de material pornográfico (ej. fotos, películas).
• seducción verbal.
• realización del acto sexual por parte de los adultos, delante de un niño/a o adolescente.
• la masturbación por parte de un adulto delante de un niño/a o adolescente.
Situaciones de vulnerabilidad para el abuso sexual.
Puede ser victima cualquier niño/a o adolescente, de cualquier clase social, religión o nivel sociocultural. no existe un perfil o característica especifica que determine la ocurrencia del abuso en un tipo de niño/a ó adolescente y en otros no.
Se han identificado algunas características que constituyen factores de riesgo para la ocurrencia del abuso sexual infantil, como:
• falta de educación sexual.
• niño/a con baja autoestima.
• niño/a con falta total o insuficiente de afecto y/o atención.
• niño/a que está educado para obedecer y callarse siempre frente a los adultos.
• niño/a que ha sido reprimido/a sexualmente y tiene curiosidad sexual insatisfecha.
• niño/a con actitud pasiva. tímidos, retraídos.
• baja capacidad de toma de decisiones.
• niño/a en aislamiento/a ó que tiene poco contacto con otros niños/as o adultos.
• niño/a con capacidades especiales.
• niño/a que tiene una madre ausente, sumisa ó carente de poder, o es maltratada por su compañero, ó su compañero pone en duda lo que ella dice, ó considera el sexo como un tabú.
Consecuencias del niño/a que ha sido victima de un abuso sexual.
Son múltiples las consecuencias que para un niño/a puede conllevar el hecho de haber sido victima de un abuso sexual. Resulta una realidad difícil de detectar y compleja para resolver. La tendencia histórica casi siempre fue encubrir, negar, minimizar y silenciar sus efectos. Para poder detectar y resolver cuestiones de violencia contra niña/os y adolescentes en cuanto a lo legal, se necesita de un enfoque interdisciplinario e interinstitucional. Consideramos importante estar bien informados, atentos y contar con estas reflexiones como herramientas para poder ayudar.