Pérdida del deseo sexual: ¿un destino inexorable en las parejas?

Por Lic. Claudia Reynoso

Numerosas son las consultas de parejas que se ven afectadas por la falta de deseo sexual. Esto puede ocurrirle a uno o a ambos miembros de la pareja. En líneas generales se encuentran poco motivados, les cuesta excitarse, y desarrollan diferentes conductas evitativas de la situación sexual con su pareja.

Es común escuchar que las parejas no van a la cama en el mismo momento, argumentando que tienen tareas pendientes, trabajo por hacer, algo interesante para ver en TV, etc, evitando la situación de un posible acercamiento.

Es importante discriminar si es un trastorno de falta de deseo o es un trastorno de aversión sexual donde se da un rechazo intenso, persistente y recurrente de todo contacto sexual, evitando cualquier relación íntima con la pareja y no sólo el contacto genital, sino cualquier otro tipo de caricia que se interprete como preámbulo del coito.

En el caso del trastorno de falta de deseo, deseo sexual inhibido, se refiere al bajo nivel de interés sexual, en el cual una persona no comenzará ni responderá al deseo de actividad sexual en la pareja.

Dicha afección puede ser primaria (en la cual la persona nunca ha sentido mucho interés o deseo) o secundaria (en la cual la persona solía sentir deseo, pero ya no lo tiene). Puede estar relacionado con la pareja (la persona que lo padece está interesada en otras personas, pero no en su pareja) o puede ser general (la persona afectada no está interesada sexualmente en nadie).

El deseo puede verse desmoronado por muchas causas y las parejas tienden a evitar hacer frente a la situación. Por largos perìodos de tiempo se enmascara la falta de deseo atribuyéndola a causas externas tales como el estrés laboral, la crianza de los hijos, el cansancio, etc.

¿Por qué las parejas no hablan de estos temas en el momento en que estos comienzan a manifestarse?

En la gran mayoría de los casos esto se debe a que se asocia el deseo sexual al amor y a la valoración del otro. Decirle a la pareja que no se siente deseo es, muchas veces, sentido e interpretado como desamor. El silencio al respecto se sostiene en la fantasía de evitarle un dolor al otro, en no herirlo.

Deseo sexual y amor

Es importante echar luz sobre la asociación del deseo sexual con el amor. No necesariamente es válida. Una cosa no implica la otra. La pérdida del interés sexual  no conlleva sine qua non la pérdida amorosa.

Asì como no es necesario el enamoramiento para que se despierte el deseo, la falta de este último no implica desenamoramiento. El deseo sexual tiene como base el erotismo, no el amor.

Muy frecuente es encontrar parejas que han perdido el deseo sexual, pero en las cuales el amor se encuentra conservado, preservado. Lo erótico, aquello que es capaz de despertar excitación o deseo, es lo que se ha perdido.

Expertos afirman que para que lo erótico exista y se sostenga deben darse cuatro condiciones: novedad, transgresión, variedad y fantasía.

Si pensamos en una pareja que recién se inicia, tendrá potenciados estos cuatro elementos, y el deseo se generará casi espontáneamente.

Con el paso del tiempo, la rutina se instala en el vínculo de muchas parejas, y muchas parejas sienten que el deseo cambia, disminuye, se pierde, o que se transforma en ternura. Ya no habría novedad, transgresión, es probable que se hayan acostumbrado a aproximarse de la misma forma siempre, reiterando modalidades de acercamiento sin generar variedad. Y, atendiendo a la fantasìa, muchas personas piensan que si tienen que apelar a la fantasía para estimularse sexualmente implicaría la pérdida del amor y evitan fantasear.

Entonces…. ¿puede mantenerse lo erótico en una pareja que lleva determinado tiempo juntos?

Para responder esta pregunta deberíamos deconstruir la idea de que el deseo sexual cumple con los requisitos del hambre o del sueño por ejemplo. Estos últimos  no requieren una preparación especial o un aprendizaje para ser satisfechos.

En cambio, en el terreno sexual las cosas son diferentes. Si bien no se necesita un gran aprendizaje para tener relaciones sexuales, hacerlo bien es todo un arte. No es lo mismo la relación sexual a modo de descarga de la tensión fisiológica que generar un encuentro donde cada uno de los participantes conoce los tiempos del otro y los propios, los gustos particulares y se dedique al placer propio y del otro. Esto último implica trabajo, intención, dedicación, voluntad. No es espontáneo.

Aquella pareja en la que ambos coinciden en el intento de recuperarse, con actitud positiva hacia sí mismos y hacia el otro, cuidando los detalles que agradan a la pareja, que entienda que la costumbre es enemiga del erotismo, que no se angustie con la pérdida de deseo comprendiendo erróneamente que se les deterioró el amor, que siempre apunte a la comunicación, a la comprensión y al aprendizaje, podrá generar una relación con su pareja más placentera y plena, redescubriendo poco a poco la pasión.

Mas información: claureynos@hotmail.com

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