Geopolítica, Malvinas y el Pacto de Lisboa

Por Ricardo Guaglianone

Hace 22 años el  actual presidente de la Nación, en aquellos tiempos titular del club Boca Juniors y uno de los directores del poderoso grupo empresario de la familia Macri,  en una entrevista para el diario Pagina 12 contaba su posición sobre Malvinas: “recuperar las islas provocaría un fuerte déficit adicional”…»nunca entendí los temas de soberanía en un país tan grande como el nuestro…”.

Sin embargo, en el discurso que Macri pronunció el 2 de abril en la residencia de Olivos al recibir a los familiares de víctimas de la guerra afirmo: “Vamos a seguir reclamando lo que es legítimo y nos pertenece, que es la soberanía sobre las Islas».

Lo real de estas expresiones contradictorias, es la política actual sobre Malvinas, que es muy clara y revela  que el cinismo es parte esencial de la personalidad del actual presidente, ya que el tratado firmado con Inglaterra el 13 de septiembre de 2016, es la más grande entrega de soberanía y recursos naturales en la historia de nuestro país.

El tratado firmado por la entonces canciller Mancorra, reza en su contenido: “mejorar la cooperación en todos los asuntos del Atlántico Sur de interés recíproco… remover  todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo comercio, pesca, navegación e hidrocarburos…  establecer conexiones aéreas adicionales entre las Islas y terceros países, con dos escalas adicionales mensuales en territorio continental argentino…”.

A modo de concesión importante, pero que actúa como marketing y logro en el discurso oficial para ocultar este vil tratado,  los ingleses permiten la identificación de ADN de los soldados argentinos no identificados sepultados en el cementerio de Darwin.

La verdadera esencia de todo este acuerdo está reflejada  en el mensaje tradicional de fin de año de Teresa May a los habitantes ingleses del archipiélago: “la relación entre nuestros gobiernos está mejorando, pero algo nunca cambiará, la soberanía de las islas Falkland simplemente no se discute”.

Aparte de esta entrega colosal de la soberanía y de los recursos naturales, Macri y su equipo, quieren sacar a las Malvinas del imaginario social, y una de las medidas fue suplantar el mapa de las islas por un cóndor en el billete de 50 pesos, mientras  que la imagen de Eva Perón del billete de 100 pesos fue suplantada por una taruca.

Estos billetes de 50 y 100 pesos,  eran parte de la serie ““Tenemos Patria”, que la agencia especializada  Reconnaisance Internacional  reconoció por su diseño, seguridad  y la calidad de las imágenes, como lo “Mejor de la Región del Año 2015”

Otro intento de sacar de la mente de los argentinos el símbolo Malvinas, fue la publicación de mapas sin incluir a las Islas, que en tres años de gobierno sucedió 5 veces: Radio Televisión Argentina S.E y del Ministerio de Defensa  publicaron en la web, en 2016, un mapa donde las Malvinas figuran como Falklands.

A fines del 2016 y como saludo de fin de año,  el Ministerio de Desarrollo Social de Carolina Stanley publicaron un flyer donde también faltaban las islas. Otro caso fue el de la ANSES, que, para celebrar el Día del Mercosur, el 26 de marzo de 2017, publicó una foto sin incluir a las Islas.

El repudio de estos y otros casos fue tan virulento en las redes sociales, que ahora el gobierno se cuida de no hacer tan visible su renuncia a reivindicar la soberanía de Malvinas, sin entender aun, que las Islas son más que un territorio en disputa, son parte de la esencia de los argentinos y que su conformación territorial nacional con sus recursos incluidos, fue reconocida ampliamente por Naciones Unidas.

El inmenso tesoro en disputa

En un hecho por demás trascendente, en marzo de 2017  la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le reconoció a la Argentina un planteo técnico de soberanía sobre la plataforma marítima,  apoyando una presentación  realizada en 2009 que significo un fuerte respaldo en la disputa contra el Reino Unido por la soberanía de las Islas.

La Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) aceptó por consenso la presentación del anterior gobierno de Cristina Fernández, con respecto al límite exterior de su plataforma continental.

La resolución estableció que la Argentina agrandó en un 35 por ciento su plataforma marítima, es decir 1,7 millón de kilómetros cuadrados, que incluye a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur como propiedad del estado argentino.

La Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental de la ONU aceptó, por unanimidad, las recomendaciones sobre la presentación argentina y la reconoció como un leading case, al ser nuestro país el primero en usar todos los elementos permitidos por las normas vigentes, resolución que le permite a la Argentina operar en una superficie marítima reconocida internacionalmente como suya.

Con esta resolución, el país puede desarrollar minería, actividad petrolera y de recursos vivos sin ningún problema legal, ya que es un reconocimiento oficial sobre un territorio marítimo que incluye  a las Malvinas.

La superficie argentina emergida, es decir la que no está bajo el agua, es de aproximadamente 3,5 millones de kilómetros cuadrados, y lo que está bajo el mar, incluyendo las islas, es de alrededor de 4 millones de kilómetros cuadrados.

 Las razones geopolíticas

A escaso mes de haber asumido su mandato, en enero de 2016, el presidente Macri  participó del Foro Económico de Davos y mantuvo una reunión que elogió como “maravillosa” con el primer ministro británico, David Cameron, anunciando que “se avanzará en vínculos de beneficios mutuos”. De Malvinas no dijo nada.

El que si hablo, bien pragmático y letal fue el ministro Cameron, apenas unas horas después de esa reunión declaro: “las Islas  seguirán bajo soberanía del Reino Unido, los isleños quieren ser ingleses, no negociaremos soberanía”.

Las razones  de esta reafirmación de la usurpación británica, no se basa en el deseo de los isleños sino en  razones estratégicas y geopolíticas que Londres ve en las islas. Por esta razón,   la militarización de ese territorio está en constante aumento.

Según un informe  reservado,  revelado por fuentes periodísticas, la base militar de Monte Agradable  (Mount Pleasant, para Gran Bretañatiene dos pistas de aterrizaje, una de 2.590 metros  y otra de 1.525 metros,  que permiten operar a  80 aviones de combate de última generación.

Además, los británicos tienen cuatro aviones Eurofighter Typhoon, el caza bombardeo más moderno del mundo. Sólo los ejércitos de Alemania, Italia, España y Austria cuentan con este tipo de aeronaves.

Por el lado del mar,  alternan buques  de ataque con el destructor HMS Edimburg, además de poseer  buques de patrullaje, cañones de artillería de 105 milímetros y sistemas integrados de misiles y radares Rappier FSC/Dagger , cuentan con un submarino de propulsión de energía atómica y misiles crucero Tomahawk, de destrucción masiva.

En 2014, la ex presidenta Cristina Fernández denunció la militarización del Atlántico Sur, asegurando que  las Malvinas se habían convertido en una base  con un poderío militar irracional.

Si había alguna duda  que el poder militar de las islas estaba relacionado con los recursos económicos de esos territorios, la respuesta estuvo en marzo de 2015: en la  Bolsa de Valores de Londres  la empresa Rockhopper que tiene cuatro proyectos de exploración de hidrocarburos en aguas del Atlántico Sur, aumentó notablemente el valor de sus acciones, apenas se conoció el incremento de la presencia militar en las islas.

 El petróleo

En 1974 buques oceanográficos ingleses y chilenos detectaron, luego de varios años de trabajo, una enorme  plataforma petrolera en Malvinas que se extiende hasta California.

Es la misma cuenca que los brasileros han descubierto hace apenas seis años en altamar y que  están explotando con plataformas marítimas de última generación.

Los ingleses esperan sacar unos 293 millones de barriles en 25 años y hay otras tres cuencas con similares características.

El fallo de la ONU, reconociendo la nueva extensión continental de Argentina,  por primera vez  hace ilegal estas extracciones, ya que reconoce explícitamente, que todos los recursos económicos de la zona son argentinos.

Pero en el tratado de cooperación, que firmo Malcorra en 2016, les dejan las manos libres a los ingleses para llevarse estos recursos con autorización de Macri y su equipo.

Es tan grande la riqueza petrolera en el lugar, que la Falkland Oil and Gas (FOGL) en 2015 finalizó tareas de relevamiento sísmico  en las islas para empezar trabajos de perforación  asociada a la empresa norteamericana Noble Energy en una unión de empresas que incluye también a la empresa italiana Edison.

Según los informes conocidos, las empresas Noble, Edison y FOGL ya cuentan con 12.000 kilómetros cuadrados de datos sísmicos 3D de alta calidad y están optimistas por los resultados de los primeros relevamientos.

  La pesca 

Otra de las razones económicas para no negociar nada, es la riqueza ictícola que guardan las aguas que rodean las islas. La captura ilegal se calcula en 215.000 toneladas anuales.

Los kelpers y los ingleses  explotan este recurso  otorgando licencias a flotas extranjeras para que se lleve la merluza negra, el krill y otras  abundantes variedades hacia  los países de Europa y Asia.

Habitualmente hay un centenar de barcos pesqueros  en la zona de Malvinas que capturan 142.000 toneladas por año de Illex squid (Illex argentinus), conocido comúnmente como calamar, que tiene un valor de 1200 dólares los mil kilos.

Entre el 60 y el 70 por ciento de los ingresos de los isleños provienen de licencias de pesca que según el Departamento de Pesca  de las islas, en 2014 produjeron unos 40 millones de dólares de ganancias.

La Antártida

El conflicto por la soberanía de Malvinas incluye a las islas Sándwich del Sur y Georgias del Sur más su proyección de 350 millas náuticas que representa un gigantesco territorio marítimo.

La cercanía con la Antártida  se inscribe también en el nuevo Derecho del Mar reconocido por la ONU en marzo, que aumenta la extensión territorial argentina en la zona Antártica y el dominio marítimo a niveles superlativos.

 Inglaterra ya pidió a ese organismo, por proyección de millas marítimas, la propiedad de los mismos territorios antárticos que reclaman Chile y Argentina.

Por esta razón las islas son, en la práctica, una base militar de la OTAN con Estados Unidos como socio principal de Inglaterra en la guerra de Malvinas.

Esa base de la OTAN  forma parte del cerco para Sudamérica establecido por el imperio para servir de apoyo a la IV Flota norteamericana que reactivó hace unos años, la idea de controlar el Caribe, el Atlántico Sur y Pacifico Sur y la Antártida en colaboración con Europa.

Este acuerdo está plasmado en lo que se llamó el Pacto de Lisboa.

Allí se acordó que las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur son territorios de ultramar de la Unión Europea, por lo tanto, esa base de la OTAN  está inserta dentro del plan global de dominio mundial  del imperio americano junto a las principales potencias europeas.

Recuperar la soberanía en Malvinas, es sin dudas,  una misión muy difícil. Pero los avances logrados por el anterior gobierno en el plano internacional, como el reconocimiento de la propiedad de los recursos de esa zona, han quedado quebrados por el actual gobierno nacional, que con el tratado de 2016 entrego todo a Gran Bretaña y sus socios.

Y no solo Malvinas.

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