11 de agosto de 2025
del 5 de agosto, personal de la Policía de la Ciudad llevó a cabo un operativo de desalojo en un predio ferroviario de 390 metros cuadrados ubicado en Santo Tomé al 2300 y Caracas, en el barrio de Villa del Parque, cerca del límite con La Paternal. El lugar, conocido popularmente como “La Lechería”, era utilizado por cartoneros informales.
El terreno había sido cedido en 2017, mediante una autorización precaria del gobierno, a cooperativas de recuperadores urbanos formalmente registradas. El permiso habilitaba únicamente el estacionamiento de carros para tareas de recolección, prohibiendo su uso como vivienda o depósito de materiales. La autorización venció en 2022 y no fue renovada, lo que derivó en la ocupación ilegal del lugar por entre 30 y 40 cartoneros no registrados.
Algunos de los desalojados denunciaron que, durante el procedimiento, se destruyeron carretas y pertenencias personales.
Historia del predio
El espacio tiene una larga historia vinculada a actividades productivas y residenciales. A comienzos del siglo XX, en la esquina de Caracas al 2700 se instaló la Sociedad Cooperativa Lecheros Unidos, que funcionó hasta 1968. En las décadas siguientes, el edificio quedó abandonado y hacia principios de los años ’80 fue ocupado por unas 300 familias, en condiciones edilicias precarias y con riesgo de derrumbe. El asentamiento recibió el nombre de “La Lechería”.
A mediados de los 2000, en paralelo, se conformó otro asentamiento cercano denominado “La Carbonilla”, bajo el puente de la avenida San Martín y junto a las vías.
En 2008, el gobierno porteño impulsó la reubicación de las familias que vivían en “La Lechería” y demolió el edificio. El terreno fue cercado para evitar nuevas ocupaciones. Sin embargo, en 2016 surgió la preocupación vecinal ante el rumor de que el predio sería entregado a cooperativas de recuperadores urbanos, hecho que se concretó en 2017 con la cesión a las cooperativas El Álamo y RUO para estacionar sus carros. Se instalaron baños químicos, una balanza y un tinglado.
Los vecinos manifestaron su oposición, argumentando que la actividad generaba problemas en la zona. Aunque las autoridades se comprometieron a que la permanencia sería temporal, los plazos no se cumplieron, y en 2022 el uso del espacio se tornó irregular.