En la edición de nuestro periódico de febrero informamos sobre los 34 cóndores encontrados muertos en el valle de Los Molles, en Mendoza, junto a un puma, dos ovejas, un cordero y una cabra.
Los estudios determinaros que los animales murieron envenenados con carbofurán, un agroquímico de venta libre y alto nivel tóxico que sirve para combatir plagas en los cultivos y que los pobladores de la zona utilizan para matar a los animales que atacan el ganado y afectan los cultivos.
El caso de los cóndores muertos fue tratado brevemente -sin ningún tipo de debate serio -por los medios nacionales obligados por la difusión que los medios locales le dieron a un episodio muy grave, que se conoció ampliamente a través de las redes sociales.
Otro grave episodio que paso furtivamente en la consideración periodística, fue la muerte de una niña en Corrientes, el 9 de septiembre del año pasado, por comer una mandarina infectada con el agroquímico‘Furadán’ de uso prohibido por su alta toxicidad.
Se trata de un tipo de agrotóxico que no se aplica por fumigación sino directamente en la fruta «como ahuyentador de aves» y que contiene carbofuran, un poderoso pesticida que actúa por contacto directo que produjo la muerte de muchos perros en esa zona.
Ahora se conoció la información que millones de abejas murieron repentinamente en seis apiarios (conjunto de colmenas) en la zona de Traslasierra, en Córdoba, en el límite con la provincia de San Luis, por una intoxicación masiva a causa del uso de agroquímicos en los campos de la región.
En declaraciones a la agencia de noticias Data Urgente, el veterinario Matías Fernández, jefe del Senasa de Villa Dolores, aseguró que vio una gran cantidad de abejas muertas: “mucha colmena enferma y altísima mortandad”…” la hipótesis principal es la de intoxicación por fumigación y si se llega a confirmar esta hipótesis servirá para concientizar sobre el uso de agroquímicos en la agricultura”.
En declaraciones a HispanTV, otro medio alternativo, el apicultor Carlos Marano contó que “hay grandes plantaciones de soja que se fumigan y vemos insectos que van a la soja, pero como está fumigada se van a la alfalfa, se van al trébol, la abeja entonces cada vez produce menos y tenes desabejado”.
Por su parte un grupo de investigación en la Universidad de Buenos Aires, que estudian las consecuencias del uso de pesticidas en el comportamiento de las abejas determinaron que “estos insectos tiene algunas dificultades en orientarse con dosis subletales de glifosato, tiene dificultades para aprehender algunos olores florales con dosis subletales de glifosato y tiene también alguna dificultad en la dinámica del desarrollo larval”.
Las abejas son de vital importancia en el ecosistema. La polinización que aportan estos insectos asegura la biodiversidad y la drástica reducción de colmenas, podrían impactar fuertemente en la producción de alimentos.
El uso indiscriminado de agroquímicos están afectando directamente en la vida de las abejas, y las consecuencias podrían ser catastróficas para la vida en el planeta. Toda la naturaleza constituye un entrelazado de vida, son eslabones de una sola vida que convive armónicamente en sus distintas manifestaciones.
Los casos como el de Traslasierra son alarmas ante una situación que se va agravando con el corrimiento de la frontera agrícola, la tala de bosque nativo, las plantaciones de cultivos transgénicos y el abuso en la utilización de agrotoxicos.