El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó a la homosexualidad de la Clasificación Internacional de Enfermedades y la aceptó oficialmente como una variación natural de la sexualidad humana.
La idea de hacer de esta fecha un día de lucha contra la discriminación hacia el colectivo LGBTI surgió en 2004 y fue llevada adelante por la red internacional IDAHO (en inglés, International Day Against Homophobia and Biphobia). En la actualidad se reconoce en más de 130 países, 37 de los cuales todavía consideran las manifestaciones de personas homosexuales como ilegales.
El establecimiento institucional de esta fecha en los calendarios estatales e internacionales sirvió para instalarla como una jornada de denuncia y reflexión sobre la segregación que sufren los miembros del colectivo LGTBI y como una forma de actualizar la lucha por el reconocimiento de los derechos civiles.
El último informe anual de la ILGA (International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association) refleja que todavía existen 72 Estados que mantienen algún grado de criminalización hacia la orientación sexual.
A partir de 1950, la lucha contra la patologización tuvo como vanguardia a los Frentes de Liberación Homosexual que se formaron en Estados Unidos, Francia, Alemania y Argentina, proceso que llevó a que se despenalizara la homosexualidad en un gran porcentaje de países de Occidente.
En Argentina, especialmente a partir de la caída de la última dictadura cívico-militar en 1983, se generó un activismo en contra de la discriminación por orientación sexual, que se intensificó en los años noventa. En 1992 se produjo la primera marcha del Orgullo Gay Lésbico en la Ciudad de Buenos Aires.
El 9 de mayo de 2012, se sancionó en nuestro país la ley de Identidad de Género, que constituye un hito histórico no solo a nivel nacional, sino también internacional. La legislación argentina, junto con la legislación danesa, se colocaron a la vanguardia, eliminando de sus leyes la brutal patologización de las personas trans para realizar el cambio de nombre.
Antes de la ley 26.473 de Argentina, las legislaciones sobre el tema en el resto del mundo apuntaban a una visión estigmatizante de las identidades trans que ponía en manos de la institución de la medicina el poder de decidir sobre sus cuerpos y subjetividades. Previamente, la solicitud de cambio de identidad debía ser acompañada con el debido diagnóstico médico que determinara la existencia de un trastorno psicológico. Nuestra ley requiere la sola expresión de la voluntad de la persona de modificar su nombre (y toda documentación legal que le identifique) por su identidad de género autopercibida.
Como parte del Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia que se celebra cada 17 de mayo, se llevaron adelante distintas actividades para seguir reflexionando sobre la necesidad de visibilizar todas las identidades que salen de las trayectorias de vida hegemónicas, de los mandatos binarios y roles preasignados.
Fuentes: Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH-Unesco); Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), Instituto de Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de La Plata (UNLP).