Nuestras calles tienen historia: Avenida Nazca y la independencia americana

La avenida Nazca se inicia en el barrio de Flores, en el punto en que la Avenida San Pedrito cruza la Avenida Rivadavia.
Recorre un tramo de la zona norte de Flores, cruza las vías del Ferrocarril Sarmiento y luego unas cuadras  bordea la Plaza de los Periodistas.


Al cruzar la Avenida Gaona donde se encuentra el Hospital Israelita, ingresa a Villa Santa Rita, un barrio residencial de casas bajas. En el punto del cruce con la Avenida Álvarez Jonte, entra a Villa del Parque, donde cruza las vías del Ferrocarril San Martín.


Continúa en el barrio de Agronomía, pasando por inmediaciones del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo y las instalaciones del Club Comunicaciones, luego cruza las vías del Ferrocarril Urquiza y la Avenida Francisco Beiró.


Finalmente, al pasar la Avenida Salvador María del Carril se adentra en el barrio de Villa Pueyrredón; vuelve a cruzar unas vías de ferrocarril, ésta vez las de la línea Mitre ramal a José León Suárez, y termina unas cuadras más adelante en la Avenida General Paz.

La historia

Esta importante arteria recibe el nombre en recuerdo del combate o batalla de Nazca librado el 15 de octubre de 1820 por el coronel Manuel Rojas contra el coronel Quimper de las fuerzas realistas, en las llanuras de Nazca, Perú.  Don José de San Martín tuvo bajo su mando la Expedición Libertadora del Perú, la cual comprendía las fuerzas navales de Cochrane y las fuerzas terrestres de ocupación. 

Con ellas la penetración en los dominios del bastión colonial español constituyó la campaña decisiva para la emancipación del Perú, que aseguraba las de los países vecinos, que habían logrado ya su independencia: Argentina, Chile y la Gran Colombia. 

El 20 de agosto de 1820 zarpó de Valparaíso la armada de 8 buques de guerra con una dotación que sumaba 1 538 hombres; habìa 14 barcos transportaban  tropas, armamento y pertrechos y completaban la fuerza naval 11 cañoneras. El 7 de setiembre de 1820 la Escuadra Libertadora fondeaba en la bahía de Paracas, donde desembarcaron los hombres y los pertrechos. 

En el departamento de Ica, San Martín dio inicio a su campaña terrestre: envió al coronel Juan Gregorio de las Heras a apoderarse del puerto de Pisco, y a Juan Antonio Álvarez de Arenales para que, al mando de unos mil hombres se dirigiese al Callao. El jefe realista del doble cantón de Pisco (puerto y pueblo), coronel don Manuel Químper, a la vista de la escuadra libertadora había ordenado el repliegue de sus fuerzas, abandonando Pisco y dirigiéndose hacia el sur.

La estrategia de San Martin

Lo primero que hizo San Martín fue dirigirse “a los habitantes del Perú”, por medio de una proclama fechada el 8 de setiembre de 1820 en la que les anunciaba su arribo y el de la expedición libertadora.

El día 2 de octubre de 1820, San Martín se dirige al valle de Pisco, donde dispone el acantonamiento de sus fuerzas. El día 3 ordena la organización de la división de la sierra al mando de Arenales, ya de regreso del Callao, quien recibe la orden de partir con dirección a Ica el día 5, para combatir a las fuerzas realistas de Químper.

Es en el marco de esta campaña que se produce el primer histórico encuentro entre las fuerzas realistas y las libertarias: la primera batalla de la Independencia, el día 15 de octubre de 1820 dentro del pueblo de Nasca.

Según  los partes de batalla, los hechos se produjeron así:

Arenales designó y le ordena a su segundo, teniente coronel don Manuel Rojas, jefe del Estado Mayor General, compuesto de doscientos cincuenta hombres, seguir a Químper. 

El 12 de octubre, a la caída del sol, Rojas y su gente atravesaban el río de Ica, escaso de caudal, y van rumbo al sur.

Mientras tanto, el realista Químper en su fuga se detiene en Nasca para descansar sus tropas y bestias. El jefe español se ocupó primero de despachar hacia Acarí a las familias que le acompañaban,  con cien cargas de los bienes que llevaban consigo, con su tropa y caballada. Era ya el 15 de octubre, y habían transcurrido nueve días desde que evacuó sus fuerzas de la ciudad de Ica y todavía permanecía en Nasca.

Rojas, entre tanto, se aproximaba hacia su desprevenido adversario y el 15 de octubre, se presentó de súbito en las cercanías de Nasca.

La batalla

Las familias que emigraban se encontraban ya en marcha de este pueblo al de Acarí, y Químper se preparaba para marchar al día siguiente. Alguien alertó a los realistas que se aproximaban tropas armadas pero Rojas ya estaba en posición de ataque.

Las fuerzas patriotas fueron divididas en tres: una, al mando del capitán Lavalle; otra, a las órdenes de Federico Brandzen; y la tercera, a las del teniente Suárez., este último a retaguardia de la población y de los realistas, a fin de cerrarles el paso. 

Cuando tuvo bien ubicados a sus hombres, dio la voz de ataque y degüello con la banda de clarines. 

Rojas entra al poblacho a sangre y fuego; eran, más o menos, las cuatro de la tarde del día 15 de octubre.  Las fuerzas libertarias cruzan las calles del pueblo, sableando y matando; y caen sobre el núcleo de los soldados españoles quienes en pleno desorden, no alcanzan a montar ni a tomar sus armas y la batalla se convierte en fuga deshecha y atroz carnicería.

Los que logran salir del poblado, camino de Acarí, caen en manos de la infantería de Suárez. 

Apenas unos cuantos soldados de caballería, precedidos por el coronel realista logran escapar hacia el desierto de Yunga.  Rojas y su gente quedan dueños del campo. Los habitantes de Nasca celebran la victoria con toda clase de manifestaciones y agradecen a los soldados patriotas la liberación de los realistas.

Esta batalla de importancia vital para la libertad de América esta evocacada en las calles de Buenos Aires en el nombre de la Avenida Nazca.

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